Para Notas
Hace cinco años VideoFlims comenzó a distribuir películas argentinas
de bajo presupuesto y con temáticas “de género” exclusivamente. Hoy
tienen más de setenta títulos en su catálogo y se consideran gestores
culturales, ya que apuestan no solamente a la distribución de cine poco
difundido sino también construir circuitos de producción a través de la
autogestión. Pablo Marini (director de cine), Hernán Panessi
(periodista), Guillermo Figueroa (director de cine), Nahuel Rodríguez y
Juan Manuel Lavolpe son los integrantes de esta distribuidora que por un
lado vende y reparte DVDs por todo el país pero que a la vez logró
hacerle lugar al cine de género en circuitos más tradicionales como el
Bafici o las revistas especializadas, al punto que ya se puede hablar de
la “movida de género fantástico” en las salas argentinas.
-¿Cómo se reconstruye el actual “boom” del cine de género en nuestro país del cual Uds. son parte?
Hernán Panessi: -Hay una película que como hecho
cultural es bastante germinal que es “Plaga zombie” de 1997, de Farsa
Producciones. En su momento la hicieron con 150 pesos y de manera
completamente casera pero lo que hizo fue despertar la conciencia de que
estaban ahí, porque la película termina encontrando un recorrido, una
validez y un significado por parte del público, de la prensa y de los
festivales que empezó a despertar la idea de que se puede hacer algo con
amigos, y que esté bueno, entretenga y cuente una historia. A partir de
eso es que hay una proliferación de pibes que empieza con ese run run
de querer hacer cosas.
Pablo Marini: -Siempre se hicieron películas, el
problema es que nadie las conocía porque en la época previa a internet
era más difícil enterarse de lo que le pasaba al otro. Los pibes de
Farsa por ejemplo iban a los Fantabaires, que era de los pocos lugares
que había para conocerse. Nosotros empezamos a vernos en el Buenos Aires
Rojo Sangre, que sirvió para aglutinarnos, aunque muchos nos conocimos
en la facultad, en la carrera de Imagen y Sonido de la UBA.
-¿Cuál es la diferencia entre el famoso “cine independiente argentino” y las películas que Uds. distribuyen?
HP: -Ahí hay un debate sobre qué es independiente y
qué no, que se da como fenómeno en el cine a nivel global. Se dice “cine
independiente” y no se sabe independiente con respecto a qué. Nosotros
abogamos por la independencia ligada a la autogestión, donde en general
todas las películas que distribuimos están hechas con el dinero de los
realizadores y amigos de manera colectiva. La autogestión te da
independencia ideológica y estética, podes hacer realmente lo que
querés, y ese otro gesto de ruptura, porque si estos pibes hacen
películas con dos mangos, es un gran “nosotros creamos igual pese a
todo”.
-¿Por qué sólo distribuyen películas de género?
PM: -Es una cuestión generacional, nosotros somos
hijos de los noventas y los ochentas. Mirábamos películas yankees y
entonces uno tiene esa escuela, después cuando empezas a producir lo
hacés en base a lo que te gustó de chico. El cine fantástico es
fundamentalmente entretenimiento, el cine en el que pasan cosas, no son
películas que te están contando algo de forma contemplativa o social,
porque en realidad es cine social además de ser fantástico, pero no de
forma directa. Nosotros venimos a romper con una “vanguardia” que es el
tipo de cine contemplativo, que en los 2000 era lo que se editaba todo
el tiempo, y que duraba una semana en cartel. Películas serias como “La
Ciénaga” por ejemplo, donde tenés a Graciela Borges sufriendo, mirando
una pileta y no haciendo nada. ¿Qué hace por sus problemas? Nada. El
género se enfrenta al conflicto del personaje y trata de resolverlo,
aunque sea de manera fantástica.
HP: -A mí me gusta “La Ciénaga”, igual. Pero
Argentina venía mostrando un tipo de cine que no se ajustaba a nuestro
gusto, eso también es una cuestión generacional. En los 90’s o 2000 el
país producía un solo tipo de cine independiente, un solo discurso
posible. Porque el INCAA financiaba solo un tipo de película, los
festivales solo mostraban un tipo de cine, etc. Y había en eso también
una forma de exportar. Holanda venía y decía “mostrame porno miseria”,
“mostrame al pibe que se quiere comprar la moto”. Entonces la movida de
género empieza a insertar otro discurso y la convivencia de los
discursos, la pluralidad de voces. Somos miembros de una generación
rupturista, instalamos un nuevo discurso, volver a ese cine que nos
formó y que nos gusta, aunque sea de forma caprichosa.
PM: -Mostrar a un tipo que revuelve la basura para
encontrar comida es un tipo de cine, no es casual. Les encantaba el
tercermundismo sudamericano, y eso se avivaron y empezaron a hacer ese
tipo de películas.
-¿Qué rol tiene VideoFlims en la movida del cine de género?
HP: -Nosotros en estos cinco años cumplimos la
función de aunar gente, vos miras la cantidad de nombres de nuestro
catálogo y va creciendo año a año pero también se van entremezclando
entre sí, con lo cual termina de bajar un precepto que antes había que
era que cinco tipos filmaban todo durante diez años y eran siempre los
mismos nombres y vos decías “loco, esto no es una movida popular, esto
es de élite”. Nosotros venimos a romper eso, como distribuidora, pero
todo el movimiento de cine de género lo tiene.
PM: -El cine que nosotros promovemos tiene la
particularidad de tener un ida y vuelta enorme entre productores y
espectadores y entre realizadores entre sí. Lo que ves entre es una
trayectoria, un aprendizaje colectivo, una conciencia de crecimiento,
muchos directores se apoyan en la palabra de los demás para aprender.
Eso nosotros intentamos fomentarlo con cada evento, con cada encuentro.
HP: -VideoFlims es mejor que todos nosotros, los
proyectos son mejores que uno. Las películas de Pablo son mejores que
Pablo. Todos nosotros no servimos de a uno. Entendimos juntándonos que
nosotros solos no podíamos hacer nada, pero que juntos la movida nos
contiene y nos excede a la vez, y eso está buenísimo.
-¿Cómo impacta en la realización de películas el bajo presupuesto?
PM: -La falta de recursos te da una libertad
increíble, tenés que ingeniártelas para encontrar un nuevo sistema para
que las cosas funcionen. Además, al no haber un estrellato hay mucha más
comunicación entre todos, mucha autocritica colectiva, mucho
aprendizaje juntos. Permitir que tu propio espectador te diga “qué bueno
está esto” solo puede lograrse en un circuito autogestivo, donde todos
sumamos un poco.
HP: -El bajo presupuesto no hace la película buena
de por sí, pero el valor esta en hacerla a pesar de todo. Si no puedo
entrar por la puerta grande del cine nacional, entro igual, pateando la
puerta. El hacer es un valor en sí mismo. Lo que también pasa acá es que
los egos se bajan mucho.
-¿Cuáles son las principales dificultades en la autogestión?
PM: -La gente sin energía, la que te desmoraliza,
muchísimo más que los problemas económicos, son lo que te bajan las
ganas de laburar, de hacer cosas.
HP: -VideoFlims es apenas autosustentable, nosotros
no vivimos de esto y tampoco los realizadores. Pero nosotros lo pensamos
como una plataforma para generar otras cosas, conocer más gente, etc.
Los directores cedieron su pequeño porcentaje para que las películas se
distribuyan porque prefieren que VideoFlims siga existiendo y no ganar
plata. Vos comprás una película y nadie gana plata, pero vos tenés la
película y al director se lo conoce, una vez más los proyectos están por
encima de las personas.
-¿Existe un público específico para este cine en el país?
PM: -Sí, hay un público, pero se va armando cada vez
más. No es que solamente le gusta a los jóvenes de nuestra edad. Lo ve
cualquier persona y le parece atractivo, porque es entretenimiento. Es
ponerte delante de una película, pasa una hora y media y te divertiste.
Es jugar a algo.
HP: -No es una movida cerrada, no es impermeable.
Todos los movimientos culturales en general son muy cerrados, muy de
ghetto, donde si vos querés pertenecer no podés, y querés entrar y
buscas la forma y no podes. Esta movida es muy permeable, si vos querés
meterte haciendo cualquier cosa o como público o como realizador, o si
querés tener una luz en una película, todo termina siendo bienvenido.
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