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viernes, 28 de mayo de 2021
miércoles, 26 de mayo de 2021
Yoga: Otra novela del género “Señores ricos con tristeza”
Genio y figura de la literatura de hibridación entre periodismo, autobiografía y ficción, el francés Emmanuel Carrère publicó su mini tratado sobre el zen y la depresión en lo que él mismo definió como: “Autorretrato de mi caída a los infiernos” y que lamentablemente lejos está de ser su mejor obra. Cuando salió a la venta en Francia en 2020 además trajo consigo una polémica vinculada a su ex mujer que encajó justo en la ola de “cultura de la cancelación” que en estos meses volvió a rugir tras la publicación de la biografía de Phillip Roth.
Con estos antecedentes uno esperaría encontrarse en Yoga con una pluma descarnada, bestial en honestidad como la que nos tiene acostumbrados el autor del magistral “El adversario” o la aplaudidísima “Limonov”, pero no. Lo que vemos en Yoga son algunas quejas existenciales sobre una mezcla de bloqueo creativo y crisis vital mezclados con definiciones de la meditación y un repaso mas o menos pormenorizado de las causas y consecuencias de esa conjunción. Algo así como: estoy triste + voy a meditar + voy a escribir sobre estar triste y meditar.
Tales pretensiones solo sirven para abonar ese sub-género tan de moda últimamente entre los escritores post-50 del hemisferio norte al que podemos denominar “Señores ricos con tristeza”: historias que redundan en vacíos de sentido tras la realización de las consabidas metas vitales que impone el capitalismo de posguerra y que oscilan entre un cinismo agudo y un displicente “Es lo que hay”. Obras que, a la postre, no dejan de reproducir una visión de la masculinidad resignada a acatar las normas del hetero-patriarcado más feroz que reza que, luego de cierta edad, nada puede hacerse más que quejarse frente al televisor por cómo anda el mundo o, en el mejor de los casos, escribir un libro sobre el tema.
Lejos de la originalidad, en los últimos años aparecieron varias opciones de este tipo que podemos englobar bajo el mismo género. Aquí rescatamos algunas de las mejores:
Serotonina - Michel Houllebecq (Francia)
Publicada en 2019 con una tirada espectacular para un libro que no sea Harry Potter la última novela del mejor escritor francés vivo generó mucha expectativa alrededor del componente “chalecos amarillos” de la trama. Pero lejos de centrarse en el desencanto de las clases medias rurales o semi rurales (aunque las retrata con la misma precisión sociológica de siempre) este relato viene a dar por tierra la idea de un mundo feliz a través de los antidepresivos. Su personaje (el mismo hombre occidental devastado por el capitalismo de consumo que aparece en todas sus novelas) esta vez apuesta, para sobrevivir, a una pastillita mágica. Señor rico con tristeza pero medicado, fin.
Saga Mi Lucha - Karl Ove Knausgard - (Noruega)
Ya considerados clásicos contemporáneos, los seis tomos de esta saga que consumen arriba de 3000 páginas catapultaron para siempre al estrellato a este autor Noruego en 2009. Tras la muerte de su padre y un bloqueo creativo, Knausgard se volcó a escribir sobre la depresión, su relación con su esposa, sus amigos y la escritura y hasta se da el lujo en el 6to libro de hablar de los problemas que le trajo el 1ero. Señor rico con tristeza y autobombo.
Alegría - Manuel Vilas (España)
Finalista del Premio Planeta 2019 esta novela muestra la versión ibérica del género a partir de la historia de un escritor que tras el éxito de su último libro viaja de gira para conocer lectores mientras fluctúa entre una depresión y su reverso. La trama, simple, sirve para indagar en reflexiones del tipo “memorias” que se mezclan con un intento por ser feliz con lo que hay. Frases como “No tendría que haber nacido, si iba a sufrir tanto” lo dejan en un claro lugar de señor rico con tristeza pero acostumbrado.
Per Petterson - Hombres En Mi Situación (Noruega)
Publicada en 2004 pero traducida al español en 2020, esta novela oscila entre la biografía y la ficción sin límites precisos. El narrador ha perdido a casi toda su familia en un accidente del que Petterson fue víctima realmente pero además se ha divorciado recientemente y tiene una relación tensa con una de sus hijas. Según la prensa el libro muestra el “desconcierto existencial de un escritor” que para salir de su ostracismo deambula por Oslo, bebe, lee, viaja en coche a ninguna parte. Señor rico con tristeza versión caminante no hay camino.