Entre el 17 y el
22 de mayo se realizó en La Paz el Primer Congreso de Cultura Viva Comunitaria, que
nucleó más de 600 experiencias
culturales de todo el continente, involucrando a 17 países. Al Encuentro
llegaron 5 Caravanas Culturales de Carrozas y grupos culturales provenientes de
Centroamérica, Brasil, Perú, Colombia y Argentina.
Definida
como un conjunto de “experiencias ancladas en el territorio local o regional,
que nacen desde la resistencia y la búsqueda de superación de las exclusiones y
dominaciones de todo tipo”, la Cultura Viva Comunitaria está formada por
artistas, militantes, estudiantes y voluntarios que entienden la creación como
forma de lucha en todo el continente. “Somos experiencias que creemos
firmemente en la posibilidad y en la necesidad de reconstruir la acción
política y la sociedad en un nuevo paradigma que desde abajo de la sociedad
recree el ejercicio del poder tanto del Estado, como de la sociedad civil, como
de los partidos y movimientos políticos, comprometiéndonos a establecer
relaciones más dinámicas, horizontales y democráticas entre todos”, explica la
web de la plataforma que las nuclea y que también sirvió para promocionar y
organizar el Congreso.
Si
bien todos estos actores fueron conociéndose en diferentes foros y Cumbres
internacionales, después de muchos años lograron juntarse en La Paz para
reconocerse como un colectivo poderoso y lograr así instalar internacionalmente
un reclamo específico: que los gobiernos otorguen el 0.1% de su presupuesto
para financiar actividades vinculadas con los centros en los que trabajan. Este pedido tiene su antecedente más directo
en Brasil: en seis años, el Estado impulsó tres mil “puntos de cultura” y el
trabajo de dos millones de personas, con 40 mil dólares anuales. Este sistema
de integración entre proyectos artísticos y culturales implementados por
distintos grupos sociales y el Estado tiene su replica en nuestro país, a partir
de la creación del 2011 del Programa Nacional Puntos de
Cultura, que actualmente necesita ser
ampliado por el caudal de experiencias de este tipo que existen en nuestro
territorio. En enero de este año se orientaba a 237 organizaciones pero la
realidad es masiva: en el país funcionan más de 15 mil organizaciones de
cultura viva comunitaria.
Con
la fuerza del número y los objetivos claros, el Congreso fue un éxito: durante varios
días en La Paz se vivió una verdadera fiesta de la cultura. Con el lema “tomar
el cielo por asalto”, la primera actividad pública fue subir hasta la Ciudad Satélite, en El Alto, con mucha
música, color y alegría y realizar un “asalto poético”. En las palabras de Iván
Nogales, coordinador del Congreso, “queremos re-significar el término asalto,
en lugar de sacar, vamos devolver a la ciudad, a la población y a América
Latina el derecho del vivir bien, del arte, del sueño y de la alegría.
Transitando por las poéticas del sueño, de la rebeldía, de la muerte, de la
memoria y del cuerpo”.
El documento de
cierre del Encuentro deja claro que se han cumplido los objetivos: reconocerse,
aprender, pero también exigir el lugar que les corresponde en el universo de
políticas públicas. Allí se explica que “un gobierno sensible a las demandas
sociales pavimenta el camino que abren las organizaciones (…) pero creemos que
estas iniciativas deben estar guiadas por la práctica de la ciudadanía cultural
y el fortalecimiento de los derechos culturales en la perspectiva de la
democratización cultural”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario