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domingo, 30 de octubre de 2022

Un cuento x semana #3: Alemán


"Mi papá mató a mi mamá con un cuchillo" dicen que dije. No me acuerdo bien si lo dije así, la verdad, un poco porque estaba nervioso y otro poco porque no sé si la mató ahí mismo o se murió después, desangrada. Pero lo que dice mi tía que dice el diario que dije fue eso.

“Mi papá mató a mi mamá con un cuchillo". Esas fueron las palabras del nene de 9 años, hijo de la mujer asesinada hoy en un edificio del barrio porteño de Belgrano.

La tía dice muchas cosas, después de “lo que pasó”. Le digo “lo que pasó” a que papá apareciera en casa hace tres días, se escondiera en el hueco de la basura al lado del ascensor muy temprano, justo antes de que yo tuviera que ir a la escuela, y acuchillara a mamá. Ahora mientras la tía habla y habla sin parar de cualquier cosa menos de “lo que pasó”, me pregunto por qué tuvo que hacerlo así, conmigo ahí adelante. Por qué no espero a que yo estuviera en la escuela o no sé, en fútbol. Se ve que quería que yo lo viera. Porque mamá trabaja en casa todo el día así que si la quería matar ahí podría haber esperado a que volviera de traerme del colegio y listo, por qué quería que yo estuviera también, para qué. Había varias opciones, pienso mientras la tía habla y habla, de día, de noche, a la tarde, si casi nunca estoy en casa.

Una vecina contó que el niño "denunció a su padre" y cuando ella habló con él poco después de lo ocurrido le dijo "Mi papá mató a mi mamá con un cuchillo". La vecina vive en el segundo piso del edificio de Amenábar 1870.

También podría haberla matado en el supermercado, en la plaza, en un restaurant. Es verdad que mamá no sale mucho porque trabaja y después me tiene que cuidar a mí y eso lo hace todo en casa. A veces cena con las amigas pero no tiene muchas porque es de Alemania y las amigas se las dejó allá, dice. O decía. Las que tiene, o tenía, acá son todas las madres de mis compañeros de colegio: Sandra, la mamá de Fede; Marcela, la mamá de Lucas y Araceli, que tiene los trillizos pero no van todos conmigo. El que iba conmigo repitió, pero son amigas igual. La tía habla con ellas ahora por teléfono. Dice que van a venir a verme. Espero que traigan gaseosa porque la tía dice que la gaseosa engorda y ella está a dieta y no me quiso comprar cuando le pedí. Mamá me compraba gaseosa solo los viernes.

La víctima es una mujer identificada como Elke Yvars Beck, una ciudadana alemana de 50 años que esta mañana fue asesinada a puñaladas por su marido, Claudio López Rossi, abogado y profesor de historia en varios colegios de la Ciudad de Buenos Aires.

Sandra, Marcela y Araceli también dicen que yo dije eso que dice el diario que dije: “Mi papá mató a mi mamá con un cuchillo”. Yo la verdad no me acuerdo, sí me acuerdo que estaba el portero del edificio baldeando la vereda, la de la verdulería de enfrente armando el negocio y un señor que caminaba con la bolsa de la compra vacía, porque era muy temprano y todavía no había abierto nada. Me acuerdo que salí corriendo y que le dije algo a todos ellos, pero sinceramente las palabras exactas no, no sé cuáles fueron.

“El acontecimiento fue adelante del nene, el nene vio todo lo que pasó", relató Alicia esta mañana en declaraciones al canal C5N, y recordó que ella "estaba en el séptimo piso" cuando escuchó "gritos".

Dice Sandra que cómo estoy, le digo que bien, pienso que más que nada porque trajeron gaseosa y sanguchitos, porque después es verdad que bien no estoy, quiero decir, a lo sumo más o menos. Marcela pregunta si dormí. Sí, dormir dormí, creo que dormí como doce horas seguidas. Soñé con mamá y me desperté todo transpirado. Me da un poco de miedo que todos los sueños ahora sean con ella, pero no me queda otro remedio que soñar, si quiero dormir. Espero no soñar mucho con papá, eso sí, porque me asustaría bastante verlo.

“Voy al balcón y veo a este nene haciendo gestos (en la vereda), bajo y me encuentro con este episodio", agregó la mujer en referencia a que el chico "bajó solo y pidió ayuda". Alicia aseguró que al llegar a la planta baja se acercó al hijo de la víctima y que, luego de abrazarlo, éste le dijo: "Mi papá mató a mi mamá y yo no sé si mi mamá vive".

Araceli dice que los trillizos me mandan saludos. Le digo gracias y pienso en la escuela. Qué irán a decirme cuando vuelva. Porque tendré que volver, me imagino, aunque capaz la tía prefiere que me vaya a Alemania con ella. Dice algo más en alemán cada vez que me dice eso. Dice algo así como “Ya vas a ver cómo te gusta Berlín”, que en alemán suena como: duwirstsehenwiedirBerlingefälltlike. No sé alemán, eso me preocupa un poco, pero es verdad que es mejor si me voy con ella, porque allá nadie va a saber. No habrá Sandras, Marcelas, Aracelis, ni trillizos. No habrá diarios que digan que dije "Mi papá mató a mi mamá con un cuchillo".

Según lo que se pudo reconstruir hasta el momento, López Rossi habría atacado a la víctima sin mediar palabra, con guantes de jardinero para no dejar huellas dactilares y con un cuchillo que él mismo llevó hasta la escena del crimen, informaron fuentes policiales.

Sandra se va y dice que cualquier cosa la llame. Marcela se va y dice que la directora le avisó que no hay problema con que falte una semana entera, o dos. Araceli se va y dice que los trillizos me van a pasar la tarea por mail. El problema es que mi mochila quedó en casa y ahora en lo de la tía no tengo los libros, les digo, así que por más que los trillizos me hagan el favor no voy a poder hacer mucho sin los textos. La tía dice que quiso ir a buscar mis cosas a mi casa pero que la policía no la dejó. Que primero el abogado tiene que solicitar al juzgado una orden para eso. Que mientras tanto mire la tele y no me preocupe.

Las pesquisas indicaron que López Rossi había discutido más temprano por teléfono con la mujer porque ella no le permitía ver a su hijo, luego de lo cual aparentemente decidió ir hasta su domicilio para matarla.

La tele la miro, pero preocuparme me preocupo igual porque en la tele también dicen que yo dije "Mi papá mató a mi mamá con un cuchillo" y no sé si fue exactamente así como lo dije, pero bueno. La tía dice que sí, que lo dije así, y que no me acuerdo porque tengo algo que se llama “estrespostraumático”. Que voy a ir a ver a una doctora, también me dijo, que me va a sacar eso del “estrespostraumático” y que voy a poder dormir sin soñar con mamá. Lo que espero es que la doctora me cure pero que no me saque lo de soñar con mamá, porque me gustaría aunque sea volver a verla ahí, ya que no la voy a volver a ver nunca más. Y que si nos mudamos con la tía a Berlín allá también pueda soñar con ella. Y que en los sueños no hable en alemán hasta que yo aprenda. Soñar en alemán se dice Klang.

Femicidio en Belgrano: "Mi papá mató a mi mamá con un cuchillo", dijo el hijo de la víctima – Diario La Nación - 15/12/15

martes, 25 de octubre de 2022

Columna de Cine&Series #10: Estreno de "El Suplente" y repaso de la filmografía de Diego Lerman



Se estrenó la semana pasada la película "El suplente", en la que Juan Minujin interpreta a un profesor de secundario en un barrio carenciado de la ciudad de Buenos Aires y cosechó buenas críticas en el circuito de festivales. Repasamos otras creaciones del prestigioso director argentino Diego Lerman disponibles para ver online.

El suplente (2022) - En cartelera

 
 
Lucio es profesor en la carrera de Letras de la prestigiosa Universidad de Buenos Aires. La vida académica, sin embargo, ya no lo motiva: quiere llevar su conocimiento donde pueda hacer una diferencia, como enseñar literatura en un barrio de la periferia de una zona marginal del conurbano bonaerense. Lucio deberá apelar a todo su ingenio para sacar adelante sus clases y al mismo tiempo, cruzará todo tipo de límites morales y prejuicios sociales para intentar salvar a Dylan, su alumno favorito, quien es perseguido por un grupo narco en busca de venganza.

Una especie de familia (2017)

 
 
Malena es una doctora de 38 años, de clase media, de Buenos Aires. Una tarde recibe la llamada del Dr. Costas, quien le informa que debe viajar inmediatamente al norte del país: el bebé que ella estaba esperando está a punto de nacer. De manera inesperada, Malena emprende un viaje incierto, lleno de encrucijadas, enfrentándose a todo tipo de obstáculos legales y morales que la harán preguntarse constantemente hasta dónde está dispuesta a llegar. 

Refugiado (2014)

Matías y Laura su madre, se ven obligados a abandonar precipitadamente su casa tras la enésima reacción violenta de su padre. Matías tiene 7 años y Laura está embarazada, pero no tienen más remedio que deambular en busca de un lugar donde puedan sentirse protegidos y amparados. 

La mirada invisible (2010) 


Argentina, 1982. En tiempos de dictadura y represión, María Teresa trabaja como preceptora en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Un día, persiguiendo un vago olor a tabaco, se esconde en los baños de los chicos para sorprender a los que fuman y llevarlos ante el director. Poco a poco esto se convierte un hábito oscuramente excitante. Nada pasa inadvertido a su mirada: la mirada del carcelero, del amo... o de la perversidad. No es de la violación de las reglas, sino de su aplicación a ultranza, de donde surgirá una visión distorsionada de la realidad.

sábado, 22 de octubre de 2022

WikiAssange: Cinco películas para entender las múltiples aristas del caso Julian Assange

Para JacobinLat (Versión papel)

En junio de 2022 la ministra del interior del Reino Unido Priti Patel aprobó la extradición de Julian Assange a Estados Unidos, donde afronta 175 años de cárcel por publicar información confidencial sobre las vejaciones a los derechos humanos cometidas por el gobierno norteamericano en las guerras de Irak y Afganistán desde el ya mítico sitio Wikileaks. Esta decisión viene a reavivar un conflicto que ya lleva más de una década y genera una controversia internacional como pocos otros casos.   

Assange está preso en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh en Reino Unido, a la que llegó luego de su expulsión de la embajada de Ecuador en 2019, donde residió como asilado político por intermediación del ex juez español Baltazar Garzón y el visto bueno de Rafael Correa. En 2019, ya enemistado con Correa, Lenin Moreno tomó la decisión de dejarlo a su suerte, alegando que se trataba de un espía común y corriente y que había destrozado las instalaciones de la embajada. Pero este cambio de suerte puede entenderse a la luz de que ese año Wikileaks había hecho pública una investigación por sospecha de corrupción contra Moreno conocida como los “INA Papers”.

El fin del asilo dejó al periodista australiano a la buena de las autoridades británicas, quienes lo mantienen recluido desde entonces en una cárcel de alta seguridad por haber violado normas de libertad condicional que se le impusieron en 2010 por cargos de abuso sexual en Suecia que se han retirado. Sobre los cargos en Estados Unidos, pesan sobre él 18 delitos, de los cuales 17 se enmarcan en la Ley de Espionaje de 1917.

Finalmente, hace unas semanas el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador explicitó ante la prensa que México estaría dispuesto a otorgar asilo político a Assange, mientras que la mujer del periodista, la abogada Stella Moris, que forma parte de su equipo legal y conoció a Assange en la embajada, empezó una gira internacional por medios de izquierda y asociaciones políticas para evitar que se lo extradite. Según ella, en caso de que se lleve a cabo el traslado el futuro de su marido sería la muerte, ya sea por suicidio o por cadena perpetua.  

Con todo, el Affaire Assange no deja de ser una usina de discusiones sobre los límites del imperialismo en la democracia occidental, pero también ilumina sobre el complejo entramado de la información en la era digital. Para entender más sobre el tema, recomendamos cinco películas.


1) Risk (Laura Poitras, 2016)

Filmada durante seis años siguiendo a Assange en su derrotero desde 2010, esta película es el fin de la “Trilogía de la guerra” de la mano de la documentalista ganadora del Óscar Laura Poitras, quien recibió varias amenazas por este y otros trabajos y fue incluida en listas negras de la Casa Blanca y Hollywood. Su serie de filmes denuncia las violaciones a los derechos humanos cometidos por el ejército de Estados Unidos en Irak y Afganistán, incluye retratos de la vida de los iraquíes bajo ocupación estadounidense y recibió numerosos galardones en todo el mundo. En este caso, lejos intentar generar un busto idealizado del personaje/mito Assange, la propia voz en off de la creadora aborda lo que ella llama “las contradicciones de un hombre poco normal” y sirve para entender el mundo privado de Assange desde una mirada anti-belicista. También incluye los asuntos personales que se le cruzaron a Poitras durante el rodaje, inlcuido las denuncias de abuso sexual por parte de uno de los miembros del equipo de Wikileaks con el que ella tuvo una relación y que terminará renunciando al equipo.

2) Underground, la historia de Julian Assange (Robert Connolly, 2012)

Basada en un libro firmado por Assange y su compañera de aventuras informáticas Suelette Dreyfus en 1997, esta película australiana cuenta los orígenes del periodista como hacker y activista en su país natal, junto con un grupo de amigos universitarios que se meten en todo tipo de problemas en los albores de internet. Aquí se muestra la infancia y adolescencia de Assange, que con su hermano y su madre vivió escondido por años y tuvo que mudarse muchas veces tratando de huir de su padrastro violento. Como es una ficción, la película también sigue a el detective que trata de capturar a Assange cuando él y sus secuaces ya han accedido a varias computadoras pertenecientes a una universidad, una compañía de telecomunicaciones y otras organizaciones para detectar errores de seguridad y quebrar sus sistemas. Esto le vale a Assange cargos en Australia de los que se libró con una multa pero siguen siendo el bautismo de fuego para el activista, profeta en su propia tierra desde su más tierna infancia.

3) We Steal Secrets: The Story of WikiLeaks (Alex Gibney, 2013)

Contrariada desde el título por el colectivo Wikileaks en su web (“Nosotros no robamos, a nosotros nos llega información y solo la publicamos”), este documental dirigido por el ganador del Oscar en 2007 es la versión más oficial del affaire Assange pero no por eso deja de ser controversial. En ella se relata el origen del hacker en Australia pero también la creación y crecimiento de Wikileaks desde su creación en los dos mil. Hace eje además en el derrotero personal, militar y político de  Chelsea Manning (antes de su cambio de genero Bradley Manning), la soldado que filtra los cables de la CIA más explosivos en 2010 que llevan al hacker y su web a la fama.

4) El juez y el rebelde (Clara López Rubio & Juan Pancorbo, 2017)

Esta película española sigue los pasos de Assange desde que en 2012 el ex-juez español Baltazar Garzón decidiera representarlo. Se puede ver en detalle aquí las negociaciones que llevaron al asilo en la embajada ecuatoriana y las gestiones para que la ONU emitiera un dictamen condenando la persecución inglesa sobre el periodista australiano. Con un tono a mitad de camino entre alegato por la libertad de expresión y diario de trabajo de un equipo jurídico logra retratar de manera efectiva la cotidianidad del entorno de Assange en la embajada y sus estrategias legales.

5) Citizenfour (Laura Poitras, 2014)

Mientras seguía a Assange por cielo y tierra para el documental sobre él que estrenaría recién en 2016, en enero de 2013 Laura Poitras comenzó a recibir correos electrónicos cifrados firmados por un tal "Citizenfour" que le aseguraba tener pruebas de los programas de vigilancia ilegales dirigidos por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en colaboración con otras agencias de inteligencia en todo el mundo. Era Edward Snowden, quien finalmente contactó con Wikileaks para que lo ayudara a recibir asilo político en Rusia. Ganador del Oscar, este documental muestra la potencia de los llamados “whistleblower” (soplones) de los cuales Assange y su web se nutren continuamente y cada tanto desestabilizan la agenda internacional con más o menos éxito real frente al panóptico poder del imperio. Sirve para entender el calado global que tiene Wikileaks como plataforma de expresión de todos aquellos que quieran develar secretos confidenciales pero también como un partido político extra territorial que cuida a los suyos.

Un cuento x semana #2: Brushing

El cajero automático del Banco Santander Río de la Av. Santa Fe y Scalabrini Ortiz de la ciudad de Buenos Aires, república Argentina, tiene dos puertas de entrada, ambas vidriadas. Solo una de ellas se mueve. La otra queda quieta, sosteniendo la trasparencia de las transacciones que se desarrollan allí. Cuenta con dos aparatos de última tecnología, una lectora magnética para que los usuarios pasen por allí su tarjeta y activen el ingreso y dos cámaras de video que registran los movimientos en su interior. Por un complicado entramado sindical que enfrentó durante meses a los trabajadores bancarios con los de la industria de la imagen y sonido solo quedaba funcionando una de las cámaras, que apuntaba a un cajero. La puerta de salida quedaba así desprovista de cobertura legal en caso de robos o incidentes, dado que no habría prueba material para sostener denuncias.

Nada de todo esto estaba en la mente de la Sra. Monterini cuando, apurada por la lluvia y el inminente cumpleaños de su sobrina nieta Mercedes, para quien no había comprado ningún regalo, entró al cajero a las 8:23 PM del sábado 5 de septiembre de 2011. La Sra. Monterini lucía un impecable tailleur color rosa pastel hecho a medida, una blusa de seda adquirida en Italia en uno de sus numerosos viajes y zapatos de una conocida casa de calzado para damas del barrio de Recoleta. De su bolso Hérmes original pendían unas borlas de cuero que había comprado recientemente como un adorno que pensó sería moderno y dentro del bolso sólo llevaba una agenda pocket, una billetera marca Lázaro y sus medicamentos, dado que a los 67 años la Sra. Monterini debía ya tomar pastillas para la hipertensión, la arritmia y los triglicéridos. Impecable, su atuendo e coronaba con un reciente brushing.

De las cuatro cuentas bancarias que poseía, había dos que eran corrientes en dólares y dos cajas de ahorros en pesos. De la última negociación de divorcio de la que había sido parte había heredado solamente una chequera para asuntos urgentes y algunos plazos fijos, pero sus cuentas se mantenían casi igual que en su época de soltera. Cuando logró deshacerse de su primer marido, él le heredó dos pisos en Av. Libertador que tenía en alquiler y un tiempo compartido en Saint Marteen, al que no solía ir porque prefería intercambiarlo con su hermana Carmen, que gustaba más de los climas caribeños. Si le consultaban específicamente, ella prefería la montaña con su aridez, lejos de las olas del mar y los peligros marinos que intuía diversos y todos igual de truculentos (mantas rayas, aguas vivas y tiburones). Las temporadas que había pasado en Punta Del Este con sus hijos pequeños daban fe de accidentes por el estilo y la alejaban de las costas.

Con cuatro tarjetas en su billetera, la Sra. Monterini usó la que primero encontró para pasar por el dispositivo magnético de la puerta del cajero, pero alterada como estaba por la invitación a último momento que su sobrina Pilar le había hecho para el cumpleaños de Mercedes, no se percató de que de las cuatro tarjetas que solía utilizar para transacciones bancarias, esa era la de la cuenta para la prepaga de los chicos y prefería mantenerla intacta hasta mediados de mes, para que se hicieran los débitos automáticos respectivos. Mientras maniobraba para encontrar la tarjeta correspondiente a sus gastos cotidianos, pensó que ya sería hora que sus hijos (de 25 y 32 años) tuvieran suficiente solvencia para pagarse su propia prepaga, pero descartó ese pensamiento por demasiado reflexivo para el accionar pragmático que estaba por acometer. En el momento que logró encontrar el plástico en la billetera escuchó la puerta del cajero abrirse.

Carla Sosa podía ser cualquier cosa menos despistada, pero esa semana, con el atraso de su menstruación bajo sospecha de embarazo y los tres paros consecutivos de transporte que había tenido que sortear para llegar de su casa al trabajo, podía permitirse algunas licencias. Ese fue el motivo por el que olvidó sacar plata a la mañana de su cajón de siempre para comprar la cena. Ese y la discusión con su actual novio sobre el futuro del bebé en caso de que el embarazo fuera un hecho consumado. Carla y Ramiro salían hacía apenas unos meses y él se las había apañado para lograr sortear la discusión del “qué somos” y “a dónde va esto” con una maestría digna de un prestidigitador callejero. Pero un bebé iba a ser imposible de surfear así que le puso los puntos a Carla de la forma menos políticamente correcta del mundo y tuvieron una discusión que la dejó atónita todo el día, al punto que no solo se olvidó de sacar dinero de su casa sino que también llegó tarde al trabajo y falló en varias de sus llamadas. Trabajar en un call center era para ella demasiada exigencia para un día como ese. En una jornada normal, atendía de 100 a 200 llamados de España, Colombia y Venezuela, lo que le daba tiempo para apenas dos breaks de 10 minutos para fumarse un cigarrillo, contactar con su único hijo y chequear que hubiera almorzado y hecho la tarea. Sabía que no era el mejor ambiente en el que estaba criando al Tito, solo en la gran ciudad, pero otra opción no le quedaba. Desde que había llegado del interior, embarazada de su padrastro, todos habían sido desafíos. Instalarse, parir, conseguir trabajo. Pero Carla no se detenía por nada ni nadie. Trabajaba seis horas y estudiaba otras seis. Tarde o temprano sería Licenciada en Administración de Empresas y podría progresar, mandar al Tito a una escuela privada, pagarle clases de inglés particular. Para cuando entró al cajero daban las 8:26 PM.

La Sra. Monterini efectuó su transacción con precisión quirúrgica. Retiró 12000 pesos de su caja más abultada, calculando gastar aproximadamente unos 5000 en el regalo de Mercedes y 2000 en el taxi que la llevaría de regreso a su casa. El resto estaría destinado a sus actividades dominicales: ir al shopping, comprarse alguna cosita, adquirir el libro que recomendaban en el suplemento cultural del diario que había leído esa mañana, almorzar leyéndolo y volver a su casa en taxi. A su lado Carla comenzaba a presionar botones. La Sra. Monterini sólo registró un perfume ácido y barato que venía del cajero contiguo al suyo y una sombra de pelo mal teñido con raíces y lógicamente sin ningún brushing. Cuando terminó, dio media vuelta y encaró para la puerta.

Allí sucedió algo extraño. El picaporte que solía ser fácilmente maniobrable estaba trabado y giraba en falso. Se podía mover pero eso no generaba ningún efecto sobre la pesada puerta de vidrio que lo sostenía. Tras intentar un par de veces de forma sutil, la Sra. Monterini hizo fuerza hacia adentro y hacia afuera, sin éxito. Su respiración comenzó a agitarse. A sus espaldas Carla efectuaba su transacción sin percibir la catástrofe que se avecinaba. Mientras tanto la Sra. Monterini profirió un pequeño gritito: “Está trabado”. Pero lo hizo para ella misma, dado que no tenía la más mínima intención de interactuar con nadie, apurada como estaba por el cumpleaños de Mercedes. El tiempo que tardó en repetir automática e infructuosamente la operación que debería abrir la puerta sin lograrlo fue el que le llevó a Carla realizar su transacción. Retiró 2500 pesos, mil para comprarse un Evatest, 1000 para la cena de esa noche (milanesas con puré) y 500 pesos para darle a Tito en el club al día siguiente. Ir al club era importante para él porque al ser hijo único necesitaba situaciones donde socializar, pensó Carla cuando calculó el monto para sacar y notó que además de la cuota del club gastaba unos dos mil pesos al mes en el asunto. En eso estaba cuando escuchó un gritito quieto, pero no le dio importancia.

Ni bien entendieron su situación compartida, Carla y la Sra. Monterini socializaron su desesperación y buscaron salidas a la crisis. Lo primero que hicieron fue golpear el vidrio y esperar que algún transeúnte se apiadara de su encierro, pero fue en vano. A nadie le interesaba la situación. Pensaron luego en llamar con sus teléfonos celulares a la atención al cliente de la empresa de cajeros, pero durante el día sábado solo atendía una operadora no humana que registraba hurtos o pérdidas. Luego optaron por comunicarse con el 911, que les informó que si no había riesgo de vida la operación tardaría de 45 minutos a una hora. La noche del sábado estaba arruinada. La Sra. Monterini nunca llegaría al cumpleaños de Mercedes y Carla debería confiar que su hijo se prepararía su propia cena. Ambas hicieron las correspondientes llamadas telefónicas para avisar sobre su situación y decidieron sentarse contra el vidrio de la puerta, de espaldas a la calle, a la espera de la llegada del móvil policial que habría de sacarlas de su penuria.

A la Sra. Monterini Carla le pareció lisa y llanamente “una grasa”, con su jean barato de liquidación, una campera viejísima y el perfume ácido que juraba para sus adentros no olvidaría nunca. A Carla la Sra. Monterini le pareció “una concheta” y eso fue todo. Se quedaron sentadas una al lado de la otra sin permitir que sus prejuicios las llevaran a socializar mucho más. Supieron de la vida de la otra lo que la otra dejó entrever en sus llamados. Sobrina, hijo, fiesta, club.

No habían pasado más de veinte minutos de espera por el patrullero de la emergencia cuando notaron que había un bulto que se movía en una esquina del cajero, tapado con diarios. Ninguna de las dos lo había percibido cuando llegó, mucho menos su movimiento que ambas habrían jurado inexistente hasta ese punto. Aterradas, ambas se acurrucaron sobre la otra en una esquina opuesta del cajero ¿Sería un perro? ¿Una rata gigante? No. Lo que vieron salir de ahí fue a Mirta Olmos, que había pasado los últimos 14 años de su vida viviendo en la calle y que logró, tras negociar drogas y prostitutas con el comisario de la zona, que la dejaran dormir en el cajero. Mientras que no molestara a los usuarios, le habían dicho.

Qué día raro, pensó Mirta, mientras se desperezó y contempló a las dos damiselas en apuros. La cámara que funcionaba daba al cajero y no a la puerta donde estaban las mujeres sentadas, presas del pánico.

Mirta salió de su cobertor de papel y harapos y miró fijo a ambas mujeres. Pensó que la vieja sería más dócil pero la joven más tierna. Miró la cámara que funcionaba y la que no. Calculó sus movimientos. Notó que el olor que emanaba fruncía las narices de ambas clientas, tiró una carcajada larga, mostrando la falta de dientes. Las mujeres comenzaron a gritar.

Luego de estrangularlas, Mirta las tomó de los pies y las llevó para su rincón. Las tapó con diarios y un colchón. Estaba exultante. Tendría comida por meses. A los treinta y dos minutos llegó el patrullero. El policía abrió la puerta con su tarjeta y no notó nada fuera de lo común. Había un perfume rancio y un bulto en el rincón.

martes, 18 de octubre de 2022

Columna de Cine&Series #9: "The Bear" y otras gastroseries de culto

 

A raíz de que se estrena en Argentina "The Bear", que está cosechando buenas críticas por su estructura, guión y actuaciones, recomendamos otras gastroseries que tienen a la comida y a los chefs como eje principal. 

The Bear (Christopher Storer, 2022) - Star + 


Pasta Grannies ( Vicky Bennison, 2018) - Youtube 

Somebody feeds Phil (John Bedolis & Philip Rosenthal, 2018) -  Netflix

 Anthony Bourdain: No reservations (2005 - 2012) - Apple TV / Prime Video



sábado, 15 de octubre de 2022

Un cuento x semana #1: Viernes 19hs

El cartel en el ascensor estaba escrito en letras de molde con fibrón grueso y rojo pero Susana tuvo que ajustarse los anteojos para enfocar. Recién cuando lo leyó por tercera vez, lo creyó posible y sonrió. “Viernes 19hs: Reunión de consorcio por el fantasma”. Lo que no estaba especificado era dónde sería el cónclave, pero asumió que como todos esos tediosos episodios, se llevarían adelante en la casa de la rubia del tercero que tenía el living más grande del edificio y estaba decorado también a lo grande, casi como si quisiera habilitarlo para festejar cumpleaños de quince y casamientos. Era lunes. Susana intuyó que durante la semana el cartel sufriría algunas anotaciones risueñas dado lo exótico del anuncio y la edad del pavo de muchos de sus vecinos, que hacían del ascensor una sala de grafitis como si sus padres nunca les hubieran dicho que no había que escribir cada pared que veían a su paso. Esa cadena de razonamiento llevó a Susana directamente a pensar en su nieto, Francisco, que vivía en ese edificio pero que no le dirigía la palabra, y en cómo era cada vez más difícil comunicarse con las generaciones siguientes a la de ella. Acto seguido recordó que en la época que tenía la edad de Francisco no había habido ningún adulto preocupado por comunicarse con ella y dejó los pensamientos para más tarde, cuando volviera de hacer su caminata diaria de tres vueltas manzana.

La rubia del tercero se llamaba Ana María Demisópulos y tenía, como estimaba Susana, un gusto horrendo para la decoración de interiores. En su casa las cortinas salmón convivían con sillones de cuero anaranjados y almohadones de piel en animal print. A todo eso había que agregarle la cuota de brillo que daban los adornos patinados con betún de judea para imitar bronce que encandilaban al visitante y los chillidos de sus dos cachorros de la raza de moda. Digno exponente de Puerto Madero, la familia de Ana María había comprado varios departamentos para que se instalaran en ellos todos sus miembros. En el quinto vivía el hermano de Ana María, Josecito Demisópulos, con su cuñada Munchi. En el cuarto y sexto habitaban los dos hijos con sus parejas, Romina y Walter por un lado y Joaquín y Lola por otro. Los Demisópulos en pleno se juntaban cada domingo en el tercero, porque poseía el comedor más amplio.

Cuando vio el aviso, Ana María se sintió en primer lugar satisfecha por ver materializadas sus gestiones frente a la administración pero además muy inteligente por no haber dejado que los realizadores del cartel pusieran el domicilio de la reunión, dado que tenía pánico a que se le apareciera el fantasma en su casa. Era martes cuando vio el letrero y supuso que en los días siguientes habría de sufrir diferentes vandalismos por parte de las proto personas con las que compartía edificio y en especial de la vieja loca del segundo, que siempre se las apañaba para discutirle todo lo que podía en las reuniones de consorcio y había presentado especial oposición a que se hiciera una tertulia por el tema del espíritu, ya que a ella era a la que más había atacado y temía que tomara represalias contra su propiedad.

La vieja loca del segundo vio recién el cartel el miércoles. Esto le hizo suponer que el fantasma lo había visto antes que ella, lo que le generó inmediatamente una descompensación de azúcar en sangre que la llevó directo a la sala de emergencias. Rosario Aldomaya, como se llamaba, estaba más vieja de lo que ella misma quería admitir y por eso decidió hacerle caso a su profesor de yoga. “Hay que elegir las batallas”, le había dicho un joven atlético que la visitaba tres veces por semana en su piso.  Así fue que decidió que no iba a contradecir la iniciativa de sus vecinos pero en esta ocasión enviaría a una de sus empleadas a la reunión para que se la vieran con el fantasma, dado que ella guardaría reposo. Sabía además que todos se encargarían de endilgarle el espíritu a ella, ya que había enviudado recientemente. Esa terrible circunstancia sumada a sus reiteradas quejas por ruidos molestos que nadie más escuchaba eran óbice, decía, para que cayeran sobre su persona un cúmulo de insensatas acusaciones de brujería. Como buena católica, la Sra. Aldomaya no creía en apariciones ni nada ajeno a la gracia del Señor, pero sí había experimentado ciertas “presencias” desde que su marido había fallecido. Sus hijos y otros parientes habían considerado que era parte natural de su duelo hasta que vieron las grabaciones de la cámara de seguridad que les proporcionaron en el consorcio. En ellas se veía a Rosario en camisón corriendo con un palo de escoba hacia la nada por el pasillo del edificio, apagando un incendio inexistente con un matafuego en el deck de la pileta y rompiendo los espejos del palier con un martillo. Todos los incidentes habían sido endilgados a la endeble salud mental de la Sra. Aldomaya, hasta que varios miembros de la familia Demisópulos experimentaron extrañas coincidencias que comenzaron a relacionar con presencias espirituales.

Primero a todos se les había cortado el agua durante una semana, sin que esto afectara al resto de los vecinos. Luego habían aparecido rotas sus colecciones de vajilla fina y finalmente la caldera central había enloquecido y elevado su temperatura al máximo sólo en los departamentos de la familia, haciendo imposible caminar sobre la loza radiante sin calzado especial durante breves lapsos de 20 minutos todos los días. Los Demisópulos asumieron que había alguien o algo que estaba jugando con ellos y decidieron unir sus fuerzas con los dueños del resto de los departamentos del edificio, los Pérez Goitía, para echar de una vez a la vieja loca de Aldomaya, a presunción de su esquizofrenia reciente.

Los Pérez Goitía ocupaban los pisos primero, segundo y séptimo del inmueble. Tenían más dinero del que podían gastar en cinco generaciones así que como se llevaban a las patadas habían decidido ocupar cada uno de ellos un piso. En el primero vivía la madre, en el segundo el padre y en el séptimo los tres hijos adolescentes, al mando de un batallón de niñeras sobrecalificadas para el puesto que hacían las veces de psicólogas, nutricionistas y guías espirituales de los tres jóvenes que, abandonados a la suerte que da el dinero, crecían sin contención alguna y eran depositarios de todo tipo de prejuicios por parte de los vecinos que no eran  de su familia y del peor de los desapegos por parte de los vecinos que sí lo eran. Francisco, Ludmila y Jeremías vivían así una suerte de fantasía hollywoodense sin límites ni reglas que los llenaba de odio y resentimiento para con todo aquel que viviera una vida normal plagada de límites y reglas.

Cuando empezaron a suceder cosas extrañas en el complejo fueron los primeros sospechosos, hasta que las acusaciones comenzaron a cruzarse, dado que a ellos también los acosaba el espíritu maligno. Solo que en el caso de los retoños, lo maligno pasaba por benigno y las apariciones eran insólitas pero felices. El primer episodio fue la llegada a su departamento un sábado por la noche de una joven actriz de moda y diez de sus amigas, que aducían que habían sido contratadas para una fiesta privada. Luego comenzaron a aparecer de manera inexplicable fans en la puerta del edificio que pedían que los hermanos Perez Goitía las recibieran como si se tratara de estrellas de rock. Finalmente, estaban los desayunos. Todos los sábados, los hermanos se despertaban con olor a bizcochuelo recién hecho, producto de las bendiciones del fantasma que lograba que llegara a ellos, vía empresa de desayunos, un ejemplar diferente de los más ricos manjares de la pastelería. Cuando consultaban a la firma, el encargo se había hecho de forma anónima y el pago estaba cargado en la extensión internacional de la tarjeta Visa que nunca usaban. Tras reiterados pedidos de cancelación, la empresa seguía enviando sus productos porque aducía que ya estaban pagados por adelantado y temía una denuncia de defensa del consumidor. Los hermanos vieron el cartel de la reunión el jueves. Se consultaron si irían los tres o sólo alguno de ellos dado que la asistencia implicaba conversar con sus progenitores, a quienes hacía meses que no veían. Decidieron que irían los tres para apoyarse mutuamente en el caso de que hubiera algún altercado.

El viernes a las 19hs todos los propietarios se hicieron presentes en el departamento de Ana María Demisópulos. Su cuñada Munchi había conseguido un juego de Ouija que todos tomaron a risa. Los Pérez Goitia padre llevaron dos whiskys importados y los Pérez Goitia hijos unos macarons descongelados del conteiner de confitería fina que tenían en su freezer. De manera ágil se pasó de las palabras cordiales a los reclamos y las discusiones. Primero se expresó la necesidad de que la Sra. Aldomaya estuviera presente. Su empleada dijo que Rosario había sufrido una descompensación y necesitaba reposo. Se barajó la posibilidad de ir a hacer la reunión en su lecho pero se descartó por una moción de orden del Sr. Pérez Goitia, que adujo que había perdido a su madre unos meses atrás y que no podía acercarse mucho a mujeres convalecientes. Se enumeraron luego los últimos episodios relacionados con el espíritu. 1) La población de peces en la pileta. 2) El persistente olor a incienso en todos los palieres. 3) La insistencia del ascensor en parar solo en los pisos pares. 4) Las continúas apariciones de los bomberos sin que nadie los llamara. 5) La relocalización automática, aleatoria y arbitraria de los canales de la grilla del cable.

Susana vio como todo se desarrollaba sin emitir opinión. Pensaba que ese grupo de gente por un lado la conocía y por otro lado la ignoraba. Ella sabía también sus más íntimos secretos pero no conversaba con ninguno. Sentada en una punta de la sala, apoyada sobre lo que estimó un horrible espejo con marco dorado en el salón de fiesta del tercer piso, emitió un suspiro hondo de cansancio que culminó con un gritito seco. Solo su nieto Francisco por fin pareció escucharla, pues miró en su dirección.

-Ya está bien, abuela, me rindo –protestó al aire el mayor de los Pérez Goitia.

En el cotolengo Demisópulos se hizo un silencio sepulcral. El padre Pérez Goitia, recientemente huérfano de madre y sin hablarse con sus hijos por meses, rompió en llanto al escuchar a su primogénito nombrar a la difunta Susana.

-¿Qué decís, Francisco? –exclamó la madre Pérez Goitia, avergonzada por dos al  ver a su marido llorando  frente a casi desconocidos y a su hijo hablándole a la nada.

-El fantasma es la abuela, mamá, que nos extraña – dijo Francisco.

-¿Seguís tomando tu medicación vos? –preguntó la madre Pérez Goitia.

Francisco no respondió la pregunta y mientras su padre seguía llorando de forma desconsolada se abalanzó hacia el espejo. Ante la mirada atónita de todo el edificio agarró el marco patinado con betún de Judea y se lo puso bajo el brazo.

-Vamos –le dijo a sus  hermanos- nos mudamos esta misma semana a la casa de la abuela. Yo también la extraño.

viernes, 14 de octubre de 2022

Columna de Cine&Series #8: La mítica "Casablanca" cumple 80 años y repasamos sus curiosidades

A partir del re-estreno del clásico drama romántico dirigido por Michael Curtiz,  protagonizado por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart, repasamos algunas curiosidades de su producción y estreno para celebrar los 80 años que el filme cumplirá a fines de noviembre próximo.

Casablanca - (Michael Curtis, 1942) 

 

Sueños de un seductor -  (Woody Allen, 1972) 


Cuando Harry conoció a Sally - (Rob Reiner, 1989)


 

martes, 4 de octubre de 2022

Columna de Cine&Series #7: Polémica por "Blonde" sobre la ¿vida? de Marilyn Monroe

Se estrenó en Netflix esta adaptación de la novela de Joyce Carol Oates sobre la vida de Marilyn Monroe y generó polémica entre críticos, asociaciones políticas y el mundo del entretenimiento en general. Por eso indagamos en filmes que sí son intentos de retratar la vida de la actriz desde el punto de vista documental.

"Blonde"  (Andrew Dominik, 2022)


Sobre la vida de Marilyn: "Love, Marilyn" (Liz Garbus, 2012) 


Sobre la muerte de Marilyn: "El misterio de Marilyn Monroe" (Emma Cooper, 2022)


 EXTRA: Libro: "Blonde" Joyce Carol Oates, 2000