Es difícil, piensa Laura mientras repasa para el examen
trimestral de química, decidir quién es uno. Es difícil porque uno no es
siempre uno, uno es muchos. Uno no tiene, como las moléculas de las sustancias,
componentes estáticos. Dos de hidrógeno, uno de oxígeno, listo, agua, ya está.
Las moléculas de uno están en constante movimiento, en constante cambio, en
permanente transformación. No hay tal cosa como la esencia de nada, ni de
nadie. Si yo tuviera que escribir la formula de mí misma, piensa Laura, ya
cansada de estudiar para el examen, no sabría ni cuántos átomos debería poner,
ni de qué elementos, ni en qué proporción.
Todo por culpa de Santiago Ramírez, que volvió. Que le dijo
que aunque se hubiera ido y hubiera vuelto –pero no por ella- la seguía
queriendo como antes de irse, como cuando eran novios y antes de que le pegara a
Fede Méndez porque pensó que ahora él era su novio. Santiago volvió y dice que
es el mismo pero es otro, piensa Laura mientras no sabe qué es ser “uno mismo” así
que a duras penas podría entender qué significa ser “el mismo”. Lo que sí sabe
es que Santiago y Fede no son el mismo. Pero los quiere a los dos. Quizás haya
varias de sus células destinadas a cada uno, moléculas que se orientan hacia
uno y moléculas que se orientan hacia el otro. Lo que es seguro es que ellos
dos no son los mismos que en el verano, cuando Santiago Ramírez la dejó para
irse a jugar a River y tenía papá y Fede Méndez iba a tener un hermanito. Ahora
Santiago no tiene papá y la mamá de Fede perdió el embarazo. Pero después de
haber besado a los dos, ella tiene que decidir con quién se queda, si es que se
queda con alguno, aunque en realidad sus moléculas, células, átomos, protones y
electrones miren la mitad para un lado y la mitad para el otro.
Aburrida y abrumada por la metafísica de sus pensamientos,
cansadísima de estudiar para el examen, Laura dibuja pequeñas células en la
carpeta. Llama a Santiago y le dice que no, que no va a ser su novia de nuevo
porque “Las cosas no cambian, cambiamos nosotros”. No está muy segura de lo que
significa eso, pero cree que suena bien la frase. Santiago intenta convencerla,
en vano. Ella lo deja hablar mientras dibuja sin pensar en la carpeta. Ni bien corta
le escribe un mensaje a Fede: “¿Quién me dijiste que dijo que nadie se baña dos
veces en el mismo río?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario