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sábado, 28 de noviembre de 2020

¿Para qué sirven las series sobre violencia de género? Spoiler Alert: Para nada

Para Cámara Cívica

Durante 2019 y 2020 las plataformas y canales de televisión no pararon de producir contenido vinculado a la violencia contra las mujeres y lejos de ser feminista, este fenómeno no supone una modificación de las pautas conservadoras del universo simbólico televisivo tradicional.

 En los últimos dos años más de una decena de productos audiovisuales basaron su trama en situaciones de violencia de género, lo que evidencia que se trata de un tema recurrente en la cartera de las productoras y las plataformas a nivel mundial. De manera casi sincronizada y desde países tan disímiles en su agenda política como Suecia, Reino Unido, España o Chile llegan voces de creadores que muestran tanto el punto de vista de las víctimas de abuso (I may destroy you, BBC, 2020), como la organización criminal de los abusadores (La Jauría, Movistar, 2020) o al impacto político que tienen en el entramado social (The Loudest Voice, Showtime, 2019) los crímenes de violación, abuso sexual, abuso de poder masculino o asesinato femicida.

 El siguiente análisis de lo que subyace en este aparente “boom” problematiza las implicancias del fenómeno en la conducta de los espectadores, indaga en las manifestaciones paradójicamente anti-feministas del asunto y finalmente, deja ver la ausencia de imaginarios que saquen a la mujer de su rol de víctima del patriarcado y la empodere de forma real.

 1)  ¿Qué vemos cuando vemos violencia?: El peligro del efecto mimético

Ya es conocida la polémica en torno al aumento de tasa de suicidio de jóvenes adolescentes en Estados Unidos tras la emisión de “Por 13 razones”, la serie producida por Netflix en la que una joven se suicida tras un sufrir abuso sexual. En este sentido, hay consenso entre los psicólogos en que la televisión, junto con las redes sociales, tiene un impacto masivo pero a la vez incontrolable en la conducta de los espectadores. Lo que queda claro es que, si la ficción crea imaginarios verosímiles (o “da ideas”), un elevado consumo de ficciones vinculadas a la violencia contra las mujeres, aun cuando la “castiga” a través de una trama en la que “al final pierden los malos”, podría devenir en un efecto imitación en aquellos que las consumen.

Son también numerosos los estudios que señalan que a mayor índice de visibilización en las noticias sobre femicidios, aumenta directamente su ejecución entre la población que consume esas noticias. A la vez, análisis ya clásicos de la teoría de la comunicación explicitan que, si la violencia es retratada en medios de forma demasiado realista o se utiliza el humor en su tratamiento, se genera un efecto imitación entre la población. En palabras de la profesora de periodismo Milagros Pérez Oliva: “Para aquellas personas en las que se ha instalado ya la idea de matar, saber que se ha producido otro crimen le puede llevar a pensar que su caso no es tan anormal, ni su propósito tan abyecto, pues a otros les ocurre lo mismo y reaccionan igual”. Cabe entonces preguntarse si los guionistas, productores y directores de estas series tuvieron asesoramiento profesional para que sus guiones no produzcan en los espectadores un aumento de violencia hacia las mujeres o si podría repetirse lo que sucedió con “Por 13 razones” pero con violaciones o femicidios.

 2) ¿Qué vemos cuando vemos violencia contra las mujeres?: El Purplewashing y Hollywood

El concepto “PurpleWashing” remite a la utilización del feminismo como herramienta de blanqueo o “lavada de cara” para prácticas que no son necesariamente positivas para el colectivo que el feminismo procura defender. Evaluando esta avalancha de series sobre abuso y violaciones a mujeres, lo que a priori se consideraría como la cristalización en el plano artístico de una necesidad social válida como puede ser visibilización de los crímenes cometidos contra mujeres, también podría analizarse como una estrategia del establishment televisivo de “pasar página” tras una escalada de denuncias de trabajadoras del cine y la televisión contra grandes figuras masculinas de la industria. Así, la abultada producción de ficciones aparentemente feministas, que podrían considerarse de ese modo porque enarbolan la bandera de la denuncia al presentar abusos o violaciones como temática y que se pueden colgar cucardas progresistas por “visibilizar” un flagelo que ha sido silenciado durante décadas, también pueden funcionar como parte de una maniobra para revitalizar a un Hollywood cada vez más desprestigiado a raíz los mediáticos casos de Harvey Weinstein, Kevin Speacy o el presentador de noticias de la NBC acusado también por el #MeToo, Matt Lauer (en el que se inspira The Morning Show, Apple TV, 2020).

 3) ¿Qué vemos cuando vemos mujeres como víctimas?: En busca de un verdadero empoderamiento en la ficción sobre mujeres

“No hago películas ambientadas en la actualidad porque los personajes femeninos casi siempre son violados", dijo hace apenas dos años la actriz inglesa Keira Knightley a la revista Variety. Sus declaraciones pueden ser consideradas como un termómetro prematuro de esta ola de ficciones sobre violaciones y abusos a mujeres, pero también sirven para evaluar el rol de ellas en los imaginarios contemporáneos. Que una serie sea sobre una mujer víctima de violación o abuso no quiere decir necesariamente que se manifieste allí un empoderamiento femenino y casi podría representar todo lo contrario, ya que al posicionarla en términos argumentales como víctima, el rol dramático de la mujer queda entonces subordinado al del personaje masculino que abusa de ella. En ese sentido, es significativo precisar que en los últimos años las productoras de contenido buscan desesperadamente guiones que tengan “Personajes femeninos empoderados”, pero a la vez cabría cuestionar en qué consiste de verdad ese tan buscado empoderamiento. Para eso es de utilidad esclarecedora el famoso “Test de Bechdel”, creado por la guionista Alison Bechdel en 1980 como método efectivo para evaluar la brecha de género en las obras de ficción audiovisual. El test consta de apenas tres criterios y sigue siendo muy eficiente, ya que explicita que para que una película no sea considerada desequilibrada en términos de género tienen que cumplirse en ella las siguientes reglas: 1) Aparecen al menos dos personajes mujeres con nombre propio 2) las cuales hablan entre ellas, 3) sobre algo que no sea un hombre.

Huelga decir que en ninguna de las series producidas en estos dos años con un argumento en torno a la violencia contra las mujeres el tema de conversación entre sus protagonistas puede ser otro que el referido al binomio abusada-abusador, por lo que, paradójicamente, los personajes femeninos nunca pueden salir del tópico del cine más tradicional de dos-mujeres-hablando-sobre-un-hombre, aunque en este caso él represente al “malo” de la historia, y no pasan el test. Queda claro entonces que más que empoderar a las mujeres, este tipo de ficciones continúa reproduciendo una estructura patriarcal de dominación simbólica, en el que las mujeres siguen sin ser dueñas de su propio destino, pues apenas sirven para sobrevivir a los estragos del abuso y, en el mejor de los casos, lo más interesante que puede sucederles, en función de este imaginario, es que su abusador sea encarcelado.

Con todo, es evidente entonces que estas series no deben ser consideradas expresiones inocentes de una “nueva ola feminista” en los medios audiovisuales, sino herramientas de doble filo para un colectivo que si bien es cada vez más fuerte y combativo, sigue teniendo que luchar a diario para hacer respetar y cumplir sus derechos. Desde la ficción, constructora permanente de mundos posibles, urge la creación de un universo simbólico en el que las mujeres puedan desplegar su potencial creativo sin miedo, censura o violencia y donde puedan ser, de verdad, poderosas.

Series analizadas:

No ficción:
2020- Asquerosamente rico - Netflix - US
2019- Examen de conciencia - Netflix - España
2019- Bikram: Yogui, Guru, depredador- Netflix - US

2019 - El caso Alcàsser – Netflix - España


Ficción
2020-The morning show - AppleTV-US
2020-Unbelievable - Netflix - US
2020-I may destroy you - BBC- UK
2020-La jauría- Movistar - Chile

2020- Mentiras – Atresmedia – España
2019-Heder – Bigster- Suecia
2019-Delhi Crime - Netflix- India
2019- The Loudest Voice - Showtime- US
2019- Force of Habit- Tuffi Films– Finlandia

Bibliografía:

DONNERSTEIN, E. (1998): “¿Qué tipos de violencia hay en los medios de comunicación? El contenido de la televisión en los Estados Unidos”, en SANMARTÍN, J; GRISOLÍA, J. y GRISOLÍA, S. (Eds.) (1998):
Violencia, televisión y cine. Barcelona, Ariel.

GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, S. (2012).  “La representación de la violencia en las series juveniles españolas”. En: GUARINOS, V. RUIZ, M.J. (Eds) I Congreso Internacional de la Red Iberoamericana de Narrativas Audiovisuales (Red INAV). Universidad de Sevilla, Secretariado de Recursos Audiovisuales y Nuevas Tecnologías.

lunes, 9 de noviembre de 2020

3 series para entender por qué casi gana Trump

Con el ajustado margen de las elecciones presidenciales de la semana pasada Donald Trump volvió a dejar claro que Estados Unidos es un país de bipartidismo extremo y voto conservador. Pero para aquellos desprevenidos que observan con estupor que 71 millones de norteamericanos hayan vuelto a elegir a semejante personaje como líder por otros cuatro años, la ficción televisiva contemporánea puede otorgar algunas claves útiles a la hora de esbozar un intento de explicación del ADN retrógrado de las mayorías yankees.

Seleccionamos tres series de muy buena calidad que además de entretener, educan sobre el conflicto social del país americano, que como explicó Noam Chomsky hace poco, está al borde permanente de la guerra civil.
De la mano de una de las guionistas de Mad Men y con la maravillosa Cate Blanchett como protagonista, Mrs. America es un drama biográfico que narra la historia de la conservadora Phyllis Schlafly, una abogada republicana que se opuso a la instalación nacional de la enmienda de igualdad de derechos en la década del 70. Más allá del fresco didáctico que pinta de la escena de la 3era ola feminista norteamericana, la serie permite entender cómo el conservadurismo yankee tiene en las mujeres del midwest un batallón de infantería inclaudicable cuando se trata de defender lo indefendible, incluso si va contra sus propios derechos. La nota de color es que Schlafly escribió, antes de morir, en 2016, un libro alabando a Trump.


La conjura contra América (HBO, 2020)

Última creación del laureado David Simon (The Wire, 2002), que se ganó con el halago de Pablo Iglesias por esta serie un par de rounds con el fascismo vernáculo en Twitter, esta ucronía está basada en el best-seller de Phillip Roth y plantea un escenario en el que, en 1940, el famoso héroe americano de la aviación (y simpatizante nazi) Charles Lindbergh gana la presidencia frente a Roosevelt. Total: Estados Unidos no entra a la 2da Guerra Mundial, establece un pacto con Hitler y se desencadena una diatriba totalitaria puertas adentro de sus fronteras. Por si no queda clara la analogía entre el fascismo y el trumpismo, Simon explicitó que HBO se esforzó para lanzarla antes de las elecciones y así usarla como herramienta contra los conservadores.
Está más que claro que una de las armas más potentes que ha tenido Trump para dar la batalla cultural pre-elecciones en 2016 y este año ha sido la cadena informativa conservadora Fox News. Esta miniserie retrata en 7 capítulos el origen y auge de la señal, de la mano de su creador, Roger Ailes, amigo confeso de Donald. Con Russell Crowe, Naomi Watts y Sienna Miller en los papeles protagónicos, recorre la biografía del periodista, asesor y consultor republicano y deja ver también los casos de abuso sexual de los que se lo acusó públicamente, ya retratados en la película Bombshell (Roach, 2019).

miércoles, 21 de octubre de 2020

Algunas lecciones políticas de "Antidisturbios"

Para Cámara Cívica

 

Por más plataforma masiva en la que se expusiera, resulta impensable que "La serie del año", como la definieron los expertos de la crítica, pudiera llegar a ser vista por una población más amplia que el un nicho de conocedores del cine que sigue fielmente a Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña desde Que Dios se lo pague o El Reino  sin la publicidad que le hicieron en el fin de semana de su estreno los sindicatos de policías acusándola de bulo, escoria y más. Pues bien, así sucedió de un lado y del otro del espectro político con JUPOL, Gabriel Rufián y Juan Carlos Girauta expidiéndose en las redes sobre el contenido, el enfoque y el trasfondo ideológico de esta producción de Movistar+ que ha visto la luz hace apenas unos días.

Sin embargo, la serie, que va de un grupo de agentes de una Unidad de Intervención Policial,  (los órganos móviles de seguridad pública dependientes de la Policía Nacional de España), a cargo de un desahucio madrileño, tiene muchas más capas que la de la mera controversia, sobre todo porque emula en su guion la estructura de mamushkas de The Wire (HBO, 2002), la mayor gema del thriller televisivo contemporáneo, que retrata a un grupo de agentes de la policía a partir de una trama de corrupción policial, jurídica y política en la ciudad de Baltimore.

Con todo, Antidisturbios sirve para recordar algunas máximas del pensamiento político vigente, aferrados al asiento, con una tensión permanente gracias a la brillante dirección de Sorogoyen y a las actuaciones por demás sólidas de un grupo de actores bien elegidos y eficientes. Aquí las resumimos.

TODO es política

Una línea que aparece en boca de uno de los personajes de la brigada de asuntos internos parece resumir toda la serie en una sola frase pero también cualquier otra que implique desahucios, policías, jueces y funcionarios. No hay que ir muy lejos para entender que todo comportamiento de un grupo de "Agentes del orden" responde más a la ideología imperante del régimen político que a las meras actuaciones particulares de unos sujetos con armas. En la serie eso se devela de forma magistral a través de un entramado de complicidades que dejan a los tipejos de la UIP desprotegidos frente a un universo de "amiguismo" que les es ajeno por no pertenecer a la casta política.

La policía siempre gana

Otra frase que aparece de forma explícita en palabras de uno de los responsables del grupo de agentes retratado en la serie sirve también para recordar el permanente status-quo en el que las fuerzas del orden, al proteger un sistema que los usa para amurallarse, también protege a sus laderos. Aunque a veces, tal como muestra este caso, corta por lo más fino y los manda a morir. Y si bien al final de la serie los policías no cumplen condena por su homicidio doloso, tampoco se muestra que haya habido represalias en los altos mandos por la inacción o la corrupción policial.

Sigue el dinero

La trama de la serie se desarrolla en torno a un negociado inmobiliario que permite desahuciar familias de manera express sin real apuro para construir hoteles. En este caso, la forma en la que la protagonista investigadora logra develar el misterio de por qué se apuran estas evacuaciones es a través de la reticencia de un juez en frenar un desahucio con pocos agentes, pero en definitiva, este juez responde a intereses económicos. En ese sentido, Antidisturbios emula a The Wire como lo hizo en El Reino, en una estructura de thriller perfecto en el que el dinero es el único Dios, amo y gobernante.

Es el turismo, estúpido

La problemática de la gentrificación de Madrid es abordada también en la serie a partir de una serie de hoteles que planean construirse en el sitio del desahucio que origina la trama pero que en definitiva también desvela uno de los grandes problemas de la economía española, precarizada, tercerizada y puesta al servicio de los "guiris" que usufructúan del sol, una moneda devaluada y una estructura de trabajo temporal de la que nadie parece quejarse. Con eso, Sorogoyen vuelve a poner el dedo en la llaga, mostrando que el pecado original no son los agentes del orden, sino el orden subdesarrollado que defienden.

No hay tal cosa como "mala publicidad"

"No iba a verla porque pensé que era blanqueo pero ahora la veo" o "No pensaba verla, esperaba una mierda patriótica de blanqueamiento de la represión pero vuestra recomendación me indica que estaba equivocado" son algunas de las contestaciones que han recibido en su cuenta de Twitter el Sindicato JUPOL tras acusar a la serie de bulo, escoria y más. Parece que mucho de lo que los policías encontraron como ofensivo en la serie (drogas, corrupción, excesos) es lo que justamente atrae al público en general.

lunes, 5 de octubre de 2020

Libros gratis para que tus padres se divorcien de una vez

 
Realidad: La plata no alcanza. Explicación: Ganó Macri. Marco teórico: la derecha  neoliberal conquistó Occidente. Solución: una serie de recomendaciones de libros gratis para sumergirnos en la ficción y olvidarnos del mundo. En tiempos de Trump, Putin, Temer y Macri, leer ficción sin pagar millones es nuestra única revolución posible. Venceremos.
 
Y como todo lo bueno tiene que terminar, en este caso cerramos la  columna con recomendaciones para irnos, para rajarnos, para salir de  donde estamos y volver a empezar. Historias de amor que duelen porque se terminan, porque concluyen, porque nada puede escapar. Cuatro recomendaciones para que tus padres den por finalizado ese martirio al que decidieron someterse y pongan un abogado de por  medio. Historias de dolor, pero de libertad, que marcan un rumbo hacia el futuro, donde siempre habrá amor después del amor.


Madame Bovary, Gustave Flaubert

Lo que podría haber sido el "50 sombras de Grey" del siglo XIX es hoy  una de las más reputadas novelas de todos los tiempos pero, en su momento causó tanto revuelo que el autor, el editor y hasta el  imprentero involucrado en su edición fueron llevados a juicio por alterar la moral pública. Publicada por capítulos en una revista parisina en 1856, cuenta la historia de Emma Rovault, hija  de un humilde granjero de Berteaux, educada entre monjas y casada por conveniencia con el Sr Bovary, que nunca colma sus expectativas burguesas, románticas o carnales. Aburridísima de su vida como señora de, decide no solo tener un amante sino ¡dos! Sin pensar en el final,  el letargo del conformismo en el que se ve sumida la pobre Emma puede servir para que tu madre se despabile y le diga adiós a su vida de señora.

Los puentes de Madison, Robert James Waller

Archimega conocidísima historia llevada al cine por Clint Eastwood en 1995, esta novela no deja de sorprender por su diferencia radical con respecto a la película. Si bien la historia es la misma y retrata a  una señora del entorno rural norteamericano que conoce a un fotógrafo de la National Geographic y se enamora de él, en el libro la la aproximación que se hace de los personajes es mucho mas equilibrada y le quita el protagonismo extremo a Francesca para también indagar en el viajero/ fotográfo Robert Kincaid, quien además de enamorar a la adúltera señora casada del pueblito por el que pasa, se enamora de ella (¡y ella le parte el corazón!). Aparte y sin spoilear, el tristísimo y desahuciante final que plantea la adaptación de Eastwood en la novela es otro y abre una ventana para el divorcio, la felicidad y las perdices.

Manual para mujeres de limpieza, Lucía Berlín

Poco valorada en sus épocas activa pero rescatada desde hace unos años por la creme literaria yankee y para mejor, editada por primera vez al castellano hace muy poco, esta norteamericana hace añícos todo tipo de fantasía sobre la mujer de clase media de siglo XX para adentrarse en las oscuridades de madres alcohólicas, hijos abandonados, relaciones con drogas, viajes con destino incierto y mucho rock and roll. Con más de una docena de relatos ambientados entre México y Texas y casi siempre en primera persona, esta colección de cuentos destila brillo y osadía y deja claro lo que dice su autora: Exagero mucho y a menudo mezclo la realidad con la ficción, pero de hecho nunca miento". Ganadora del American Book Award en 1991, Lucía le mostrará a tu madre todo lo que puede hacer sin tu padre y a tu padre cómo escriben las mujeres cuando nunca mienten.
 
Reflejos de un ojo dorado, Carson McCullers

Marlon Brando y Elizabeth Taylor protagonizaron la adaptación para el  cine de este clásico de la literatura norteamericana que, tras el éxito de "El corazón es un cazador solitario", catapultó a McCullers a la fama mundial. Ambientada en una base militar, cuenta la historia del capitán Penderton, un homosexual reprimido que se siente atraído por el soldado Williams. A la vez, Williams es un voyeur que espía a  Leonora, la esposa infiel de Penderton, amante del comandante Morris. Con un crimen inevitable entre medio de tanto fuego cruzado, la siempre observadora McCullers desenvuelve su sutil sentido del humor sureño, sus propias tendencias homosexuales y su agudeza para el análisis de la gente del montón en menos de 200 páginas que harán que tu progenitor entienda que la vida es una sola y hay que vivirla bien.

domingo, 9 de agosto de 2020

Leonardo Oyola: "No escribí lesbianas, escribí amantes"

 Para Revista Sonámbula

En plena pandemia, se publicó Ultra/Tumba, la última novela del escritor de Kryptonita, que cuenta la historia de dos amantes, una convicta y una guardiacárcel, en el marco del motín en una prisión de mujeres. Con zombies.

Mucho se está hablando en esta pandemia de los negros del conurbano bonaerense.  Que si se infectan, que si se mueren, que si hacen un motín en una cárcel y Arde Troya. Qué peligrosos, esos negros, son insaciables, iracundos, sentimentales. Pobres, bah. Son pobres y lo único que hacen es coger mucho para tener la asignación por hijo. Qué asco.

Leonardo Oyola (Isidro Casanova, 1973) es un negro del conurbano bonaerense que ganó premios internacionales de literatura, publicó más de media docena de títulos en Argentina y España, 11 ediciones de un libro que puso a Superman en La Matanza y hasta se dio el lujo de filmar una película. Qué asco.

Y ahora, justo ahora, cuando en plena infectadura los negros sucios del conurbano se juntan, se infectan y se mueren para cobrar la asignación, aparece él para contarnos una historia de amor en la cárcel con zombies. Algo así como Orange is the New Black conoce a Game of Thrones al ritmo de una cumbia. Planazo.

¿Qué tiene la cárcel de magnético para haberte encerrado ahí para narrar?

Lamentablemente donde me crié la cárcel estaba y aún hoy es algo que sigue bien presente. Por las condiciones de vida que son iguales a las de muchas, muchísimas, localidades carenciadas en todo el país. No me encerré en una unidad penitenciaria para narrar si no que dan libros míos en talleres de rejas para adentro y voy a las unidades como lo hago con escuelas, universidades, jornadas literarias o cualquier evento al que me lleve mi profesión. Estuve haciéndolo casi diez años de forma ininterrumpida sin cobrar un peso hasta que ocurrió lo del virus. Así que el escenario se impuso para contar una historia. 

¿Qué desafíos te impuso este ambiente, pensando por ejemplo en las críticas sobre la estetización de la pobreza que le hicieron a El Marginal?

En el intercambio con las personas privadas de su libertad charlamos mucho de ficciones como El Marginal y de qué cosas  funcionaban y cuáles no. Y de esas charlas me supe nutrir. La columna vertebral siempre es la del policial. Después vamos viendo. Y acá, y siempre hablando desde la ficción, la doble apuesta estuvo en ver hasta dónde podía jugar y estirar las reglas de los relatos carcelarios y de los relatos de zombies.

¿No crees que existe un morbo clasemediero con la cárcel con el que tenés que contar para poder describir ese sin  alimentarlo? ¿Lo mediste como elemento?

Tu pregunta presupone cosas que para mí son ajenas y un prejuicio de clase. Yo me considero un escritor de género. Un escritor de policiales. Género literario que supo mutar y llegar a la actualidad abrazando una cualidad enorme: la de ser un híbrido. Puedo reincidir en temáticas y en gustos personales. Pero para no repetirme de forma sistemática es que coqueteo con otros géneros para perderme hacia dónde me lleven.

Sos un escritor varón creando sobre cómo sienten y piensan mujeres. ¿Pesó algo de "la ola verde" que vive el país a la hora de escribir? ¿Tuviste que cambiar cosas para que se aggiornaran a los tiempos?

Me dedico a escribir ficción pero siempre partiendo de un asidero de realidad. Para esta novela ese punto de partida me lo dio lo que compartimos con gente privada de su libertad y ese siempre fue mi norte.

¿Puede un hombre escribir sobre mujeres lesbianas sin sobresexualizarlas como le enseñó el porno? ¿Puede sensibilizarlas desde una subjetividad no estereotipada? ¿Desconstruida o feminista?

No escribí lesbianas, escribí amantes; escribí sobre la separación de una pareja de amantes. Y una pareja en un contexto bien específico. En esta novela lejos está de mi búsqueda erotizar. Focalizo en los vínculos de los personajes y no en su sexualidad. Así lo hice también con Lady Di en Kryptonita o con la Víbora Blanca y Lorelei en Santería y Sacrificio.

Los zombies tienen un componente social ya estudiado como modo de denuncia de los excluidos. ¿Qué te atrajo de esta temática para incluirla en un relato tan realista?

Lo que siempre me interesó del tema zombi es la reacción de los sobrevivientes. Cómo para poder seguir adelante la mayoría intenta evitar convertirse en zombie pero se termina deshumanizando de otra forma.

¿Qué dirías que es lo que atrae tanto al público en general de esa dinámica vivos vs muertos?

Lo que atrae y a mí me parece muy efectivo es la metáfora/comparación con respecto a lo que nos vuelve zombies. Que es lo que nos anestesia de otros aspectos de la vida, monopolizando nuestro día a día. Eso se lo reservé solo a un personaje, que es el único que se convierte de otra forma a la que se cuenta en la novela con la que se logró traer de nuevo a las fallecidas de esa unidad penitenciaria.

¿Esperas que Ultra/Tumba se lleve al cine o a la tele como Kryptonita?

Lamentablemente no están dadas las condiciones económicas para hacer una realización cinematográfica como necesitaría esta historia. Y eso desde mucho antes de la pandemia. De hecho hacer cine de género en Argentina estaba siendo solo para un grupo de privilegiados ya antes y además todo esto que está pasando a nivel mundial relega más aún a este arte y afecta el trabajo de muchísimas personas delante y detrás de cámaras.

ULTRA/TUMBA

Leonardo Oyola

Literatura Random House

240 páginas

2020

sábado, 25 de julio de 2020

Libros gratis contra el virus (5): Samanta Schweblin


Acá está, era esto. El futuro era al final una sucesión de presentes absolutos de encierro, infoxicación y soledad. Los números de muertos, los infectados, las medidas tecno-represivas, la guerra de balcones y la geopolítica del morbo se acomodan a diario para no permitirnos pensar en nada que no sea el virus. Y si en ese lejano mundo pre virus apostábamos a leer porque queríamos escaparnos de la realidad, quizás esta vez haya que leer porque la realidad se ha escapado de nosotros. Entonces, lejos de todo y de todos, cuando el mundo se ha vuelto ficción, la ficción ha de ser el único mundo posible. Venceremos

En esta ocasión nos centramos en una de las escritoras fundamentales de la narrativa contemporánea latinoamericana que además es argentina, pro derecho al aborto y anti neoliberal. Nacida en Hurlingham pero residente en Berlín, Samanta Schweblin se formó en la UBA y en los famosos talleres de Diego Paszkowski, fue consagrada internacionalmente a través de premios y becas y sus libros se traducen en todo el mundo. Inicialmente cuentista, ya ha escrito dos novelas, una más inquietante que la otra.

Kentukis

Publicada en 2019, la segunda novela de Schweblin plantea un croquis internacional de personajes que en varios países están conectados a través de unos dispositivos electrónicos llamados Kentukis, mezcla de tamagochis con peluches. La cosmovisión de la soledad paliada con la tecnología se completa a través de la dinámica de ver o ser vistos, en tanto uno puede ser un Kentuki (y ver la vida de alguien a través del dispositivo) o poseer uno. ¿Quién quiere ser mascota en el siglo XXI? ¿Quién prefiere un dispositivo a un ser humano? ¿Quién mira a quién? Esas son algunas de las inquietantes preguntas que aparecen, sin respuesta clara pero con mucha precisión dramática y un dejo de Black Mirror.

Distancia de rescate

Próximamente en Netflix, protagonizada por Dolores Fonzi, esta novela busca y encuentra preguntas y respuestas sobre el uso de agrotóxicos en la actualidad más acuciante del mercado alimenticio mundial pero centra su eje en la relación entre madres e hijos. Ubicada en algún lugar inexacto de la pampa argentina, Schweblin disecciona una relación fantasmagórica entre los tóxicos que viven en el cuerpo de aquellos sometidos al negocio mundial de la alimentación transgénica, el vínculo entre una madre de un niño enfermo y una extranjera, en una frontera nebulosa entre realidad y la fantasía.

Pájaros en la boca

Ganador del premio Casa de las Américas en 2008, este segundo libro de Schweblin fue reeditado recientemente pero muestra al desnudo su capacidad de generar perturbación a través de 15 relatos cortos, concisos y muy potentes donde la tensión nunca cesa. Entre los relatos se destaca el que da título al libro, del que se filmó un corto, Inman y Matar a un perro, que ya podrían considerarse clásicos contemporáneos y navegan en ese terreno resbaladizo entre el realismo mágico y el terror con reminiscencias claras de Cortázar, Kafka o Poe.

El núcleo del disturbio

Publicado en 2002, esta opera prima fue ganadora tanto con  el Premio Nacional de las Artes como el Concurso Haroldo Conti. Lejos del amateurismo, los 12 relatos que lo componen ya muestran la potencia y pirotecnia narrativa que mantiene toda su obra. “Hacia la alegre civilización de la capital”, permite espiar un modo de mirar el mundo extraño y extrañado que luego se desarrollará en sus otros libros y ya da la pauta de las sensaciones que genera Schweblin en toda su narrativa: miedo, paranoia y una locura verosímil, su sello fundamental.

lunes, 27 de abril de 2020

Libros gratis contra el virus (4): Todo estará bien, ya lo verás


Acá está, era esto. El futuro era al final una sucesión de presentes absolutos de encierro, infoxicación y soledad. Los números de muertos, los infectados, las medidas tecno-represivas, la guerra de balcones y la geopolítica del morbo se acomodan a diario para no permitirnos pensar en nada que no sea el virus o para no dejarnos directamente pensar.

En su último disco editado en 2019, Los Espíritus aparecieron con un tema inusualmente optimista llamado "Semillas de luz". En él se repite como mantra una y otra vez "Todo estará bien, ya lo verás", que resuena en los versos de "All Things Must Pass" de George Harrison y otros temas "feeling good" de la propia banda. Pegadiza, la canción puede funcionar de himno ante la horda de malas noticias a la que nos enfrentamos a diario, la incertidumbre y pesadez de estas semanas. Inspirados en ese optimismo por la fuerza, recomendamos algunos ejemplos de literatura luminosa para atravesar la pandemia pero también para confiar en que un mundo mejor será finalmente posible. Venceremos.

Una educación, Tara Westover

¿Qué harías si tu padre creyera en el fin del mundo en plan apocalipsis y te prohibiera ir a la escuela? ¿Cómo quedaría tu capaciad de relacionarte con los hombres si tu hermano te moliera a palos cada vez que quisiera mostrarte afecto durante tu infancia? ¿Cómo harías siendo mujer en 2020 para poder lidiar con todo eso en tu curriculum y de paso meter un Best Seller del New York Times? Pues bien, inspirada en su propia historia como hija de una familia casi mormona de la larga estepa norteamericana, Westover sacó su diario íntimo a relucir en un increíble retrato no solamente cuán limitados pueden ser los yankees del midwest sino también cómo es posible escaparse de ellos, escribir sobre su atraso mental y además salir viva del asunto.

Instrumental, James Rhodes

Este pianista británico fue víctima de abusos durante su infancia y según sus propias palabras su vida ha estado marcada por esa tragedia. Pero escuchar a Rajmáninov en bucle durante su adolescencia y descubrir el Adagio de Bach en un ala psiquiátrica le ayudó a combatir sus demonios y a transformar su vida. Después, ya famoso, empezó a escribir. Canto a la posibilidad de superación de traumas pero también alegato inefable de cómo el arte puede mejorar la vida, esta autobiografía busca emocionar, inspirar y combatir a aquellos que creen que los golpes de la infancia son imborrables y determinantes para siempre.

Cómo se hace una chica, Caitlin Moran

Luego del aclamado "Cómo ser mujer" a esta periodista inglesa le pidieron más líneas sobre la vida con su particular mirada y dos años después sacó de la galera esta novela, en la que relata las viscitudes de una niña de clase media baja en el Londres de los 60's (¡quién pudiera!) y su derrotero en los inicios del periodismo de rock. Desde ser una pobre adolescente con acné y ayudas sociales a una amiga de famosos, Moran se encarga de retratar ese paso duro de la pubertad a la adultez, los excesos, los muchachos y el rock desde adentro, mostrando con claridad que todo tiempo pasado no siempre fue mejor.

Alta fidelidad, Nick Hornby

Maestro indiscutido de la comedia británica, Hornby esconde en un cinismo y escepticismo grunge mucho más optimismo del que parece a primera vista. En esta novela desmenuza una historia de amor atrás de otra en manos de su personaje, un alter ego confeso dado la debilidad que Hornby siempre ha explicitado en relación a la música. Un vendedor de vinilos, un montón de canciones y un John Kusac en su mejor momento en la versión película: un combo levanta ánimos invencible.