"Yo aborto, tú abortas. Todos
callamos" muestra la historia de siete mujeres de diversas clases
sociales, ideologías, edades y estados civiles y fue rodado en Bahía Blanca,
Córdoba, Neuquén, Ciudad de Buenos Aires.
En el marco del
Festival de Género “Mujeres en foco” que se desarrolló en la Ciudad de Buenos
Aires durante este mes se pre-estrenó “Yo aborto, tu abortas, todos callamos”,
un documental que retrata en primera persona la problemática del aborto en
nuestro país dirigido por Carolina Reynoso.
Siete mujeres de
distintos sectores sociales, incluida la directora Carolina Reynoso y la ex diputada
nacional Cecilia Merchán son el material con el que se construyó, de forma
colectiva durante más de dos años de filmación esta película. La idea fue
buscar mujeres que puedan hablar en primera persona sobre una problemática tan
común como silenciada: el aborto clandestino. Así, sus recuerdos, percepciones
y evaluaciones ayudan a derribar mitos y a reflexionar sobre una práctica que, aunque
penalizada en nuestro país, sigue siendo moneda corriente.
En diálogo con “Margen de agenda” por Radio Arinfo,
Reynoso explicó cómo surgió la idea de la película. “Estudiaba cine y nos
pidieron un trabajo práctico documental, con una problemática que realmente nos
interesara, y lo primero que surgió fue el tema del aborto, porque yo me había
practicado uno hacía unos años y era un tema recurrente en mi”, explicó la
directora. Una vez que se puso a trabajar en el guión, Reynoso se percató de que
había muy poco material fílmico vinculado a este asunto. “La decisión se
reforzó cuando vi que en la cinematografía nacional profesional no había nada
hecho al respecto”, acota.
“Antes de que
existiera la pastilla anticonceptiva, el aborto era un método de control de la
natalidad muy empleado”, explica Silvia,
psicóloga y docente, uno de los testimonios del documental, y sigue: “pero no
legalizarlo es una forma de disciplinamiento social”. “Mi mejor amiga fue la
única que supo que estaba embarazada, y le pedí ayuda. Me llevó a un viejo médico
en Avellaneda, y tenía unos nervios espantosos, porque había miedo, temor, como
ahora”, recuerda Galdys, la madre de Silvia, que también se practicó un aborto
cuando ya había tenido a sus dos hijas. Escuchar su experiencia nos lleva a la
década del sesenta, pero también a una realidad que se mantiene aún hoy: “Me
dieron una pastillita para calmarme los nervios y después me voy a la camilla y
listo, así fue, sin anestesia de nada, porque tanto no le podía pagar”.
Tras la presentación de su opera prima en el
Espacio Cultural Biblioteca del Congreso de la Nación, las repercusiones fueron
inmediatas. Así lo explica la directora: “Las devoluciones fueron hermosas, después
de un trabajo tan largo y tan intenso, recibimos comentarios muy amorosos,
afectivos y en primera persona, es decir, desde una experiencia vivida”. “Muchas
mujeres me escribieron y me dijeron que el documental las ayudó a resignificar
el tema y cerrar su propio aborto.”, confesó Reynoso. “Además, un varón me dijo que trabajaba con
mujeres en situación de calle y que no las entendía cuando estas le decían que
querían abortar, pero que hoy puede ayudarlas desde otro lugar”, agregó.
El proyecto ha
sido co-financiado por el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, con lo que
tras el pre-estreno, el material se exhibirá a partir de agosto en los espacios
INCAA de todo el país. Dada la apuesta militante y las relaciones que Reynoso
entabló durante el rodaje (y antes) con diversas organizaciones, la película
también será proyectada a sus locales, escuelas y talleres.
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