Una empresa francesa de turismo contrata a personas que estén dispuestas a descansar 'profesionalmente' realizando diferentes viajes: esto nos dio ganas de viajar y nos pusimos a investigar alternativas para pobres.
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jueves, 27 de agosto de 2015
martes, 25 de agosto de 2015
ChacaPeaks: Cotton Fields
Para Diario Cuatro Palabras
La vida es fácil, en realidad. Puede resumirse en diez
cosas: levantarse, lavarse los dientes, ducharse, afeitarse, elegir camisa,
desayunar, viajar al trabajo, trabajar, cenar, dormir. Son solo diez cosas, una
y otra vez. No entiendo por qué la gente dice que las rutinas son aburridas si
solo se necesita seguirlas, es cómo manejar en la ruta, te deslizas, hay
algunas normas pero te deslizas, no hay semáforos, ni viejitas que cruzan mal
las avenidas, ni piquetes. Sí, la vida es como ir en la ruta escuchando
Creedence en un día con nubes, así el sol no te da de frente. Creedence
ClearWater Revival. Esa banda de mierda, por qué se me habrá ocurrido comparar
la felicidad con esa banda de mierda que me hizo conocer él. No hacía falta, Juancito,
que te aparecieras así, si yo estoy acá bien, en el subte, haciendo una de mis
diez cosas de vida normal. Si ya te moriste, si ya te olvidé, si ya me casé con
otra. Qué necesidad tenés de aparecerte en formato Creedence. Sí, es una banda
que nos gustaba a los dos, ya sé, ya sé que vos me la hiciste conocer, ya sé
que bailábamos los temas cagándonos de risa, ya sé, basta. Te moriste. Te
moriste por gil, por falopero. ¿Qué querés que recuerde? Si el amor se
construye, Juanchi, el amor no es un absoluto. Si yo voy y vengo todos los días
de mi casa al trabajo y construyo un hogar con mi mujer, si pagamos impuestos,
compramos la cena, miramos tele, estamos ahí si alguien se enferma, eso es el
amor, Juanchi, no es esa locura adolescente, esas maripositas no existen. Además
yo no soy puto. Lo que pasó con vos pasó con vos y quedó ahí. No es que me
gusten todos los hombres. No. A mí me gustabas vos, me gustaba tu espalda, tu
forma de caminar, tu olor. Es el Be, de Calvin Klein, ya sé, pero ese es tu
perfume, no es un perfume. El otro día en la oficina vino un proveedor que lo
tenía y me puse como loco. El olor de los muertos, pensé. Pero no, era tu olor,
eras vos, era Juancito Klein viniéndome a visitar desde Creedence y la concha
de tu madre.
Carla está bien, está feliz. Somos felices, tenemos casa,
auto, perro. Tenemos un crédito, dos tarjetas, un plasma. Tenemos todo,
Juanchi, porque si haces diez cosas una atrás de la otra una y otra vez
conseguís eso, con paciencia, esfuerzo, trabajo, disciplina, compromiso. Nada
de locuras de amor, nada de locura. El amor es coger una vez por semana pero
estar ahí toda la semana, ¿entendés? Si vos estás, eso es el amor, estar ahí.
Aunque la cabeza a veces esté en otro lado, sí, dejá de contradecirme. Odio
eso, odio que me sigas como una discusión eterna. No, Juanchi, mi vida, no. El
amor no es una discusión eterna, el amor está de acuerdo, dice “Sí, mi amor” y
listo. Pero sobre todo, el amor nunca, nunca jamás usará Be de Calvin Klein, porque a diferencia del One, no es un perfume unisex.
jueves, 20 de agosto de 2015
Columna de cultura
Para Llevalo Puesto
Arranco el domingo "Show me a hero", la nueva serie de David Simon, el creador de "The Wire". Repasamos otras creaciones del genial periodista y escritor y recomendamos otras series políticas.
martes, 18 de agosto de 2015
ChacaPeaks: Autoridad
-En la vida lo único constante es el cambio– fue lo que más
recordaba Marcelo Ramírez que le había dicho su superior cuando le explicó por
qué no iban a ascenderlo. Bingo: papá se suicidó y aún así él seguía siendo su
segundo. Aunque estuviera muerto, tenía que seguir estando bajo la sombra del
Comisario Ramírez, su papá, porque no lo iban a ascender a él en su lugar. A
ver si entendés Marcelo: vos-nunca-vas-a-ser-cómo-papá.
-Hay muchas sospechas sobre la muerte del viejo y no queremos levantar polvadareda – fue lo
segundo que más recordaba Marcelo Ramírez que le había dicho su superior cuando
le explicó por qué no iban a ascenderlo.
¿Cuántas sospechas hay sobre un suicidio? Pensaba el todavía –y quizás
por siempre- subcomisario. ¿O acaso no fue un suicidio disfrazado de
enfrentamiento? ¿O acaso estos hijos de puta creen que yo maté a mi propio
padre para quedarme con su puesto? ¿Pero qué clase de mierdas pueden ser que
encima que pierdo a mi viejo me quedo en el mismo puesto de siempre cuando hay
una vacante? ¿Qué van a decir mis subordinados? ¿Cómo voy a mantener mi
autoridad? ¿A quién mierda van a poner en el lugar que me gané con ADN, sudor y
lágrimas?
-Se viene un traslado de Buenos Aires, un tipo limpio, con
carrera profesional– fue lo tercero que más recordaba Marcelo Ramírez que le había
dicho su superior cuando le explicó por qué no iban a ascenderlo. “Carrera profesional”
le sonaba a que el jetón había estudiado derecho y se había recibido, cosa que
él quería hacer cuando terminó el secundario pero (oh, el cinismo del destino)
papá no lo dejó.
-¿Para qué mierda necesitas estudiar derecho si sos mi hijo?
– fue lo cuarto que recordó Marcelo Ramírez que le había dicho su padre, cuando
conoció al flamante nuevo comisario Dr. Mussetti, quien fuera a reemplazarlo en
el puesto que debería ser para él pero levantaba muchas sospechas y en efecto,
era abogado como él hubiera querido ser.
Tenía pocas opciones: una era bajarlo al nuevo desde
adentro, cobrarle un derecho de piso que no pudiera soportar. La segunda era
hacer tan buena letra que fuera imposible no tenerlo en cuenta en la próxima
cadena de ascensos.
Eligió la mejor: irse.
Si no iba a ser como papá, pensó mientras firmaba su
renuncia, a quién mierda quería impresionar. Llegó a su casa, miró esa
biblioteca gigante que avergonzaba a su padre y lo enorgullecía a él. Por fin
había llegado el día de estudiar derecho, Marcelo, por fin.
jueves, 13 de agosto de 2015
Columna de cultura
Para Llevalo Puesto
Recomendaciones para chicos y chicas de 0 a 99 años a los que les gusta leer y/o no les gusta leer para regalar por el día del niño.
Recomendaciones para chicos y chicas de 0 a 99 años a los que les gusta leer y/o no les gusta leer para regalar por el día del niño.
Menores de 15 años:
Varones:
No les gusta leer: “Metegol” (libro de la película) + “365 experimentos para niños científicos” (Lacey
Minna).
Les gusta leer: La saga de los confines (Liliana Bodoc).
Mujeres:
No les gusta leer “Intensamente” (libro de la película).
Les gusta leer: "Matilda" + "Cuentos en verso para niños
perversos" (Roald Dahl).
Mayores de 15 años:
Varones:
No les gusta leer: “Aunque ganes o pierdas. Diez partidos de Argentina en los mundiales” (Patricio
Insua) + “Perramus, el piloto del olvido” (Sasturain-Breccia).
Les gusta leer: "De
pies a cabeza. Ensayos sobre fútbol” (A.Valle y J.M. Sodo) + Etica para Amador
(Fernando Savater).
Mujeres:
No les gusta leer: “Bajo la misma estrella” (John Green) + “Perdida” (Gillian Flynn).
Les gusta leer: "Bajar
es lo peor” (Mariana Enríquez) + “Los Premios” (Julio Cortázar).
martes, 11 de agosto de 2015
ChacaPeaks: Jinetes
Para Diario Cuatro Palabras
Méndez, Gómez, Rodríguez, Machado y
Artusi: los jinetes del apocalipsis. Todos juntos alrededor de la mesa parecían
entusiasmados como niños con el jueguito nuevo de la play. Es que en algún punto estaban jugando y en algún punto,
aunque ya no fueran niños, también sentían que eso que estaban haciendo era lo
más cerca de un videojuego que habían estado en sus vidas. Robarle al malo de
la película no era exactamente robar, había dicho uno. Ese hijo de puta se lo
buscó, había dicho otro. Que vea que no puede hacer lo que quiere, se
envalentonó uno que había tomado de más. Hablaban de Ipazaguirre, con el que
todos ellos tenían deudas, y a quien le iban a robar de su propio dinero para
pagarlas.
Méndez, Gómez, Rodríguez, Machado y
Artusi: los Robin Hoods de Chacabuco. Los chapulines colorados de la pampa húmeda,
reunidos todos frente a un mapa de la ciudad y sus lotes aledaños, craneando lo
que para ellos sería un golpe maestro.
El terreno de Machado padre,
encadenado en una sucesión sin límites, iba a ser rematado a fin de mes.
Ipazaguirre lo sabía bien: tenía un registro minucioso de cuáles eran los lotes
abandonados, los ocupados, los de sucesión eterna. De eso vivía: un archivo
interminable de apellidos y árboles genealógicos que le permitía tener agarrado
de los huevos a todos. Además, el lote de Machado era el único de toda la
manzana que no le pertenecía y con él, aumentarían sus chances de vender la
hectárea completa. Todos sabían que Ipazaguirre anhelaba ese terreno como pocos
y todos sabían que iba a hacer lo imposible para arruinarle la vida a sus
dueños hasta conseguirlo.
Pero esta vez sería
distinto.
Machado padre había hecho un boleto de
compra venta que nadie conocía, por lo que le había vendido, en vida, el
terreno a su primo Omar, que desde Junín, digitaba la parte más jugosa del
plan. Cuando Ipazaguirre pagara chirolas por el terreno en el remate, Omar
aparecería por el pueblo con uno de sus abogados y a cantarle al juez que eso
no era ocupación y que el terreno no valía cuatro veces lo que él lo compró.
Ipazaguirre, todavía sediento del lote para completar la hectárea, trasladaría
una buena tajada de su fortuna, oculta en su amurallada casa, a la inmobiliaria
en el centro. Y ahí entraban ellos: lo interceptaban, le metían palazo en la
nuca y le sacaban la guita. Cuando tuviera que volver a buscar más plata y
pagara finalmente, habría pagado dos veces por el mismo terreno. Dos veces
estafa: estafa al cuadrado.
Méndez, Gómez, Rodríguez, Machado y
Artusi estaban exultantes: solo les quedaba confiar el uno en el otro.
jueves, 6 de agosto de 2015
Columna de Cultura
Para Llevalo Puesto
A partir de un anuncio del gobierno finlandés sobre el cambio en la currícula educativa de ese país para 2016, repasamos las propuestas y concepciones de los candidatos a presidente que compiten este domingo en las PASO vinculados a la cuestión educativa. Danger.
martes, 4 de agosto de 2015
ChacaPeaks: Martes trece
Para Diario Cuatro Palabras
El matambre lo hervís mitad antes de cocerlo mitad con el
hilo, ese es mi truco para que me quede tierno, además usas la prensa de madera
que te sirve cuando lo sacás para que se enfríe y no se te desarme, porque un
matambre que se desarma es una tristeza ¿Anotaron todo?
La casa de Rosa parecía un programa de televisión. Su vecina
Romina había llevado a sus amigas de pilates y su sobrina Sofía a las profes
del colegio y eran como veinte. Todas la miraban atentas mientras explicaba
cómo hacer un merengue con menos azúcar pero que te quede sostenido, cómo no
hace falta ponerle huevo a la pasta de ñoquis porque si la papa es buena se
sostiene sola, etc., etc. Todas anotaban en sus cuadernitos los trucos, mimos y
misterios que encerraba esa señora viejita y enferma. Y después de varias
lecciones, Rosa se había convencido de que sabía cosas importantes y quería
compartirlas. Puso un cartelito en la puerta de su casa y de pronto todo el barrio
sabía que los martes habría olor a bizcochuelo y pollo asado. Su enfermedad, mientras
tanto, avanzaba lento como todo lo que sucede con los viejos, pero avanzaba al
fin.
Fue uno de esos martes que apareció Pablo en escena. El
novio de Sofía había desaparecido de su vida después de una pelea por teléfono
y la había amenazado que la iría a buscar pero, luego de algunas semanas sin novedades,
tanto ella como su tía creyeron que había pasado el peligro. Creyeron mal.
-¿Quién mierda te pensas que sos? – fue lo primero que gritó
Pablo al llegar.
Evidentemente borracho y sacado, no reparó en todas esas
mujeres a su alrededor. Ellas, petrificadas ante su presencia, enmudecieron. Sola,
en el centro de la cocina, quedó Sofía, tratando de calmarlo. Fue imposible. Ni
bien llegó le pegó una piña que la tumbó. Algunas comenzaron a gritar, otras
corrían hacia la calle para buscar ayuda y otras seguían mirando la escena
paralizadas. Antes de que Sofía pudiera levantarse, Pablo empezó a patearla.
-Puta de mierda,
seguro te estás cogiendo a todo el pueblo este de forros, ¿no?– gritaba
Pablo mientras la pateaba.
Lentamente, sin que nadie la viera, Rosa tomó la olla con el
matambre adentro y le tiró el agua hirviendo en la cara a Pablo. Después agarró
la prensa de madera y se la partió en la cabeza. Cuando los policías llegaron, ella
enjuagaba el matambre debajo de la canilla. Seguía armado, como ella había
dicho: si lo hervís dos veces te queda perfecto y no se desarma, porque un
matambre que se desarma es una tristeza.
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