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miércoles, 24 de diciembre de 2014

ChacaPeaks: Orsai

Para Diario Cuatro Palabras


Está temblando. Sí. No sabe por qué pero está temblando. Solo, en el vestuario del club. Desnudo, debajo de la ducha. Solo y desnudo tiembla, mirando la junta de los azulejos. Solo y desnudo tiembla, el que hace temblar a los demás. Solo y desnudo tiembla, el imponente y temerario Santiaguito Ramírez, hijo menor del patrón del pueblo. Que con 18 años ya había demostrado su hombría más de una vez en los bailes, en la cancha, donde fuera. Que con solo 18 años era respetado por todos y todas. Que con apenas 18 años ya decía lo que había que hacer y lo que no en su curso, su colegio y su barrio. Y ahí está, el terror de los niños y las señoras: solo, desnudo y temblando, sin saber por qué.

No es miedo. El no puede tener miedo. No se permitiría nunca que un Ramírez tuviera miedo. Los hombres como su abuelo, su padre, su tío o sus hermanos no temían, no temblaban, no dudaban nunca. Hacían lo que tenían que hacer. Hacían lo que sabían que tenían que hacer: mandar. Por algo eran todos policías. Por algo él también sería policía. ¿O acaso podía ser otra cosa? No. Los Ramírez eran policías, machos y héroes. Eran necesarios. Qué sería del mundo sin los Ramírez. Hombres valientes, convencidos, determinados, sin miedo. Mientras tanto, sigue temblando.

No es frío. Ya en diciembre uno se puede bañar tranquilo. Así que suponiendo que el agua estuviera helada tampoco es por eso. Acaba de jugar un partido, tiene el cuerpo todavía caliente. Quizás el choque entre el calor de su piel y el frío del agua hace que los músculos sufran algún espasmo, quizás es la desnudez, quizás es el viento que entra por la ventanita del vestuario. Mientras tanto, sigue temblando.

Te-marcaron-pibe-ya-está-viajás-en-febrero. 8 palabras. 38 letras. 16 vocales. 22 consonantes. 3 verbos. Santiago Ramírez jugaría para River Plate. No solo se iría de Chacabuco, sino que no sería policía. Y mejor: no tendría que seguir soportando los golpes de su padre, las corruptelas de toda su familia, los abusos de sus hermanos con las mujeres del pueblo.

Pero entonces debía explicarle al Sargento Ramírez que no sería el hijo que él quería. Que no haría lo que se esperaba, no seguiría el legado, no atemorizaría a nadie. Imposible. No había forma. Sabía todo. Había lavado ya muchísimos trapitos. Tenía demasiada información, guardaba demasiados secretos. Su padre jamás autorizaría que se fuera. Y ahí entendió: a lo único que le tiene miedo un Ramírez es a otro Ramírez. Mientras tanto, sigue temblando.



Columna de cine


Comentamos las declaraciones de Lucrecia Cardoso tras un año al frente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y adelantamos algunos estrenos argentinos en verano:

martes, 23 de diciembre de 2014

Libros para regalar en Navidad (II)

Para Notas - Con Pedro Perucca  

Está claro que una de las preguntas que ha atormentado a la humanidad en los últimos siglos es: ¿Qué regalar en Navidad? Pero también está claro, por lo menos de Gutemberg para acá, que la respuesta infalible es: libros.
Convencidos de ello desde Notas preparamos una serie de sugerencias de libros para regalar, organizados en seis categorías. Donde las tres de la entrega anterior apuntaban más al ámbito familiar, las  tres actuales se van al tomatal. Hoy recomendamos libros para regalarle a novio/a, amigo/a que pretendo que se dé cuenta de que lo/a quiero más de la cuenta  y pareja que me gustaría que se dé cuenta de que lo/a quiero dejar.
Insistimos con que si algún/a lector/a desea alguna recomendación específica no tiene más que preguntar y el consejo de redacción se reunirá en plenario de urgencia para aportar alguna sugerencia.

Libros para regalarle a novio/a:
electrónicaElectrónica, Enzo Maqueira
Interzona
Maqueira, graduado en comunicación social, conoce íntimamente el mundillo académico y sus alrededores y puede burlarse de él de forma letal. La “gran novela de la clase media porteña, semi culta y universitaria”, como supo definirla Washington Cucurto. Música, drogas, amor, frustraciones, amigos, sexo, miedos y relaciones humanas complicadas. “Dos opciones: una de telenovela mexicana y otra de putita intelectual. O la calma de vivir al lado de alguien o que sea lo que dios quiera”.
Merca, Loyds
Alto Pogo
Una primera novela notable del escritor conocido como Loyds. Johnny lo odia todo. El rock nacional, trabajar, los cumpleaños y casamientos, las llamadas no identificadas. Odio y merca. Mientras no para de tomar y de tomar, se pasea por restaurantes, bares y discotecas chetas de Buenos Aires sin dejar de criticar todo lo que ve en un monólogo devastador. “El eterno problema de un ambiente de gente bien: todos se ríen de cualquier pelotudez y siguen hablando uno encima del otro, como si cada uno fuese lo más importante del universo”.
Memoria de los ritos paralelos,  Miguel Grinberg
Caja Negra
Los diarios que componen este libro, tipeados por las noches con una máquina de escribir prestada que el autor debía devolver cada mañana, transcriben sus vivencias proféticas durante una estadía en el bohemio Greenwich Village de 1964: largas jornadas de errancia, lecturas en vivo, manifestaciones públicas, acaloradas discusiones sobre cine y literatura, los Beatles y Bob Dylan, una borrachera en casa de LeRoi Jones y una polémica con Allen Ginsberg sobre el rol de los intelectuales en tiempos de ebullición política. “Un festival constante; ritos paralelos que inspiraron mis sueños desde y hacia el corazón de la creación”.

Libros para regalarle a amigo/a que pretendo que se dé cuenta de que me gusta más de la cuenta:
Corazones desatados, Jorge Fernández Díaz
Sudamericana
Una editora periodística conoce a un pintor que imita a Rembrandt y vive con él una pasión desbordante. Descubre que los diarios no hablan de lo que verdaderamente importa, ni la Historia se mueve por el dinero o la política sino por el corazón y el sexo. Entonces le encarga a Fernández, veterano cronista de cien batallas, la peligrosa tarea de narrar veinte historias de amor de gente común. El deseo, los celos, el despertar de la sensualidad, el engaño, la euforia de sentirse otro, la clandestinidad, la adicción al amor y la desesperación con el motor de estas historias de corazones desatados.

porno nuestroPorno nuestro. Historias de sexo y cine, Alejandra Cukar/Daniela Pasik
Marea
Publicada dentro de la colección Ficciones Reales, dirigida por Cristian Alarcón, Porno nuestro se mete en la industria pornográfica argentina: directores, actrices, actores y un submundo desconocido para la mayoría. Las autoras, conscientes de que la tecnología le ha quitado clandestinidad al porno al ponerlo al alcance de cada computadora o celular, saben describirlo sin ese velo de misterio y sordidez que pudo caracterizarlo en otras épocas. “Es natural. Cojer y querer mostrar. Estar caliente y querer ver. ¿Cuándo fue que se puso tanto velo en el medio?”

Kerés Cojer? = Guan tu Fak?, Alejandro Lopez
Interzona
El chat entre Vanessa (travesti en Buenos Aires que quiere viajar a California) y su prima Ruth (prófuga en un caso por sustracción de menores, denunciado por Telenoche Investiga) va configurando una especie de policial de los márgenes de la gran ciudad, donde son normales la prostitución, la droga, los asesinatos y hasta el tráfico de menores. “No sabews boluda soy famosa. Uuuuuuu. sali en el diario boluda. todo mal. aora estoy asi porque fuera pero ai todo mal.yo en otromomentolo q quieras pero yo ya me estoy yendoñ y no es el momento para tener qilombo con nadie. pelotuda allanaron el minero y con todas adentro, no un qilombo”.

Libros para pareja que espero se dé cuenta de que lo/a quiero dejar:
 
tuya 
Tuya, Claudia Piñeiro 
Alfaguara  
Un corazón dibujado con rouge, cruzado por un ‘te quiero’ y firmado ‘Tuya’ le revela a Inés que su marido la engaña. Lo que sigue a continuación no sólo es un policial vertiginoso y atrapante, sino un retrato implacable de la vida familiar de la clase media. Claudia Piñeiro capta con genialidad los tonos de las voces de la sociedad argentina. Y entre ellas la de un ama de casa dispuesta a todo con tal de conservar su matrimonio y las buenas apariencias. “Yo siempre tapo todos los silencios, cubro los baches cuando una conversación no está bien armadita. Es como un don que tengo”.

Soy lo que soy. Mujeres y hombres que rompieron el molde, Sandra Mihanovich
Sudamericana
Recorrido por la vida y obra de hombres y mujeres que “rompieron en molde” y gritaron “soy lo que soy”: Federico Moura, Fernando Peña, María Elena Walsh, Leonardo Favio, Manuel Puig, Marta Minujín, Palito Ortega, Marilina Ross, Gato Dumas, Néstor Perlongher, Luis Alberto Spinetta, Alejandra Pizarnik, Luca Prodan, y Charly García. Sandra Mihanovich presenta vida, obra y legado de catorce mujeres y hombres que se animaron a más. Personalidades que trascendieron los mandatos de su época, permitiéndose ser incorrectas.

Bajar es lo peor, Mariana Enríquez
Galerna
Publicada originalmente en 1995, cuando la autora tenía apenas 21 años, Bajar es lo peor es una verdadera novela de terror gótico, ambientada en una Buenos Aires por momentos vampiresca, marcada por la noche, los excesos y la desesperanza de los años 90. Sus protagonistas son Facundo, un ángel caído (una suerte de Adonis con una belleza sobrenatural) y Narval, adicto a la cocaína y acosado por alucinaciones macabras. “Narval no contestó; el tiro de merca le había endurecido las mandíbulas. Pero besó apasionadamente a Facundo en la boca, mientras él, divertido, observaba de reojo cómo los espiaba el taxista por el espejo”.

Libros para regalar en Navidad (I)

Para Notas - Con Pedro Perucca 

Está claro que una de las preguntas que ha atormentado a la humanidad en los últimos siglos es: ¿Qué regalar en Navidad? Pero también está claro, por lo menos de Gutemberg para acá, que la respuesta infalible es: libros.
Convencidos de ello desde Notas preparamos una serie de sugerencias de libros de autores argentinos para regalar a la familia.
Si quienes lean desean alguna recomendación específica no tienen más que preguntar y el consejo de redacción se reunirá en plenario de urgencia para aportar alguna sugerencia.

Libros para regalarle a mamá:

Doquier, Angélica Gorodischer.
Emecé
Distancia de rescateUna historia de misterios en el siglo XVIII en alguna ciudad portuaria sudamericana (que podría o no ser Rosario, ciudad natal de la autora). Una falsa novela histórica con perspectiva de género. Intrigas en una ciudad “perezosa, ladrona, malhablada, tendida junto a un río monstruoso” donde hay un narrador de sexo incierto que conoce los poderes de las hierbas y mira noche a noche las estrellas. “Allá ante mis ojos la vida, toda la vida de una ciudad, del mundo, eso, se agitaba por doquier”.

Partida de nacimiento, Virginia Cosin
(Argentina honoraria. Nacida en Venezuela pero afincada en Bs. As. desde los 5 años)
Editorial Entropía
Una narración construida sobre las grietas que van conformando el paisaje de una pérdida. Las ausencias no agotan el discurso de su protagonista, una mujer recién separada y madre de una niña pequeña. Los vacíos cohabitan con la irrupción de lo cotidiano, con la diversidad, la ternura y el humor de lo constante, de lo permanente. “Todos conversan con alguien. Ella, en cambio, está sola. Guarda su voz. Nadie la ve. Nadie la escucha. Durante un rato, juega a ser invisible”.

Distancia de rescate, Samanta Schweblin.
Random House
Sus primeros libros de cuentos -El núcleo del disturbio (2002) y Pájaros en la boca (2009)- fueron multipremiados y traducidos a diversos idiomas. Distancia de rescate es una extraordinaria primera novela. Historias de madres e hijos pequeños en un campo argentino que ha mutado de escenario bucólico a pesadilla agrotóxica. “Hay algo de mutua fascinación entre nosotras, y en contraste, breves lapsos de repulsión, puedo sentirlos en situaciones muy precisas”.

Libros para regalarle a papá:

La vida que pensamos, Eduardo Sacheri.
Alfaguara
Cuentos cortos de fútbol, algunos inéditos y otros ya publicados en diversos medios, entre los que se cuentan los ya clásicos ‘Esperándolo a Tito’ o ‘Me van a tener que disculpar’. Historias de personas comunes y corrientes que a través de su relación con el fútbol franquean la entrada a “mundos íntimos en los que se juegan asuntos mucho más definitivos”. El fútbol, así, se convierte en “un escenario, o un telón de fondo, de las cosas esenciales que señalan y definen todas las vidas”.

hacete hombreHacete hombre. Historia personal de la masculinidad, Gonzalo Garcés.
Marea Editorial
En tiempos en que el lugar del varón está cada vez menos claro, en que lo que vinculaba al “ser hombre” con la valentía o la responsabilidad masculina, es válido preguntarse: ¿Qué es ser hombre, hoy? Garcés reflexiona con humor sobre el lugar del varón, los avances del feminismo y la relación con el padre. “Un viernes, me acuerdo, te tocaba buscarme por el colegio. No apareciste. Yo tenía ocho años. Me quedé esperando. Al final el portero te llamó por teléfono; te habías olvidado. Cuando llegaste, una hora después, protesté que tenía frío y hambre. Más me habría valido cerrar la boca”.

Glosa, Juan José Saer.
Seix Barral
Recuerdo de la mañana del 23 de octubre de 1961 en que Ángel Leto baja del colectivo y decide caminar las 21 cuadras que van desde bulevar y San Martín hasta el Parque Sur, de la ciudad de Santa Fe. Cuando se encuentra con el Matemático hablan del cumpleaños de Jorge Washington Noriega, al cual ninguno de los dos asistió. En un momento se sumará el gran Carlos Tomatis, un personaje recurrente del universo saeriano. Inteligencia peripatética en una de las mejores novelas del más grande escritor argentino de los últimos tiempos. “Por más esfuerzos que se hagan siempre habrá entre el propio ser y las cosas un divorcio sutil del que, por razones oscuras, el propio ser se cree culpable”.

Libro para regalarle a hijo/a, niño/a:
Flores de las mil y una noches, adaptación de Daniel Link y dibujos de Julián Gatto.
Planta Editora.
Más allá de GeloHermosa literatura ilustrada para niños que reúne historias adaptadas de Las mil y una noches. Recomendado para niños a partir de 9 años que se animen a acompañar a Schehrezade en su memorable lucha para salvarse gracias a un mágico encadenamiento de historias que dura mil y una noches. “Esta es la historia de la valiente Scheherezade, que arriesgó su vida noche tras noche para saciar el hambre de relatos del rey Schahriar y para aplacar su sed de venganza”.

La saga de los confines, Liliana Bodoc.
Suma de letras
Los Días del Venado, Los Días de la Sombra y Los Días del Fuego componen esta saga épica fantástica que transcurre en un mundo imaginario (aunque innegablemente latinoamericano) llamado Las Tierras Fértiles. Los pueblos locales deben enfrentar a las huestes invasoras del perverso Misáianes. “Entonces, las horas de las Criaturas pasaban lentas, los Brujos de la Tierra recorrían las montañas Maduinas buscando hierbas salutíferas, y todavía resultaba sencillo ver a los lulus, en las largas noches de las islas del sur, bailando alrededor de sus colas”.

Más allá de Gelo, H. G. Oesterheld.
Planeta
Compilación de relatos de ciencia ficción de Héctor Germán Oesterheld realizada por Mariano Chinelli y Martín Hadis. El libro abarca una gama muy amplia dentro de la ciencia ficción: del lirismo filosófico de “El diosero” al disloque del “Inocente Maquiavelo”, de la humanidad de “Dos muertes”, a la aventura de “Paria espacial” y el suspenso de “Paraíso”. “En algún lugar de los vastos arenales de Marte hay un cristal muy pequeño y muy extraño. Si alzas el cristal y miras a través de él, verás el hueso detrás de tu ojo, y más adentro luces que se encienden y se apagan, luces enfermas que no consiguen arder, son tus pensamientos”.

ChacaPeaks: Big Bang





-Sí, ya sé cómo es: lo que pasó es que chocaron los planetas.

-No, tarado,  no había planetas antes del Big Bang, lo que pasó es que se crearon los planetas.

-Bueno, tampoco me tenés que decir así.

-¿Así cómo?

-Tarado.

-Sos un sensiblero, Fede, terminala, te vas a llevar geografía, te estoy explicando y vos paveás.

-¿Hacés algo mañana?

-Sí, estudiar con vos las placas tectónicas.

-¿Vas a venir otra vez a tomar la merienda?

-Pero claro, si nos falta placas, husos horarios y repasar Big Bang.

-Lo del Big Bang ya lo sé, es que chocaron los planetas.

-Tarado. 


Laurita era todo, pero todo. No solo lo ayudaba con la tarea durante el año sino que después lo preparaba para diciembre. Un poco por eso se llevaba la mayor cantidad de materias posibles. Chamuyo, por eso y porque prefería leer cosas que no fueran de la escuela. Chamuyo, porque prefería leer cosas que no fueran de la escuela y por las revistas. Chamuyo, básicamente se llevaba todo para ver a Laurita en vacaciones. Es que ella era, ella era. Cómo explicarlo. Era mala, ella. Lo mandoneaba. Le decía vení, andá, completá esto, repasá lo otro. Le gustaba un poco que le dijera lo que tenía que hacer, la verdad. Hasta le gustaba que le dijera tarado. Porque un poco tarado, convengamos, era. Pero bancá, tampoco muuuuucho más tarado que el resto de sus compañeros. Excepto Ramírez, ese sí que era un imbécil. Salvo por él todos eran bastante aburridos, así que en los recreos prefería leer. No escribía ahí porque sabía que lo iban a gastar. Pero leer sí, escondido atrás del gomero del patio. Por eso le decían que era puto. Bah, lo decía Ramírez, en realidad. Pero así se pasaba los recreos: leía y pensaba en Laurita. En Laurita y en las revistas. Laurita, los planetas y las revistas. En eso estaba cuando la chica de quinto se le acercó y le dio la invitación para la fiesta de egresados. Gol. Laurita, los planetas, las revistas, la fiesta. Laurita, los planetas, la fiesta, el baile, gol. Laurita, la fiesta, el baile, la cintura, el beso, gol. Laurita, todos los planetas y gol. Dale Fede, dejá de pavear, invitá a Laurita a salir de una vez, cerrale el upite al imbécil de Ramírez. 


-Bueno entonces placas terminamos, mañana no vengo, tengo que ir de Coca.

-¿Quién es Coca?

-¿Cómo quién es? La prima de la Rosa, la modista.

-Ah, ni idea, ¿Para qué?

-Me voy a hacer algo para la fiesta

-¿Vas a ir?

-Obvio, nadie en el mundo se perdería esa fiesta.

-Vas  ir con Ramírez ¿no?

-¿Cómo sabés?

-Tengo más imaginación de la que parece.

-Tarado.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Columna de cultura

Para Llevalo Puesto

Segunda entrega del especial libros para navidad, esta vez de autores internacionales (salvo uno que bueno, es diciembre, quieranme así).


miércoles, 17 de diciembre de 2014

Columna de cine

Para La Buena Mesa

Con motivo de pensar en los regalos para Navidad revisamos algunas novedades editoriales vincualadas al cine

Además: Para descargar gratis "Cine de terror en Argentina"


lunes, 15 de diciembre de 2014

ChacaPeaks: Buzón


No siento nada. Nada. Quisiera sentir algo pero no puedo. No sé qué es lo que debería sentir, tampoco. No sé qué se espera de mí,  qué se entiende por amor, amor a los hijos, amor a la familia, amor a mi marido, no entiendo, mamá, qué se espera que haga con este bebé, qué sé yo de instinto materno. Si ya estaba, ya era vieja, abuela casi, qué hago ahora cambiando pañales. No voy a tener la leche, no voy a tener la energía para estar sin dormir, ni la fuerza para alzarlo. Nada, no voy a tener nada. 

Si había algo que Marta detestaba era que Ricardo le escribiera cartas a su madre muerta. Tenía contabilizadas en una bolsita escondida en el mueble del baño exactamente ochenta y dos cartas desde que Doña Estela había fallecido. Año tras año la bolsita crecía sin prisa ni pausa, junto con la ira de Marta. 

No sé cómo me metí en esto, no sé como Ricardo puede soportarme, no sé cómo alguien puede soportarme, no sé por qué mis hijos hacen lo que hacen, a veces creo que son hijos de otro, a veces creo que todos somos más hijos de los otros que de nuestros propios padres, si nunca los entendemos, si nunca los terminamos de conocer, si nunca les decimos la verdad. Para qué otra vez esto, otra vez lo mismo no, no, no puedo. 

Marta odiaba a su suegra, como debe ser. La odiaba viva y la odiaba muerta. Odiaba que los canelones le salieran impecables, que sus hijos la quisieran más que a ella, que siempre tuviera razón en todo. Odiaba que Ricardo la nombrara a diario desde que la enterraron. Odiaba esa ausencia presente, ese contorno de cadáver en la escena del crimen. 

Y después empieza a caminar, a romper todo, a hablar. Hay que llevarlo al jardín, van a estar todas las mamás jóvenes y yo, la vieja desubicada. No sé, no sé cómo hacer para sostener este buzón, sostener esta mentira, no tiene sentido, vieja, tengo que perderlo, no voy a poder. 

Pero esa tarde, mientras Ricardo estaba en el trabajo, Fede en la escuela y la tormenta impedía que fuera a hacer las compras para la cena, Marta también lo hizo. Marta también jugó a la ouija, se conectó con sus muertos, necesitó decir la verdad. Si puedes no escribir, dice el refrán, no escribas. 

Qué hago ahora, cómo sigo con esto, cómo tolero este miedo, este pánico, esta mentira. Qué hago si me sale el nene con problemas porque se me dio por tener un amorío con Pancho a esta edad. Qué hago si Ricardo ve que no es parecido a él, si Pancho se da cuenta que es suyo, mamá, qué tengo que hacer, viejita, por favor, explicame.

jueves, 11 de diciembre de 2014

martes, 9 de diciembre de 2014

Columna de cine

Para La Buena Mesa

A partir del estreno de "Chef" repasamos algunas nuevas tendencias en cine gastronómico y seleccionamos nuestras películas favoritas vinculadas a la comida. Bon Apetit!

ChacaPeaks: La reina de la flor

Para Diario Cuatro Palabras

Y bueno señora, están treinta y dos pesos, qué quiere que haga, los jazmines vienen directo de Escobar, hay que tenerlos en heladera pero no se pueden congelar, después para mantenerlos bien se les tiene que poner un spray especial, no demasiado porque se queman, es un trabajo delicado, señora, los lleva o no.

Julieta estaba especialmente fastidiosa ese día. Las flores que venían de afuera siempre eran más caras que las del proveedor local, pero los clientes nuevos no entendían fácil la diferencia. Aunque no era realmente por eso que estaba molesta. Si se pusiera mal por cada cliente que no valora el trabajo que lleva mantener a una flor fresca más de diez días, ya habría cerrado la florería años atrás. Pero ahí estaba: ansiosa, expectante, a la espera de que algo de lo que había fantaseado con Ricardo finalmente se concrete. Sabía de buena fuente que en su casa estaba todo mal, que tarde o temprano eso decantaría y podrían estar juntos. La bruja de Marta siempre hacía con él lo que quería, pero después de lo de la fiesta de la flor tenía que pasar algo.

“Te contagiaste la belleza de las flores”, le había dicho esa noche. Se acordaba perfecto porque pensó que hubiera sido más halagador que le dijera que ella le había contagiado la belleza a las flores, pero Ricardo era bastante básico y dentro de todo ese piropo era más elaborado que las cosas que solía decirle sobre su escote. Después de la fiesta se fueron juntos y él le confesó que estaba enamorado. Ella no le iba a creer así nomas, tampoco, pero alguito se entusiasmó. Sabía que no hacía bien, que no había que creerles a los hombres, mucho menos cuando dicen que están enamorados. Pero se ilusionó, la pobre Julieta, que entre tantas flores probablemente había perdido un poco su sentido del olfato.

Cuando lo vio acercándose por la ochava el corazón le empezó a latir como una bomba. Viene y me dice de vivir juntos, viene y me dice de vivir juntos. Su otra mitad la taladraba, escéptica: nunca le creas nada a los tipos, estúpida, lo único que aman de verdad es al equipo de fútbol. Viene y me dice viene y me dice viene y me

-Hola  reina, ¿Cómo anda el escote más lindo de Chacabuco? – arrancó galancito Ricardo.

-Acá andamos, Ricky, con ganas de verte – deslizó tímida, esperando en vano que su cliente favorito le diera un beso que nunca llegó.

-Tengo algo importante para decirte.

Julieta puso cara de póker. Viene y me dice viene y me dice viene y me

-Voy a ser papá por tercera vez, nena, -sentenció él - así que mejor dame unos jazmines que se los llevo a la patrona.




jueves, 4 de diciembre de 2014

Columna de cultura

Para Llevalo Puesto

Conmemorando los 13 años del fallecimiento de George Harrison:





ChacaPeaks: Selva Negra

Para Diario Cuatro Palabras

Convencido de que ya no per­tenecía más a ese lugar, Mar­tín Méndez bajó del micro con más fastidio y resignación que otra cosa. Como en la ruta no había señal y su trabajo en Bue­nos Aires lo obligaba a tener dos celulares, los chequeó mientras esperaba un remise. Tenía nue­ve correos de la empresa y dos mensajes de Carla. La pobrecita creía que seduciéndolo iba a con­seguir ascender rápido. Nadie le avisó que a Martín le gustaban los hombres, pero qué podía hacer él si ella no se daba cuen­ta. No hay peor ciego que el que no quiere ver, volvía a repetirse el gerente general de Electronika SA, recordando las épocas en las que todo Chacabuco se hacía el sota sobre su condición. La con­fusión de Carla lo hizo decidir­se: era hora de blanquearlo con la vieja. Quizás ahora no le cae­ría tan mal. Sí, ya está, le digo la verdad y de paso no vengo nun­ca más en la vida a este pueblo infecto.

Marta estaba exultante. Mar­tín venía de Capital para pasar el feriado y finalmente le podrían contar que estaban embaraza­dos. No había querido decirle nada por teléfono por miedo a que se lo tomara mal y no quisie­ra ir. Como correspondía, había preparado de todo para reci­bir a su príncipe, un matambre, sesenta canelones de tres gustos y dos tortas: la de ricota y una selva negra, la favorita de su hijo mayor. Ricardo andaba fasti­dioso por la llegada de Martín pero lo disimulaba bien. Siem­pre lo mismo esos dos, se llevan a las patadas porque son igua­les. Puros celos, pensaba Mar­ta, que deseaba que su bebé por venir fuera una mujer porque estaba un poco aburrida de que en su casa solo se hablara de fút­bol. Cuando escuchó el remise en la puerta, en el estómago se le hizo un remolino de nervios. Sabía que la idea del hermani­to a Martín no le iba a gustar, pero igual, estratégica, se lo iba a decir más adelante, primero que coma, mi chiquito.

-Por fin, Tinchin, no llegabas más– gritó Marta abrazándolo

-¿Qué hacés vieja? Cada día peor esto, cuarenta minutos esperando el remise – bufó Martín

-Mirá, te hice selva negra, tu favorita – intentó cambiarle el humor Marta

-Ya te dije que no como grasas, mamá, pero gracias. 

Fede saltó de la cama cuan­do escuchó la voz de su herma­no en la cocina. Tenía que hablar personalmente con él sobre un tema que lo angustiaba mucho. No daba por chat explicarle que todos en el colegio lo acusaban de homosexual porque le gusta­ba más leer que otra cosa. Tenían que pensar como mandársela a guardar al imbécil de Ramírez, sobre todo, que andaba diciendo por todo el pueblo que él había querido toquetearlo, cualquiera. Seguramente Martín iba a dar en el clavo: alguna maldad de esas que hacía él con su famoso Gru­po de los Nueve, una especie de liga de la justicia chacabuquen­se, antes de que todos emigra­ran a Capital. Algo que le duela mucho al idiota ese, tenían que pensar juntos. Algo que mues­tre que los Méndez somos todos bien machitos, loco, qué onda.

martes, 2 de diciembre de 2014