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martes, 26 de agosto de 2014

Columna de Cine

Para La Buena Mesa

A partir de la entrega de los Emmys, repasamos algunas series que están de moda, las películas que inspiraron series y algunos filmes que deberían ser series.


jueves, 21 de agosto de 2014

El poeta de los márgenes


Se presenta por tercer año consecutivo Fantoches, de Raúl González Tuñón, a quien recordamos a cuarenta años de su fallecimiento.

Y viva la santa unión
de Sin-ropas y Sin-tierras.
Todo nos falta en la tierra.
Todo menos la ilusión.

Este jueves 14 de agosto se cumplieron cuarenta años del fallecimiento del poeta, escritor y periodista Raúl González Tuñón, un artista reconocido poco pero con una trayectoria interesante en términos políticos y estéticos.

Con menos de 20 años Tuñón publicó sus primeros poemas en Caras y Caretas y en 1923 participó de Proa, revista mural fundada por Jorge Luis Borges. Poco después entró a trabajar como periodista en el diario Crítica donde conoció a Roberto Arlt.

Si bien formó parte del denominado Grupo Florida, por donde circulaban Borges, Oliverio Girondo, Francisco Leopoldo Marechal y Macedonio Fernández, Tuñon tenía también amigos y vínculos con el grupo de Boedo, referenciado con las clases bajas y la poesía proletaria. En la década del 30 se afiliaría al Partido Comunista para participar luego en la resistencia madrileña.

Así, en la famosa disputa estética entre Florida y Boedo, Tuñón logró ubicarse en un lugar singular: combinando las renovaciones formales del primero y la militancia social del segundo se convirtió en uno de los autores más representativos de la poesía argentina, con títulos como El violín del diablo (1926), La calle del agujero en la media (1930), Todos bailan (1934) y La rosa blindada (1936).

De esta extraña combinación surgiría su amistad con Nicolás Olivari, perteneciente al grupo Boedo, con quien escribe en 1933 Dan tres vueltas y luego se van, una obra de teatro que muestra la debacle de las antiguas ferias de variedades y con ella la debacle de un modelo social, una forma de organizar la diversión y el tiempo libre así como organizar la vida en familia.

Con una poética de otra época y música original, la obra se está presentando en Buenos Aires por tercer año consecutivo y es un verdadero hallazgo estético por el riesgo que representa combinar un texto de características costumbristas con acordes que no le son propios pero que intentan (con éxito) emular el viejo sainete criollo.

“En esta obra los autores anticiparon la Segunda Guerra Mundial, la caída de los grandes relatos, el avance de lo superficial sobre la imaginación”, señala el director Patricio López Tobares que además adaptó el texto. “Ochenta años después, la vigencia es contundente”, sentencia.

Con un despliegue musical y actoral digno de los grandes musicales de Corrientes, esta obra viene así a retomar no solo ciertas lógicas estéticas del teatro de los años 30 sino también condensa la combinación de poesía, dramaturgia y crítica social tan común en esas épocas. Un verdadero viaje en el tiempo de la mano de un poeta social, a la vez clásico y contemporáneo.

Ficha técnico artística
Autoría: Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari
Adaptación: Patricio López Tobares
Actúan: Lucia Bellefin Benites, Ariel Cofre, Germán Mercurio, Fiorella Muzzopappa, Federico Saslavsky, Mariano Segura, Hernán Statuto, Matías Timpani
Vestuario: Patricio López Tobares, Lucía Urriaga
Diseño de espacio: Patricio López Tobares
Realización de escenografia: Lucía Urriaga
Música original: Mariano Segura
Puesta en escena: Patricio López Tobares
Dirección: Patricio López Tobares
Teatro El búho
Tacuarí 215 – Capital Federal
Reservas: 4342 0885
Web: http://www.teatroelbuho.com.ar
Entrada: $ 80,00 / $ 50,00 – Viernes – 21:00 hs



Teatro contra la violencia de género

Para Notas

Wake Up Woman, dirigida por Jorge Acebo, muestra el interior de una pareja violenta con el fin de concientizar a los espectadores en torno a un tema cada vez más recurrente.

En 2013 casi trescientas mujeres fueron asesinadas en nuestro país como consecuencia de la violencia de género. Esto quiere decir que se registró un femicidio cada 30 horas. Además, la cifra creció un 16 por ciento en relación con el año anterior y es el número más alto de los últimos seis años. Pareciera que aunque aumente la pena vinculada a estos casos, se difundan más y más estudios y cifras, la tendencia no se revertirá con facilidad.

En esta obra de Jorge Acebo la problemática de la violencia deja de tener esa frialdad que dan las estadísticas para centrarse en la historia de una pareja normal, en la que uno tendería a identificarse sin problemas, hasta que comienzan las agresiones.

Sebastián García y Natalia Pascale muestran entonces el in crescendo de hostilidad desde los momentos tensos de la convivencia a la completa degradación. “Vengo trabajando con el tema de género hace años y siempre quise meterme con la violencia pero me daba temor”, explica el director, quien antes había abordado la problemática de la locura y la discapacidad y que ahora dedicó meses a investigar sobre esta temática para poder construir la obra.

“Empecé a investigar con grupos que trabajan el tema de mujeres golpeadas, asistentes sociales y psicólogos y ellos fueron orientándonos, pero en España conocí los grupos de terapia de hombres golpeadores y ahí pude ver lo que hay detrás, porque la mujer es la víctima y lo tenés más claro, pero fue muy impactante ver cómo el hombre mutaba”, comenta Acebo.

Mucho de lo que pasa en la obra tiene que ver con esa transformación, con la sorpresa de la mujer frente a lo inesperado, lo impensado, lo siniestro. Fue justamente esta conversión lo que sedujo al director. Según explicó “Uno desde afuera ve al hombre como un monstruo, pero el monstruo tiene complejidades y meterme en eso fue lo tentador”.

Declarada de interés social y cultural por la Legislatura porteña de la Ciudad de Buenos Aires, por la Confederación parlamentaria de las Américas y por la Red de Mujeres parlamentarias de las Américas, Wake Up Woman viene a mostrar así una situación que sigue siendo común. Además, cuenta con el apoyo de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género, dependiente del Ministerio de Justicia y derechos humanos y el apoyo de la Dirección General de coordinación de políticas de género.

Acebo no deja de agradecer la repercusión de su obra a través de los grupos de mujeres golpeadas que visitó para armarla, espacios en los que se sigue difundiendo este original proyecto teatral. “Es una obra a la que la gente vuelve. Viene un matrimonio y después traen a sus hijos adolescentes. Y vos decís ´son muy chicos´, pero te dicen que no, que la tienen que ver”, concluyó el dramaturgo.


Wake Up, Woman
Dramaturgia y Dirección: Jorge Acebo
Actúan: Sebastián García, Natalia Pascale
Duración: 60 minutos
PUENTES AMARILLOS CLUB DE ARTE
Libertad 1230 – CABA
Teléfonos: 48159292
Web: http://www.puentesamarillosweb.com
Entrada: $ 80,00 / $ 60,00 – Sábado – 21:00 hs

El regreso del héroe


Tras nueve años alejado del cine Damián Szifron estrena Relatos Salvajes, una mega producción internacional con un plantel actoral para alquilar balcones.

Si de algo sirven los prejuicios en esta vida, es para hacerla más fácil. Damián Szifron -creador de Los Simuladores, Hermanos y Detectives, Tiempo de Valientes- es un número puesto en la cinematografía nacional y esta película no hace más que demostrarlo.

Estrenada (y ovacionada) en la selección oficial del 67° Festival de Cannes, es por lejos el tanquecito de la industria para la exportación este año. Japón, Estados Unidos y toda Latinoamérica ya la compraron y su derrotero sigue en el Festival Internacional de Cine de Toronto, uno de los más importantes del mundo, que se desarrollará entre el 4 y el 14 de septiembre.

Pero hay bastante más atrás de estos pergaminos en la película coproducida por Kramer & Sigman, Telefe y El Deseo (de los hermanos Almódovar).

“Lo que más me gusta es que quedó compacta”, señaló el director hace unos días en una entrevista exclusiva para Notas. “Estaba pensada como serie para televisión, en principio 14 relatos escritos y 20 sin desarrollar”, contó en la conferencia de prensa del estreno. De esa producción quedaron solo seis historias unidas por un tema en común: la violencia. En ese sentido, el formato de relatos puede que sea el punto más fuerte y más flojo de la película. Suena de lejos la muletilla “las series le han ganado al cine” y algo de eso hay. Porque si bien, como explicó Szifron, la tensión se sostiene de manera sólida a partir de una misma lógica narrativa en todos los casos, uno casi podría adivinar que cada episodio podría ser una película distinta de así haberlo querido el cineasta oriundo de La Matanza. Pero no.

Y aquí hay que reconocerle el riesgo que asume pero que a la vez le reditúa: al ser historias breves, el espectador queda aferrado a la silla y aun en los episodios menos espectaculares desde el despliegue técnico se sigue sosteniendo la tensión. Y si bien los relatos son seis, el armado final tiene una identidad muy fuerte: se ve en el montaje, la pluma y la lente.

“Todos podemos perder el control”, es el slogan de esta película. Todos nos cansamos, nos hartamos del maltrato y las injusticias. Todos podemos ser salvajes, violentos o despiadados. A la vez, todos tendremos un relato favorito de entre los seis, nos identificaremos con alguno de los personajes y finalmente saldremos del cine diciendo “qué buena película”.

Tras la polémica de hace unos días en la mesa de Mirtha y la huelga del Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público, finalmente llega a las salas el regreso del héroe. Pocos pensarán en cuánto se gastó en hacer esta película. O en que el guión está ajustadísimo a muchos de los temas candentes de la realidad nacional, tales como burocracia, inseguridad y corrupción. Algunos verán que es “la-película-de-Darín”, por lo que probablemente estallen las boleterías de gente que jamás siquiera escuchó nombrar a al maravilloso Maximo Cosetti. No importa. Relatos Salvajes será la película del año: entretenidísima, súper prolija y con un guión impecable. Szifron no defrauda a sus fanáticos y se proyecta internacionalmente. Que sea rock.


Relatos salvajes
Guion y dirección: Damián Szifron.
Con Ricardo Darín, Erica Rivas, Oscar Martínez, Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti, Rita Cortese y Julieta Zylberberg.
Música: Gustavo Santaolalla.
Fotografía: Javier Juliá.

Columna Cultural

Para Llevalo Puesto

Repasamos algunas ideas de Szifron sobre el cine a propósito del esteno de su tercera película "Relatos Salvajes"

Además: A raíz del estreno de Viudas e hijos del Rock and Roll seleccionamos un grupo de series vinculadas al pasado.


miércoles, 13 de agosto de 2014

Chapa y pintura


Una innovadora puesta en un lugar inesperado es el condimento de esta obra del nuevo teatro en lugares no convencionales. Mecánicas, la última obra de Federico Buso, transcurre en un taller mecánico.

Empieza raro: si uno quiere verla hay que mandar mail para que te den la dirección de dónde se hace. Ya así Mecánicas comienza a intrigar al espectador desde mucho antes que se suba el telón. Bueno, telón, lo que se dice telón, no hay. Porque esta obra escrita por Celina Rozenwurcel y dirigida por Federico Buso se presenta en un taller mecánico de Palermo que funciona como tal de lunes a viernes y que el domingo se convierte en teatro.

“Tenía un amigo que traía un auto acá y el dueño tiene muy buena onda, le interesó la propuesta, y a partir de ahí ya empezamos a ensayar”, cuenta Buso para hacer la genealogía de esta puesta innovadora que muestra a tres mujeres que arreglan autos y ven su vida cotidiana interrumpida por la llegada de la hija de un empresario mafioso. Encarada por la propia Rozenwurcel, Rola viene a romper el aparente caos ordenado del taller, para mostrar otra versión de lo femenino, vinculado a lo suave y delicado. Sin embargo, la cuestión de la femineidad parece no ser importante para su director: “Esta no es una obra de género, simplemente contamos un cuento”.
Más allá de esta intención, Mecánicas tiene algunas discusiones vinculadas con ver a una mujer en el lugar menos esperado y pone en cuestión muchos de los tópicos tradicionales: la tensión de la trabajadora-madre, la relación entre el padre y la hija que hereda su negocio y todo lo cliché vinculado a la mujer como la cocina, la ropa, etc. Los estereotipos se suceden y se van derribando a medida que transcurre la obra, entre olor a nafta, destornilladores y risas.

“Otra ventaja de hacerla en un lugar no convencional es que se acercó gente que no es de teatro”, cuenta Buso enumerando cuáles fueron las repercusiones de esta innovadora puesta. Es que pocos lugares son más familiares que un taller mecánico y a la vez generan más empatía que ese. “Hay gente que dice que no va al teatro pero que viene acá porque es un lugar menos solemne”, concluye el director.

Pero Mecánicas no está sola. Con el mote de “teatro en espacios no convencionales”, otras obras se realizan en la ciudad a partir de la premisa de que su representación amerita un contexto diferente. Proyecto Posadas y Usted está aquí, actualmente en cartel, así lo confirman. Y si bien esta moda parece remitirse a una especie de necesidad de innovar en las propuestas, sin duda logran diferenciarse del resto de la cartelera mediante el uso del espacio, algo que en el teatro más tradicional parece no tomarse muy en cuenta.
Con todo, Mecánicas abre la puerta a un lugar distinto no solo desde lo que cuenta sino desde el cómo. Una búsqueda de originalidad que se corona con buenas actuaciones y una historia simple: qué se hace cuando “el otro” nos invade.

Mecánicas
Dramaturgia: Celina Rozenwurcel
Dirección: Federico Buso
Actúan: Mariana Cavilli, Laila Duschatzky, Marcela Peidro, Celina Rozenwurcel
Asistencia de dirección: Agustín Daulte, Nicolás Oviedo
Colaboración autoral: Lucía Caleta, Daniela Faiella, Mijal Katzowicz, Maria Soledad Manes

Para reservas e información, escribir a mecanicasteatro@gmail.com

lunes, 11 de agosto de 2014

"Un laburante del arte"

Para Sur Capitalino

Lejos de las galerías del arte y la crítica especializada, Vicente Walter vive en el centenar de alto relieves que dejó en cantinas y otras fachadas de La Boca. Quienes lo conocieron reconocen su generosidad, su sencillez y el gran nivel de sus obras. 




A Vicente Walter todos los que lo conocieron lo recuerdan con mucho cariño. Sin embargo, pocos saben quién fue. Quizás reconozcan sus murales en muchas fachadas de negocios, casas y lugares públicos de La Boca. Están hechos en una técnica conocida como “alto relieve” a la que pocos se animan porque lleva mucho trabajo. Sus obras reflejan a la vez escenas cotidianas de la vida del barrio y aparecen donde nadie las espera. Muchos vecinos tienen en sus casas originales de un artista de la talla de Benito Quinquela sin saber su valor, porque Walter trabajaba todo lo que podía, sin descanso, por monedas.


Durante el tiempo que vivió en el conventillo de Magallanes y Pedro de Mendoza, una de sus pocas amigas fue su vecina, la artista plástica Fabiana Valgiusti, que heredó, a su muerte en el 2004, sus herramientas y muchos de sus trabajos de pintura. Las esculturas quedaron para todos nosotros. “El trabajaba para los vecinos, no tenía un espíritu mercantilista”, cuenta Fabiana, con quien lo unía una amistad mediada por el arte en común y el amor por el barrio. Destaca además que Walter muchas veces trabajaba por comida: “Para él lo importante es que la obra estuviera en la calle, no hacer dinero”. Nacido en Mataderos, Walter llegó a La Boca con un carnaval, y aquí se quedó más de cuarenta años. Sus trabajos intentaban reflejar la idiosincrasia local, y lo lograban muchas veces a través de la observación. “Lo que más me impresionaba de él era cómo usaba su arte para mostrar lo que veía en la realidad “, recuerda Valigiusti y acota que el muralista solía encontrar sus referencias en las cosas de todos los días. Habitué de la cantina “Los Amigos” (Olavarría y Necochea), allí se pueden encontrar algunos de sus trabajos, que en total son más de 800 desperdigados por Barracas, La Boca, Constitución y Quilmes.


 “A principios de los años 80, yo comenzaba mi camino en la pintura y salía por el barrio a pintar al aire libre”, recuerda el artista plástico y actual director del Museo Quinquela Martín, Víctor Fernández. “Una tarde me crucé en la calle con Walter que me pidió ver la pintura que había hecho; la miró un rato, mientras pensativo repetía: tiene perspectiva... perspectiva... perspectiva... Walter era un gran tipo; generoso y dispuesto a aconsejar y dar una mano desde su oficio a quien se iniciaba en el arte”, destaca Fernández.

Estas voces no son las únicas que ensalzan el carácter sencillo, humilde y bonachón de Walter. También hay quienes rescatan su gran obra, su capacidad para producir más allá de los problemas económicos y el lamentable olvido al que se lo somete desde la “preservación cultural” oficial. Omar Musis, artista del barrio, se encargó por su propia voluntad de restaurar el mural de Walter en Pedro de Mendoza y Martín Rodríguez. “Nadie le da bola, no lo conocen y está a la altura de Quinquela”, señaló Musis. En este sentido, Valgiusti acota: “Cada vez que se habla de patrimonio cultural, Vicente esta ninguneado, lo googleás y no existe, nunca nadie lo retomó”.


Es que en la afiebrada actividad de Walter no quedaba mucho tiempo para difundir sus trabajos. “Parecía verse a sí mismo como un laburante del arte, antes que como artista de elite”, comenta Martínez. En esa línea Valigiusti lo recuerda como alguien poco propenso a las entrevistas y reconocimientos. “Por la personalidad de él que estaba más ocupado en trabajar que en hacer relaciones publicas”, cuenta la pintora. Sin duda, mucho de su  ostracismo tiene que ver con lo poco que se sabe de él actualmente, casi diez años después de su muerte. Pero el recuerdo queda en las obras, y fundamentalmente en el ejemplo que dio a quienes lo conocieron. “Walter no se afanaba por exhibir en salones, galerías u otros espacios legitimadores, su galería de arte eran las calles boquenses, y mientras la crítica especializada lo eludía prolijamente, él gozaba del unánime juicio favorable de la comunidad”, cuenta Fernández. Valgiusti es aún más drástica: “En las artes plásticas o laburas de venderte de plástico o laburas y a él le gustaba laburar”.


“Su obra ha sido importantísima porque extendió en el tiempo la luminosa tradición cultural boquense gestada en la primera mitad del siglo XX, caracterizada por una estrecha convivencia entre arte y contexto”, historiza Fernández y admite: “Hoy, buena parte de este valioso patrimonio artístico presenta un preocupante deterioro y resulta imprescindible una fuerte concientización acerca de la importancia de conservar adecuadamente estos íconos; al servicio de esta causa, el museo Quinquela se comprometerá incondicionalmente”.

Lejos de las luces del centro, de las galerías de arte y la crítica especializada, Vicente Walter vive en el centenar de murales que dejó en nuestro barrio. Es parte de la mística salir a descubrirlos y por qué no, restaurarlos si hace falta. A más de diez años de su muerte, recuperemos la figura de un artista que trabajaba mucho, hablaba poco y todavía sigue entre nosotros.


 



Una de anarquistas


Basada en los legajos policiales del caso, se presenta en el Teatro Nacional Cervantes una nueva versión de la obra de Mauricio Kartun “Sacco y Vanzetti”.



Una de las dificultades más comunes de las obras de arte vinculadas a casos reales es que se pierde parte de la sorpresa que significa saber cómo termina la historia. En este caso, la obra de Kartun con dirección de Mariano Dossena vuelve sobre las archiconocidas vidas de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, los dos anarquistas encarcelados y condenados a muerte por la justicia norteamericana en la década del 20, pero agrega bastante información sobre los sucesos.

La relación de los jueces involucrados con el poder político de turno, la confesión por parte de un preso de los crímenes que se le endilgaban a los militantes y la vida de los dos amigos en la cárcel durante los siete años en los que medio mundo se conmocionó con la injusticia de su proceso son algunas pinceladas que renuevan la mirada sobre aquel triste acontecimiento.
Sin embargo, la obra navega entre la reconstrucción histórica y la bajada de línea, cuando reitera una y otra vez (casi hasta el hartazgo) la persecución ideológica que a principios de siglo vivían los anarquistas donde sea que estuvieran, incluso en “la tierra de la libertad” por antonomasia, como suele gustarle autodefinirse a los Estados Unidos.

Aquí entonces empiezan los problemas: a medida que transcurre la obra, uno es presa de la retórica romántica e idealista de los italianos pero a la vez reconoce la falta completa de realidad de sus planteos. Porque a pesar de poder estar de acuerdo con que se cometió una injusticia con Sacco y Vanzetti, pocos de los espectadores comulgarían hoy con las ideas que planteaban Bakunin o Kropotkin.

Mucho menos se incomodarían con la falta absoluta de respeto a las leyes que ostenta Estados Unidos tras los crímenes de lesa humanidad cometidos en todos los lugares del mundo donde tuvo presencia durante el siglo XX, sin mencionar la cárcel de Guantánamo, los asesinatos de Osama Bin Laden o Saddam Hussein.

Así asistimos a una crónica de una muerte anunciada sostenida por principios ideológicos que, planteados con bastante liviandad (¿quién quiere hablar de la explotación del hombre por el hombre un jueves o domingo a la noche?) marcan el ritmo de las buenas actuaciones de Walter Quiroz, Luis Ziembrowski, Jorge D`Elía y Fabián Vena, entre otros.

Con todo, el marco del Teatro Cervantes y la música en vivo completan una puesta en escena interesante, con pretensiones de emoción y reivindicaciones justas, aunque quizás demasiado almidonadas.

Por otro lado, no es la primera representación de este episodio en el teatro. La puesta original de este material sumario estuvo a cargo de Jaime Kogan, con Víctor Laplace y Lorenzo Quinteros y se montó en el teatro Metropolitan en 1991.

También se puede retomar la película de 1971 de Giuliano Montaldo, con banda de sonido de Ennio Morricone y una balada de Joan Baez. O los documentales relativos al caso, donde se profundiza más sobre las conexiones políticas e institucionales de estos crímenes: el de 2006 dirigido Peter Miller, llamado sintéticamente “Sacco y Vanzetti”, puede verse online. “El diario de Sacco y Vanzetti” (David Rothauser, 2004), también utiliza las cartas y documentos judiciales para reconstruir el caso.


Ficha técnico artística
Autoría: Mauricio Kartun
Actúan: Jorge D´telía, Ricardo Díaz Mourelle, Cristina Fernandez, Maia Francia, Gustavo Pardi, Walter Quiroz, Agustín Rittano, Horacio Roca, Daniel Toppino, Fabián Vena, Magela Zanotta, Luis Ziembrowski
Músicos: Daniel Gilardi, Matías Grinberg, Paula Pomeraniec, Gaspar Scabuzzo
Dirección musical: Gabriel Senanes
Dirección: Mariano Dossena
Teatro Cervantes
Libertad 815 – Capital Federal
Teléfonos: 4816-4224
Web: http://www.teatrocervantes.gov.ar
Entrada: $ 60,00 -
Jueves, Viernes y Sábado – 21:00 hs
Domingo – 20:30 hs

jueves, 7 de agosto de 2014

Columna cultural

Para Llevalo Puesto

Agenda
A raíz del día del libro recomendamos algunas publicaciones de Escape a Plutón y repasamos las nuevas tendencias en literatura infanto juvenil.



Al infinito y más allá

Para Notas


Proyecto Posadas vuelve sobre el tópico de los setentas y la militancia de la mano del mítico líder del troskismo intergaláctico.


“Posadas es un personaje súper importante y es rarísimo que nadie lo conozca”, cuenta Michelle Wejcman, la directora de esta obra que va por segundo año en cartel y narra la historia de un grupo de militantes posadistas en la década del 70 y la reconstrucción de ese momento por parte de estudiantes de cine en la actualidad. Es que Homero Rómulo Cristali Frasnelli (alias J.Posadas) es efectivamente muy poco conocido más allá de algunos pequeños círculos, en general vinculados a la izquierda. Pero su ¿movimiento? aún sigue vigente y forma parte de una de las variantes del trotskismo más ¿exóticas?, vinculadas al comunismo ¿intergaláctico?

Posadas nació en Argentina en 1912 y falleció en Italia en 1981. Empezó su actividad militante como dirigente sindical obrero. En 1947 organizó el GCI (Grupo Cuarta Internacional) y a partir de ahí, desarrolló secciones trotskistas en varios países de América Latina y constituyó el BLA (Buro Latinoamericano de la Cuarta Internacional), en disidencia con otras organizaciones trotskistas tanto nacionales como latinoamericanas. Al día de hoy el posadismo sigue existiendo y defiende las banderas del “socialismo mundial”.

Sin embargo, lo que más suele rescatarse de Posadas (y esta obra lo retoma) es la idea de un socialismo interplanetario. Su razonamiento era simple: si los extraterrestres llegan a comunicarse con nosotros es porque la evolución de sus fuerzas productivas es superior a la de los humanos, pero ese nivel de desarrollo solo puede conseguirse en el socialismo, ergo, los extraterrestres son socialistas y nosotros debemos emularlos.

“Usamos al posadismo como excusa para hablar de una época”, aclara Wejcman y agrega: “Se usa el pasado para pensar la actualidad, para pensarnos hoy”. Así la obra muestra dos momentos diferenciados, por un lado la organización del cumpleaños de Posadas por parte de un grupo de militantes en los setenta y la reconstrucción de ese episodio en la actualidad. El hilo conductor es el lugar: una barbería de época que le da a la obra un carácter diferente, no sólo porque el escenario es una peluquería de verdad sino porque los espacios reducidos generan una intimidad especial. “Al ser un encuentro clandestino sumaba mucho que el espacio fuera real para que el público sintiera que estaba espiando algo prohibido y para poder jugar con la calle”, explica la directora.

Y es que si bien es cierto que mucho de lo que sucede en esta obra remite a lo clandestino, su mayor acierto tiene que ver con mostrar el interior de una organización política sin la solemnidad que suele agregarse en las lecturas más tradicionales. Mucho de lo que pasa en esta peluquería tiene que ver con el clima de los setenta, pero también con la resignificación que se hace en la actualidad de aquellos años. Los dos actos son así un todo conectado por la locación pero también por la memoria y el juego con la nostalgia es permanente, reforzado por un lugar que parece salido de 1910.

Sin embargo, la Barbería La Época no es una peluquería antigua sino que fue construida así en 1998 por su dueño, Miguel Barnes, autodenominado “el conde de Caballito” y todo un personaje del barrio. “La forma de promocionar mi salón fue a través de lo cultural, hicimos siempre espectáculos, con escenarios, obras de teatro, bandas y hasta la gente se instalaba en la vereda de enfrente”, cuenta Barnes y asume que lo suyo es un oficio doble: “Soy coleccionista y peluquero, tengo más de diez mil piezas guardadas y 16 barberías desarmadas para hacer el gran museo con el que siempre soñé”.

El viaje en el tiempo que propone “Proyecto Posadas” es, entonces, triple. Estamos en un lugar que aparenta ser antiguo pero no lo es, viendo una obra de teatro que reconstruye la década del setenta pero que, a la vez, tiene un segundo acto donde se recuerda esa época. A riesgo de morir de Inception, Marty McFly nos recuerda un canto popularizado por la Juventud Peronista: “¡No son bengalas ni luces de colores, son los trotskistas en platos voladores!”


Ficha artístico-técnica
Proyecto Posadas
Autoría: Andrés Binetti
Dirección: Michelle Wejcman
Actúan: María Eugenia Alvarez, Fabian Caero, Malala González, Laura Igelko, Geraldine Lapiduz, David Ledezma
Duración: 60 minutos
BARBERÍA LA ÉPOCA
Guayaquil 877
Reservas: 153 175 1592
Entrada: $ 85,00 / $ 70,00 – Viernes – 21:00 hs