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lunes, 26 de enero de 2015

ChacaPeaks: Paciencia

Para Diario Cuatro Palabras


-Hay que esperar Raúl, otra no queda-, dice. Y se ceba un mate. 


No habían pasado ni diez minutos desde que Ipazaguirre dejara el rancho que ella ya lo está haciendo calentar más que el gordo inmundo ese. Odiaba eso de su mujer: que se hiciera la sabia, la pachamama, la señora de los consejos docentes, la puta madre.  


El sólo puede gritar. Esperar qué, vieja, nos van a rematar la casa, el campo, las gallinas, todo nos van a rematar, este gordo hijo de puta, este cerdo, esta mierda no tiene otra cosa que hacer que cagarle la vida a los demás.  


-Un día a la vez, vamos a poder, vas a ver.


Gómez daba vueltas como un trompo en la cocina de su casa. Transpirado, desorbitado, sacado. Sin poder pensar más que en sus tres hijos y sus cuarenta gallinas. Apenas seis hectáreas de cosecha, un par de jaulas largas para los huevos, nada. No tenía nada pero Pancho Ipazaguirre lo quería todo, como siempre.  


-Paciencia,  algo se nos va a ocurrir. 


Lo había hecho tantas veces que no tenía ni sentido recordarlo. Con Artusi, cuando le engrampó unos intereses de locos justo después de que se le muriera el pibe, sabiendo que no iba a poder pagarlos de lo deprimido que estaba. Con Rodríguez, cuando le propuso el negocio del lote a cuatro pagos y a mitad de camino se bajó. Con Machado, al que le tomó en concesión la cosecha, se la vendió al doble en Buenos Aires y nunca le avisó. Ahora el diablo del pueblo arremetía contra él. El mismísimo Sr. Capitalismo, con esa barriga enorme que delata a los garcas, sentadito en su propia cocina, le viene a decir que tiene dos meses antes de que le saque el terreno a él también. 


Y ella tranquila, tomando mate, le dice que espere, que tenga "paciencia". 


Qué mierda tengo que esperar, que venga a liquidarnos, a dejarnos en la calle. Con lo que nos costó juntar para esta casa, con lo que nos cuesta meter la cosecha. Cómo se supone que voy a esperar, yo lo mato a este mierda, me dice que tengo dos meses, en dos minutos lo maté, pum, en dos meses anda a cantarle a Gardel.


-Si vas a ir preso que por lo menos sea por robo y no por asesinato. 


Y ahí entendió: si iba a perderlo todo, que fuera por algo que valiera más que su libertad. Si se le iba a ir la dignidad frente a sus hijos, sus conocidos, sus amigos, que aunque sea quedara la casa. Si un mierda de ese tamaño iba a dejarlo así de rendido, que por lo menos no le saliera gratis. 


Enfiló para el centro decidido.

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