Buscar este blog

viernes, 23 de diciembre de 2022

Un cuento x semana #11: Persigue tus sueños

1.-
Está muerto. El tano está muerto. No entendemos cómo pasó, no entendemos ni siquiera qué hacemos acá con él muerto en la cámara frigorífica, pero sabemos que está muerto, tiene que estarlo, hace doce horas lo dejamos encerrado, ergo, murió, fin, caput.
Con Ale no somos amigas, somos compañeras de trabajo, o eso éramos, hasta este momento, en el que nos convertimos en asesinas. Ella mandó al tano a buscar no sé qué cosa, yo cerré la puerta de la cámara, a ella le sonó el teléfono y se fue. Nunca lo vi entrar a él y ahora tampoco lo voy a ver salir. Esto es real, esto está sucediendo, somos asesinas en un país que no es el nuestro y hay un señor congelado entre unas patas de cordero y miles de millones de langostinos. ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué podemos hacer?

2.-
Ale y yo llegamos a Australia casi al mismo tiempo, hace un año. Ella consiguió el trabajo de ayudante de cocina y yo me sumé como camarera. Así que sufrimos juntas los mismos clientes violentos y alcohólicos, la misma jefa déspota, el mismo cocinero machista. Un bistró de doce platos en las afueras de Sydney, un micromundo que fue nuestro hogar hasta que se convirtió en la escena del crimen.
Ahora tenemos un cadáver en la cámara frigorífica y también tenemos que decidir pronto qué hacer. Qué se puede hacer con un cadáver. Esconderlo, dice Ale, entre los otros víveres. Sacarlo a la basura, digo yo. Pero en realidad no entiendo qué estoy diciendo porque tengo frio, miedo y ansiedad.
Hasta que ella se ilumina: Vincenzo, así se llama el cadáver que antes era el cocinero misógino con el que debíamos convivir a diario, tenía planeado un viaje hasta Cairns, al norte, para asistir a un festival de música. Tiene una camioneta, equipada para sobrevivir a la ruta y entradas para dentro de diez días. Planeaba salir mañana, dice Ale, llevémoslo y lo hacemos pasar por sobredosis.

3.-
Es arriesgado, sí. Hay que robarle las llaves de la camioneta al muerto, hay que manejar unos 2500 km, hay que subir posteos del muerto a las redes sociales, hay que renunciar a nuestros trabajos, hay que llegar a Cairns, entrar al festival con él, tirarlo por ahí y dejar que se descongele. Todo en diez días. Tenemos diez días y un muerto. Tenemos un festival de música internacional, 2500 km, culpa, ansiedad y confusión. Pero también tenemos un plan. Y frío. Tenemos frio porque seguimos en la cámara mirando al muerto pensando qué hacer con él. Laurie, la jefa déspota, va a llegar en cualquier momento. Y nosotras tenemos que actuar, rápido, rapidísimo. Lo escondemos entre las patas de cordero, usamos el teléfono, que por suerte no está congelado y enviamos un mensaje a Laurie: “No me siento bien, hoy no voy a ir hoy, nos vemos en 15 días”. Sabemos que Laurie va a llamar así que silenciamos el teléfono y lo guardamos. Salimos de la cámara. Hacemos como que está todo bien, somos asesinas profesionales. Fake it until you make it.

4.-
Laurie nos odia. Laurie odia a todo el mundo, pero a nosotras en particular. Es vieja, amargada, resentida y un poco psicópata. Nos grita, nos regala comida, nos hace la psicológica día por medio. Ale sufre más porque quiere ser chef y necesita esta experiencia laboral para avanzar en su carrera. A mí me da igual, este trabajo como cualquier otro es un trabajo para vivir en Australia, el país con la calidad de vida más alta del mundo, las mejores playas, los mejores atardeceres, las olas para el surf, los pasajes baratos a Asia. Así que a las dos nos conviene hacer que está todo bien, soportar a Laurie hablando pestes de Vincenzo, que es un irresponsable, que no le atiende el teléfono, que lo va a despedir. Decimos que sí, que qué barbaridad, que no se puede creer. Ella sigue insistiendo con llamarlo. Su teléfono suena en silencio en mi bolsillo. Inhalo, exhalo. Laurie decide que ese día no se trabaja, se va a su casa y nos deja a cargo de recibir a los proveedores. Después váyanse, ustedes sin Vincenzo no sirven para nada, nos dice.

5.-
Usamos el día libre para acondicionar la camioneta: es una van vintage con todo lo necesario para hacer un road trip, lo que todo el mundo viene a hacer a este país. Dos palabras que parecen salidas del diccionario de la felicidad: road, carretera, libertad, velocidad, listas de Spotify interminables. Trip, sinónimo de drogas, aventuras, viento en la cara. Ni Ale ni yo teníamos ninguna intención de ir al Cairns Music Festival, pero allí iremos. 2500 km de road trip con un muerto congelado. La logística es compleja: la heladera de la van es muy chica. O lo descuartizamos o improvisamos, dice Ale, calculadora. Usamos las bachas que tenemos en el restaurant, las llenamos de hielo y lo subimos a la van. Es madrugada, nadie nos ve. Tenemos la llave del restaurant, tenemos la llave de la van, tenemos hielo, tenemos un plan. Vamos a lo desconocido, salimos de la zona de confort.

6.-
Viajamos por Australia en una van durante diez días. ¿Qué puede salir mal? Sí, tenemos un cadáver, sí, tenemos que llevarlo al Cairns Music Festival y hacerlo pasar por sobredosis, esos detalles me los ahorro, pero hay que ver el cuadro completo. Somos dos veinteañeras que no se resignan a lo que la vida les dice que tienen que hacer. No nos casamos, no tenemos hijos, no tenemos cuentas de banco impagables, no somos esclavas del sistema. Aquí estamos, las dos, la rubia y la morocha, el ying y el yang, el agua y el aceite, libres, empoderadas, únicas. ¿Qué importa que hayamos asesinado a alguien? ¿Cuántos cocineros italianos hay en el mundo? Demasiados. Luchamos por el planeta y todo, así de humanitarias somos. Seguimos adelante.

7.-
Nuestra primera parada es Brisbane. Ale se encariña con un aussie que está haciendo dedo y conocemos en un hostel. Greg. Greg es todo lo que un australiano tiene que ser: alto, rubio, simpático y drogadicto. Ale lo conoce cuando paramos a dormir y a recargar hielo para la mascota. Sí, después de 1500km Vincenzo es nuestra mascota, le decimos así cariñosamente, para que no se sienta tan muerto. La bacha con hielo está escondida debajo de la cama, así que Greg puede pensar que nuestra mascota es imaginaria, si quiere. Total fuma tanto porro que debe tener sus mascotas imaginarias también. Y además resulta que Greg va al mismo festival de música que nosotras, Dios está en esos detalles. Ya a esta altura también creemos en Dios: hace 5 días que somos asesinas y no nos pasó absolutamente nada. Es más, nos va mejor que antes, tenemos una van, tenemos un road trip, tenemos un festival y un nuevo amigo australiano.

8.-
Greg descubrió la mascota, así que tuvimos que matarlo a él también. No fue un trámite fácil, el tipo mide un metro noventa y pesa más de cien kilos. Le dimos con una pala en la cabeza, hasta que no. Parece que ahora matar gente nos resulta un mero trámite administrativo. Ok, no era lo que teníamos planeado, pero, en la vida hay que improvisar. Decidimos comprar otra bacha y poner más hielo. Dos mujeres, dos cadáveres, un destino. Nos quedan 500 km para Cairns. Lo bueno es que con la cantidad de porro que tiene Greg en sangre, pasa rápido por OD. Lo de Vincenzo lo tendremos que evaluar cuando lleguemos. Paso a paso.

9.-

Ale y yo nos peleamos mucho, no creo que podamos ser amigas para siempre después de todo esto. Es que somos muy distintas, en realidad, nos encontró el destino, el viaje, el muerto, el segundo muerto, en fin, el universo conspira y si sucede, conviene. Pero la verdad es que no podemos la una con la otra. Pero como matamos a Vincenzo juntas ahora estamos unidas para siempre. Lo de Greg fue más unilateral, pero siguió siendo un trabajo en grupo. Es decir: estamos unidas por la desgracia. Igual intuyo que no me quiere en realidad, que me aguanta porque no le queda otra. Yo tampoco la quiero, si vamos a ser honestas, está todo el día hablando de lo mucho que extraña Argentina, su familia, el asado con los amigos. A mí todo eso me parece una grasada, la verdad, mi plan es quedarme en Australia y vivir la vida, viajar, conocer. Es un poco lo que estamos haciendo, es cierto, porque viajar estamos viajando, conocer estamos conociendo, vivir la vida la estamos viviendo. Pocas cosas más afuera de la zona de confort que asesinar a dos hombres en un mes, si ese era mi objetivo, si ese es EL objetivo, si es ahí donde “la magia sucede”. Pues, muy bien, mucha magia por aquí. Abracadabra.

10.-
Llegamos al festival. Lleno de gente, poca policía, bien. Muchos grupos de fanáticos de la música electrónica, chicas con sombrero, chicos con poncho, lo normal. Toneladas de MDMA, toneladas de hongos, borrachos tirados por todas partes. Esperamos a la primera noche, en un camping a unas cuadras del estadio principal sacamos las mascotas, el hielo, las bachas. Inyectamos dosis letales de heroína en ambos y respiramos aliviadas. Esta hecho. Ahora sí podemos descansar. Dormimos esa noche al aire libre. Soñamos con canguros. Somos felices. Vivir se siente así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario