Si alguien le hubiera dicho a Martin Luther King en 1960 que menos de
cincuenta años después Estados Unidos tendría un presidente negro,
probablemente le hubiera respondido “por supuesto que sí”, pero sería
una expresión de deseo, de esas a las que los líderes de todos los
tiempos deben abonar para sostener sus luchas y conquistas. En la misma
línea, si se le hubiera avisado a Simone de Beauvoir en 1948 que en el
siglo XXI la primera magistratura de Alemania la llevaría adelante una
mujer, ella, porfiada, hubiera seguido escribiendo “El segundo sexo”.
¿Qué feminismo se construye luego de estos dos grandes hitos en
materia de derechos civiles para una de las dos minorías más combativas
del siglo XX? ¿Qué significa ser feminista en el primer mundo? He aquí
dos claros ejemplos.
“Cómo ser mujer” de Caitlin Moran
repasa las vicisitudes de una mujer británica de clase media baja desde
los trece años hasta los treinta y cinco a partir de una mirada que
ella misma define como de “feminismo estridente”. Esa estridencia,
señala, no tiene que ver con la militancia o la combatividad, sino con
el rock. Periodista cultural hace más de quince años, columnista de The Times
y amiga de músicos famosos, Moran logra en su libro dos cosas
interesantes: primero asociar el feminismo con la cultura rockera, ya
que todo su libro está plagado de anécdotas vinculadas a las estrellas
que le tocó entrevistar, pero también porque asume al rock como una
postura contestaría al sistema.
El otro acierto del libro es utilizar el humor de maravillas, tanto
para reírse de sí misma como para ridiculizar aquellos lugares comunes
que la sociedad le impone a la mujer contemporánea. Con una prosa llana,
limpia de artilugios literarios y el más común de los sentidos
posibles, Moran va tirando abajo uno a uno de los vericuetos del
patriarcado. “No hay mujer que no sea feminista” arranca polémica. “No
le dejemos el feminismo a los académicos”, sigue disparando hasta el
final del libro. Moran consigue así que sus lectores se diviertan y
reflexionen al mismo tiempo. Y aunque ella sabe que escribe con humor y
que su libro es para reírse (y mucho) de sus anécdotas, a la vez quiere
dejar un mensaje claro: es de izquierda, de clase obrera y feminista.
Mención especial merecen los capítulos “Por qué deberías tener hijos”
“Por qué no deberías tener hijos” y “Aborto”, en un tríptico sincericida
en el que habla pestes del parto de sus hijas y da por tierra con los
conocidos argumentos pro-maternidad y anti-abortistas con la misma
ferocidad.
“No soy ese tipo de chica” de Lena Dunham
no parece un libro feminista a primera vista, pero sí puede servir de
muestra sobre cómo piensa una nueva generación de mujeres que lentamente
va apareciendo en los medios. Creadora de la exitosa e indie Girls (HBO), Dunham hizo campaña para captar el voto joven para Obama en 2012 y de su libro pueden desprenderse algunas ideas generales que pueden representar a los llamados Millenials
(aquellos que nacieron entre 1985 y 1994), por lo menos desde el punto
de vista femenino. Aquí hay muy poco de política pero sí mucho
inconformismo, fobias, trastornos obsesivo compulsivos y demás neurosis.
La potencia del discurso está justamente en la falta absoluta de
prejuicio sobre lo que se cuenta: el exhibicionismo de la época en su
máxima expresión es ahora la forma en la que nos podemos rebelar de lo
que se espera de nosotras. Decir cosas incorrectas pero sobre todo, ser
infeliz no importa cuánto hayamos avanzado en nuestros derechos sociales
como mujeres, deviene entonces en algún punto contestatario. “Si sigo
teniendo problemas para ser reconocida como mujer, ¿cuánto ha hecho el
feminismo por mí?”, parece preguntarse Dunham, con respuestas variables
depende el caso.Una biografía personalísima pero que puede extenderse a sus
congéneres como marca de los tiempos y que sirve entonces también para
entender qué “tipo de chica” se puede ser si se tienen menos de 30 en
2015.
En tiempos de Obama, el punto de contacto entre ambos libros se
encuentra, casualmente, en la figura simbólica del afroamericano en la
cultura. En Cómo ser mujer se retoma la polémica mediática por la que se la acusó a Dunham de racista porque no incluyó en su grupo de cuatro amigas de Girls a una chica negra. “Es
mujer, tiene 28 años, escribe, dirige y tiene éxito: déjenla en paz”,
resuelve la británica, siempre un paso adelante, siempre rockeándola.
Cómo ser Mujer
Caitilin Moran
Anagrama
2013
No soy ese tipo de chica
Lena Dunham
Espasa Calpe
2014
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