Realidad: La plata no alcanza. Explicación: Ganó Macri. Marco
teórico: La derecha neoliberal conquistó Occidente. Solución: Olvidarse
del mundo y sumergirse en la ficción.
Prefacio: Los libros sirven para todo. Para informarse y
desinformarse, para aprender y entretener, para evadirnos y
concientizarnos. Pero la gente no lee, dicen los que leen. O no lee
ficción sino libros sobre actualidad y/o política escritos por ignotos
ghost writers y firmados por figuras televisivas. Todo ese papel para
terminar votando a Macri. Bueno.
Finalmente: Buenos Aires sigue liderando los rankings mundiales en
materia de cantidad de librerías por habitante mientras el dólar sube y
sube y uno de las principales obstáculos para los amantes de la
literatura pasa a ser el precio de los libros. Desde esta humilde
columna apoyamos entonces la lectura, la ficción y la piratería,
cansados ya de luchar contra las ¿dos? ¿tres? grandes multinacionales de
la edición, que monopolizan los precios a nivel mundial y evitan que la
cultura llegue a todos los rincones del mundo. Y mucho menos a nuestros
magros bolsillos tras el ajuste macrista.
Conclusión: una serie de recomendaciones de libros gratis para
descargar organizada en entregas mensuales bajo criterios poco
ortodoxos. En tiempos de Trump, Putin, Temer y Macri, leer ficción debe
ser considerado un derecho humano. Leer ficción gratis es entonces
nuestra única revolución posible. Venceremos.
Autora imprescindible de la narrativa contemporánea esta belga fanática de la ayahuasca
dice levantarse de madrugada todos los días para escribir y ha hecho de
su propia biografía una genial obra literaria. Con más de una decena de
títulos publicados destacamos su segundo libro por tratarse de una
historia de amigas y pasiones difusas. Niña en Japón, Amelie conoce el
amor más puro y desenfadado de los brazos de una amiga a quien admira,
ama y odia con la misma intensidad. Si le regalás esto a tu amig@ podrás
debatir por décadas los límites entre el amor, la amistad, el
cosquilleo y el compañerismo. Y después, quién sabe. Suerte.
El remisero absoluto, el hombre de abajo, el sobrino de Bioy. Muchos
son los apodos que tiene Mairal en el mundillo literario argentino pero
solo uno lo ha catapultado a la fama internacional: el chico que soñó
con la estrella porno. Ganador del Premio Clarín con Una noche con Sabrina Love,
Mairal se desmarcó del mainstream rápido y apostó a la poesía, aunque
siguió cultivando su gusto por lo erótico con sus ya míticos
pornosonetos. En esta novela logra un punto culminante entre un tono
sencillo y llevadero y tres grandes problemas existenciales: la
calentura vs. la guita vs. el amor. Si le regalás esto a tu amig@ tenés
tema de conversación por semanas en relación a por qué nos gusta lo que
no nos debería gustar, o por qué eso nos gusta aún más por la misma
razón, aunque solo parezca una novelita de playa. Si te la menosprecia,
podés decir que ganó varios premios internacionales.
Poco conocido en su faceta de novelista pero reeditado hace unos años
en Argentina, este inglés puede hablar del amor como se habla del
clima, con un ritmo y una cadencia digna de la generación de Carver,
Cheever y Kerouac. Formado profesionalmente en Nueva York y en el
Hollywood de los grandes estudios fue periodista, guionista y publicó
cuatro novelas, aunque su nombre parece haberse borrado del santo
panteón beat. En este caso, la excusa de dos loosers enredándose en
hoteles de mala muerte le permite ahondar en disquisiciones filosóficas
sobre por qué amamos o cómo dejamos de amar, en los que se destacan
párrafos memorables que ensalzan la “vanidad del sufrimiento amoroso” y
otras contradicciones de Cupido. Horas y horas de debate con tu amig@
sobre las definiciones que tira de amor, pareja, sexo y soledad.
Perlita.
Miles de gigabytes de chats, horas de audios de whatsapp, memes,
emoticones, gifs, megustas, comentarios, etcétera, etcétera. Eso que
construís con tu amig@ en el éter de la virtualidad es una relación
amorosa y nadie lo está diciendo. Qué mejor que una novela epistolar
para dejar claro que cuando te escribo es porque te quiero, porque te
deseo. Fenómeno de ventas en Europa hace unos años, esta historia puede
pasar por edulcorada pero en el marasmo tindericida de las
telecomunicaciones del siglo XXI aparece como un remanso para los que
creemos que toda energía dedicada a escribir chats y correos
electrónicos es amor volcado al teclado. Dos extraños, mails, amor, fin.
Si seguiste el hilo argumental de esta recomendación queda claro que
sabés de dónde tirar con tu amig@. “Si en lugar de escribirme mensajes
me invitaras a salir, lo que gastamos en 4G lo invertiríamos en
cervezas”. Podés usar la línea, no necesitás citar la fuente (emoticon
carita ojitos para arriba).
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