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jueves, 12 de febrero de 2015

Universo Bruzzone


En septiembre del año pasado se editó Las Chanchas, la tercera novela de Félix Bruzzone. Como no me fui de vacaciones me gasté lo correspondiente en la librería, entonces entre varias cosas, me lo compré. Sabía que Bruzzone era hijo de desaparecidos y que tenía una novela vinculada al tema, pero esta pintaba distinto. También sabía que se había reeditado su libro de cuentos 76, que incluía algunos relatos que se pueden leer en la web, como Unimog u otros, que remiten directamente a la problemática de los hijos de.
Confieso que para mí la literatura sobre los setenta empieza y termina en Respiración Artificial, de Ricardo Piglia. Me cuesta mucho salir de ahí y entrar en otra parte. Me cuesta mucho, también, entrar en los setenta.
De todas formas, entré. Difícil no nadar en la propuesta de este limpiador de piletas y fundador de la editorial Tamarisco, difícil no sumergirse en la verosimilitud de su prosa. Y como Dios es bueno (!), la misma semana que leí Las Chanchas conseguí (no lo robé, lo juro) Los Topos, su primera novela. Y esta vez sí, me metí en la parte honda del asunto.
Las Chanchas es un relato triangular, con tres puntos de vista. Empieza en Marte. Sigue en un pueblo. Termina en un río. Todo los datos argumentales que se digan sobre la novela le quitarán impacto a la sorpresa de los acontecimientos. Sin embargo, podemos resumirlo en: pareja con niño pequeño ve su vida conmocionada por un secuestro de dos jóvenes en su barrio. El título del libro remite directamente a la cuestión. Pero lo interesante aquí no es tanto lo argumental como las lecturas que se hacen del mismo problema y finalmente, lo que deviene onírico y absurdo. Pasan las páginas y uno intenta que algo de todo lo que lee sea cierto, o sea un sueño de alguien, pero necesita certezas que, lejos de construirse van destruyéndose hasta que el lector entiende que va a tener que leer el libro otra vez porque esta todo fríamente calculado para que tengamos esa sensación. Lynch puro.
Si Las Chanchas remite al universo onírico de Lynch, Los topos se abraza calurosamente con Almodóvar. Un hijo de desaparecidos que coquetea con el travestismo una y otra y otra y otra vez hasta los bordes más insospechados. Una historia que comienza siendo muy realista pero que termina en el absurdo más escabroso, corriendo todos los límites imaginables del morbo entre padres “que no están ni vivos ni muertos”, el hombre nuevo, el sexo nuevo y las peripecias de quienes no saben qué son, no quieren saber, pero sueñan con saber.
A decirlo pronto y ampulosamente: si dentro de cincuenta años los historiadores quisieran saber cómo se construyó la subjetividad post dictadura, difícilmente puedan evitar leer estos libros. De muestra un botón de Los topos: “¿Qué era primero, salvar el amor o el pasado? El amor era el futuro. El presente y el futuro. ¿Y el pasado? También, presente y futuro; pero la intensidad del pasado sobre el presente -y ni hablar en el futuro- era pequeña en comparación a la intensidad del amor. Ese era mi orden, entonces: primero el amor”.

Las chanchas
Literatura Random House
2014

Los topos
Editorial: Mondadori
2008


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