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sábado, 7 de marzo de 2015

Feminismo marca Obama


Si alguien le hubiera dicho a Martin Luther King en 1960 que menos de cincuenta años después Estados Unidos tendría un presidente negro, probablemente le hubiera respondido “por supuesto que sí”, pero sería una expresión de deseo, de esas a las que los líderes de todos los tiempos deben abonar para sostener sus luchas y conquistas. En la misma línea, si se le hubiera avisado a Simone de Beauvoir en 1948 que en el siglo XXI la primera magistratura de Alemania la llevaría adelante una mujer, ella, porfiada, hubiera seguido escribiendo “El segundo sexo”.

¿Qué feminismo se  construye luego de estos dos grandes hitos en materia de derechos civiles para una de las dos minorías más combativas del siglo XX? ¿Qué significa ser feminista en el primer mundo? He aquí dos claros ejemplos.

“Cómo ser mujer” de Caitlin Moran repasa las vicisitudes de una mujer británica de clase media baja desde los trece años hasta los treinta y cinco a partir de una mirada que ella misma define como de “feminismo estridente”. Esa estridencia, señala, no tiene que ver con la militancia o la combatividad, sino con el rock. Periodista cultural hace más de quince años, columnista de The Times y amiga de músicos famosos, Moran logra en su libro dos cosas interesantes: primero asociar el feminismo con la cultura rockera, ya que todo su libro está plagado de anécdotas vinculadas a las estrellas que le tocó entrevistar, pero también porque asume al rock como una postura contestaría al sistema.

El otro acierto del libro es utilizar el humor de maravillas, tanto para reírse de sí misma como para ridiculizar aquellos lugares comunes que la sociedad le impone  a la mujer contemporánea. Con una prosa llana, limpia de artilugios literarios y el más común de los sentidos posibles, Moran va tirando abajo uno a uno de los vericuetos del patriarcado. “No hay mujer que no sea feminista” arranca polémica. “No le dejemos el feminismo a los académicos”, sigue disparando hasta el final del libro. Moran consigue así que sus lectores se diviertan y reflexionen al mismo tiempo. Y aunque ella sabe que escribe con humor y que su libro es para reírse (y mucho) de sus anécdotas, a la vez quiere dejar un mensaje claro: es de izquierda, de clase obrera y feminista.

Mención especial merecen los capítulos “Por qué deberías tener hijos” “Por qué no deberías tener hijos” y “Aborto”, en un tríptico sincericida en el que habla pestes del parto de sus hijas y da por tierra con los conocidos argumentos pro-maternidad y anti-abortistas con la misma ferocidad.

“No soy ese tipo de chica” de Lena Dunham no parece un libro feminista a primera vista, pero sí puede servir de muestra sobre cómo piensa una nueva generación de mujeres que lentamente va apareciendo en los medios. Creadora de la exitosa e indie Girls (HBO), Dunham hizo campaña para captar el voto joven para Obama en 2012 y de su libro pueden desprenderse algunas ideas generales que pueden representar a los llamados Millenials (aquellos que nacieron entre 1985 y 1994), por lo menos desde el punto de vista femenino. Aquí hay muy poco de política pero sí mucho inconformismo, fobias, trastornos obsesivo compulsivos y demás neurosis.

La potencia del discurso está justamente en la falta absoluta de prejuicio sobre lo que se cuenta: el exhibicionismo de la época en su máxima expresión es ahora la forma en la que nos podemos rebelar de lo que se espera de nosotras. Decir cosas incorrectas pero sobre todo, ser infeliz no importa cuánto hayamos avanzado en nuestros derechos sociales como mujeres, deviene entonces en algún punto contestatario. “Si sigo teniendo problemas para ser reconocida como mujer, ¿cuánto ha hecho el feminismo por mí?”, parece preguntarse Dunham, con respuestas variables depende el caso.Una biografía personalísima pero que puede extenderse a sus congéneres como marca de los tiempos y que sirve entonces también para entender qué “tipo de chica” se puede ser si se tienen menos de 30 en 2015.

En tiempos de Obama, el punto de contacto entre ambos libros se encuentra, casualmente, en la figura simbólica del afroamericano en la cultura. En Cómo ser mujer se retoma la polémica mediática por la que se la acusó a Dunham de racista porque no incluyó en su grupo de cuatro amigas de Girls a una chica negra. “Es mujer, tiene 28 años, escribe, dirige y tiene éxito: déjenla en paz”, resuelve la británica, siempre un paso adelante, siempre rockeándola.

Cómo ser Mujer
Caitilin Moran
Anagrama
2013

No soy ese tipo de chica
Lena Dunham
Espasa Calpe
2014

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