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sábado, 28 de noviembre de 2020

¿Para qué sirven las series sobre violencia de género? Spoiler Alert: Para nada

Para Cámara Cívica

Durante 2019 y 2020 las plataformas y canales de televisión no pararon de producir contenido vinculado a la violencia contra las mujeres y lejos de ser feminista, este fenómeno no supone una modificación de las pautas conservadoras del universo simbólico televisivo tradicional.

 En los últimos dos años más de una decena de productos audiovisuales basaron su trama en situaciones de violencia de género, lo que evidencia que se trata de un tema recurrente en la cartera de las productoras y las plataformas a nivel mundial. De manera casi sincronizada y desde países tan disímiles en su agenda política como Suecia, Reino Unido, España o Chile llegan voces de creadores que muestran tanto el punto de vista de las víctimas de abuso (I may destroy you, BBC, 2020), como la organización criminal de los abusadores (La Jauría, Movistar, 2020) o al impacto político que tienen en el entramado social (The Loudest Voice, Showtime, 2019) los crímenes de violación, abuso sexual, abuso de poder masculino o asesinato femicida.

 El siguiente análisis de lo que subyace en este aparente “boom” problematiza las implicancias del fenómeno en la conducta de los espectadores, indaga en las manifestaciones paradójicamente anti-feministas del asunto y finalmente, deja ver la ausencia de imaginarios que saquen a la mujer de su rol de víctima del patriarcado y la empodere de forma real.

 1)  ¿Qué vemos cuando vemos violencia?: El peligro del efecto mimético

Ya es conocida la polémica en torno al aumento de tasa de suicidio de jóvenes adolescentes en Estados Unidos tras la emisión de “Por 13 razones”, la serie producida por Netflix en la que una joven se suicida tras un sufrir abuso sexual. En este sentido, hay consenso entre los psicólogos en que la televisión, junto con las redes sociales, tiene un impacto masivo pero a la vez incontrolable en la conducta de los espectadores. Lo que queda claro es que, si la ficción crea imaginarios verosímiles (o “da ideas”), un elevado consumo de ficciones vinculadas a la violencia contra las mujeres, aun cuando la “castiga” a través de una trama en la que “al final pierden los malos”, podría devenir en un efecto imitación en aquellos que las consumen.

Son también numerosos los estudios que señalan que a mayor índice de visibilización en las noticias sobre femicidios, aumenta directamente su ejecución entre la población que consume esas noticias. A la vez, análisis ya clásicos de la teoría de la comunicación explicitan que, si la violencia es retratada en medios de forma demasiado realista o se utiliza el humor en su tratamiento, se genera un efecto imitación entre la población. En palabras de la profesora de periodismo Milagros Pérez Oliva: “Para aquellas personas en las que se ha instalado ya la idea de matar, saber que se ha producido otro crimen le puede llevar a pensar que su caso no es tan anormal, ni su propósito tan abyecto, pues a otros les ocurre lo mismo y reaccionan igual”. Cabe entonces preguntarse si los guionistas, productores y directores de estas series tuvieron asesoramiento profesional para que sus guiones no produzcan en los espectadores un aumento de violencia hacia las mujeres o si podría repetirse lo que sucedió con “Por 13 razones” pero con violaciones o femicidios.

 2) ¿Qué vemos cuando vemos violencia contra las mujeres?: El Purplewashing y Hollywood

El concepto “PurpleWashing” remite a la utilización del feminismo como herramienta de blanqueo o “lavada de cara” para prácticas que no son necesariamente positivas para el colectivo que el feminismo procura defender. Evaluando esta avalancha de series sobre abuso y violaciones a mujeres, lo que a priori se consideraría como la cristalización en el plano artístico de una necesidad social válida como puede ser visibilización de los crímenes cometidos contra mujeres, también podría analizarse como una estrategia del establishment televisivo de “pasar página” tras una escalada de denuncias de trabajadoras del cine y la televisión contra grandes figuras masculinas de la industria. Así, la abultada producción de ficciones aparentemente feministas, que podrían considerarse de ese modo porque enarbolan la bandera de la denuncia al presentar abusos o violaciones como temática y que se pueden colgar cucardas progresistas por “visibilizar” un flagelo que ha sido silenciado durante décadas, también pueden funcionar como parte de una maniobra para revitalizar a un Hollywood cada vez más desprestigiado a raíz los mediáticos casos de Harvey Weinstein, Kevin Speacy o el presentador de noticias de la NBC acusado también por el #MeToo, Matt Lauer (en el que se inspira The Morning Show, Apple TV, 2020).

 3) ¿Qué vemos cuando vemos mujeres como víctimas?: En busca de un verdadero empoderamiento en la ficción sobre mujeres

“No hago películas ambientadas en la actualidad porque los personajes femeninos casi siempre son violados", dijo hace apenas dos años la actriz inglesa Keira Knightley a la revista Variety. Sus declaraciones pueden ser consideradas como un termómetro prematuro de esta ola de ficciones sobre violaciones y abusos a mujeres, pero también sirven para evaluar el rol de ellas en los imaginarios contemporáneos. Que una serie sea sobre una mujer víctima de violación o abuso no quiere decir necesariamente que se manifieste allí un empoderamiento femenino y casi podría representar todo lo contrario, ya que al posicionarla en términos argumentales como víctima, el rol dramático de la mujer queda entonces subordinado al del personaje masculino que abusa de ella. En ese sentido, es significativo precisar que en los últimos años las productoras de contenido buscan desesperadamente guiones que tengan “Personajes femeninos empoderados”, pero a la vez cabría cuestionar en qué consiste de verdad ese tan buscado empoderamiento. Para eso es de utilidad esclarecedora el famoso “Test de Bechdel”, creado por la guionista Alison Bechdel en 1980 como método efectivo para evaluar la brecha de género en las obras de ficción audiovisual. El test consta de apenas tres criterios y sigue siendo muy eficiente, ya que explicita que para que una película no sea considerada desequilibrada en términos de género tienen que cumplirse en ella las siguientes reglas: 1) Aparecen al menos dos personajes mujeres con nombre propio 2) las cuales hablan entre ellas, 3) sobre algo que no sea un hombre.

Huelga decir que en ninguna de las series producidas en estos dos años con un argumento en torno a la violencia contra las mujeres el tema de conversación entre sus protagonistas puede ser otro que el referido al binomio abusada-abusador, por lo que, paradójicamente, los personajes femeninos nunca pueden salir del tópico del cine más tradicional de dos-mujeres-hablando-sobre-un-hombre, aunque en este caso él represente al “malo” de la historia, y no pasan el test. Queda claro entonces que más que empoderar a las mujeres, este tipo de ficciones continúa reproduciendo una estructura patriarcal de dominación simbólica, en el que las mujeres siguen sin ser dueñas de su propio destino, pues apenas sirven para sobrevivir a los estragos del abuso y, en el mejor de los casos, lo más interesante que puede sucederles, en función de este imaginario, es que su abusador sea encarcelado.

Con todo, es evidente entonces que estas series no deben ser consideradas expresiones inocentes de una “nueva ola feminista” en los medios audiovisuales, sino herramientas de doble filo para un colectivo que si bien es cada vez más fuerte y combativo, sigue teniendo que luchar a diario para hacer respetar y cumplir sus derechos. Desde la ficción, constructora permanente de mundos posibles, urge la creación de un universo simbólico en el que las mujeres puedan desplegar su potencial creativo sin miedo, censura o violencia y donde puedan ser, de verdad, poderosas.

Series analizadas:

No ficción:
2020- Asquerosamente rico - Netflix - US
2019- Examen de conciencia - Netflix - España
2019- Bikram: Yogui, Guru, depredador- Netflix - US

2019 - El caso Alcàsser – Netflix - España


Ficción
2020-The morning show - AppleTV-US
2020-Unbelievable - Netflix - US
2020-I may destroy you - BBC- UK
2020-La jauría- Movistar - Chile

2020- Mentiras – Atresmedia – España
2019-Heder – Bigster- Suecia
2019-Delhi Crime - Netflix- India
2019- The Loudest Voice - Showtime- US
2019- Force of Habit- Tuffi Films– Finlandia

Bibliografía:

DONNERSTEIN, E. (1998): “¿Qué tipos de violencia hay en los medios de comunicación? El contenido de la televisión en los Estados Unidos”, en SANMARTÍN, J; GRISOLÍA, J. y GRISOLÍA, S. (Eds.) (1998):
Violencia, televisión y cine. Barcelona, Ariel.

GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, S. (2012).  “La representación de la violencia en las series juveniles españolas”. En: GUARINOS, V. RUIZ, M.J. (Eds) I Congreso Internacional de la Red Iberoamericana de Narrativas Audiovisuales (Red INAV). Universidad de Sevilla, Secretariado de Recursos Audiovisuales y Nuevas Tecnologías.

lunes, 9 de noviembre de 2020

3 series para entender por qué casi gana Trump

Con el ajustado margen de las elecciones presidenciales de la semana pasada Donald Trump volvió a dejar claro que Estados Unidos es un país de bipartidismo extremo y voto conservador. Pero para aquellos desprevenidos que observan con estupor que 71 millones de norteamericanos hayan vuelto a elegir a semejante personaje como líder por otros cuatro años, la ficción televisiva contemporánea puede otorgar algunas claves útiles a la hora de esbozar un intento de explicación del ADN retrógrado de las mayorías yankees.

Seleccionamos tres series de muy buena calidad que además de entretener, educan sobre el conflicto social del país americano, que como explicó Noam Chomsky hace poco, está al borde permanente de la guerra civil.
De la mano de una de las guionistas de Mad Men y con la maravillosa Cate Blanchett como protagonista, Mrs. America es un drama biográfico que narra la historia de la conservadora Phyllis Schlafly, una abogada republicana que se opuso a la instalación nacional de la enmienda de igualdad de derechos en la década del 70. Más allá del fresco didáctico que pinta de la escena de la 3era ola feminista norteamericana, la serie permite entender cómo el conservadurismo yankee tiene en las mujeres del midwest un batallón de infantería inclaudicable cuando se trata de defender lo indefendible, incluso si va contra sus propios derechos. La nota de color es que Schlafly escribió, antes de morir, en 2016, un libro alabando a Trump.


La conjura contra América (HBO, 2020)

Última creación del laureado David Simon (The Wire, 2002), que se ganó con el halago de Pablo Iglesias por esta serie un par de rounds con el fascismo vernáculo en Twitter, esta ucronía está basada en el best-seller de Phillip Roth y plantea un escenario en el que, en 1940, el famoso héroe americano de la aviación (y simpatizante nazi) Charles Lindbergh gana la presidencia frente a Roosevelt. Total: Estados Unidos no entra a la 2da Guerra Mundial, establece un pacto con Hitler y se desencadena una diatriba totalitaria puertas adentro de sus fronteras. Por si no queda clara la analogía entre el fascismo y el trumpismo, Simon explicitó que HBO se esforzó para lanzarla antes de las elecciones y así usarla como herramienta contra los conservadores.
Está más que claro que una de las armas más potentes que ha tenido Trump para dar la batalla cultural pre-elecciones en 2016 y este año ha sido la cadena informativa conservadora Fox News. Esta miniserie retrata en 7 capítulos el origen y auge de la señal, de la mano de su creador, Roger Ailes, amigo confeso de Donald. Con Russell Crowe, Naomi Watts y Sienna Miller en los papeles protagónicos, recorre la biografía del periodista, asesor y consultor republicano y deja ver también los casos de abuso sexual de los que se lo acusó públicamente, ya retratados en la película Bombshell (Roach, 2019).