Metal, plástico, piedra. de cada objeto, crea una escultura. artista boquense por nacimiento y por elección, sus obras hoy son parte del paisaje de la avenida almirante Brown, donde tiene su taller.
Un viejo lavarropas, un calefón, una plancha y hasta el paragolpes de un
auto pueden ser utilizados por Omar “Toro” Musis como inspiración para sus
creaciones. Es que este escultor se prohibió a sí mismo comprar absolutamente
ningún insumo para sus piezas, ya que toda su materia prima debe ser producto
del reciclado. Lo que todos los vecinos le van llevando a su taller sobre el
Teatro Verdi (Av. Almirante Brown 736) se convierte rápidamente en inspiración
y luego en arte. “Nada se pierde, todo se transforma” es su lema principal para
el proceso creativo, pero sin destruir la pieza original, ya que eso le da un
sentido lúdico a la propia escultura. Él lo llama “ensamble” y lo define como
“un conjunto de piezas móviles en el que el que observa debe identificar los
objetos originales”. Parte de estas creaciones pueden verse en el Boulevard de
la Av. Almirante Brown y ya forman parte del paisaje de La Boca.
Con más de cincuenta esculturas en su haber, Musis puede hacer grandes
instalaciones o pequeños candelabros y lámparas, pero gran parte de sus obras
son aves. “Me gustan porque son libres, muestran parte de mi libertad, de mis
sueños”, confiesa. En cualquiera de sus formas, sus obras nunca estas
prediseñadas, el proceso empieza con aquello que los demás descartan. “Puedo
trabajar con madera, caucho, piedra o plástico y como tengo ese abanico de
materiales hay gente que me trae muebles, electrodomésticos y hasta piedras de
distintos lugares del mundo”, cuenta. Pero su relación con el reciclado no se
queda en su taller, sino que trasladó a nivel urbano en la Reserva Ecológica.
Allí el escultor trabajó con los desechos con los que se rellenó la zona,
provenientes de la Autopista 25 de Mayo y creó lo que él define como una obra
faraónica. “Son cuatro piezas de tres metros y medio cada una y ochenta kilos
de hierro macizo que arman un cardumen de bagres”, cuenta. Esta colosal
escultura todavía no tiene fecha de instalación pero será exhibida como parte
del programa de financiación de arte en los barrios del Gobierno de la Ciudad.
Vecino de La Boca desde que nació, Omar confiesa que aquí encontró algo
que no existe en otro lugar, por eso siempre vuelve. “Al barrio lo veo con
gente nueva, muchos artistas, pero Caminito me parece una tienda persa porque
no hay sólo artistas sino que te venden de todo”, bromea. En ese sentido, el
escultor prioriza su rol como artista popular y cree que el arte debe ser una
forma de expresión social, ya que entiende que sirve para orientar a los
jóvenes del barrio. “Los chicos tienen una imaginación privilegiada, hay que
buscar la forma que se expresen”, destaca y fantasea “Me gustaría tener un
galpón donde llenarlo de artesanías y que se junten chicos”. Algo de eso sucedió cuando en 2012 el Teatro
Brown (Av. Almirante Brown 1375) lo
convocó para una jornada de arte al aire libre, en la que realizó en vivo una
de las esculturas que actualmente está en el Boulevard. Esto le sumó
visibilidad a su trabajo y atrajo a muchos vecinos a su taller. En ese sentido,
Musis destaca el uso de los espacios públicos para dar a conocer las obras y
cree que esto fomentará que más vecinos se animen a experimentar creativamente.
“Mi sueño es que La Boca sea un lugar cultural y que a partir de esto la gente
venga dispuesta a tener contacto con el artista”, enfatiza.
Padre de tres hijos, hincha fanático de Boca y promotor permanente de su
barrio y las actividades culturales que allí se desarrollan, Musis tiene muchas
historias para contar sobre el ya mítico pintor Benito Quinquela Martín, al que
conoció cuando era chico. “Nos juntábamos en el bar La Perla a escucharlo y él
me decía ´dejate de hacer el artista y andá a parar la olla´”, recuerda. Pero
Omar también rescata a Vicente Walter, otro gigante de la camada de Quinquela,
al que homenajeó hace un par de años cuando arregló con ayuda de su novia el
mural del pintor en la esquina de Pedro de Mendoza y Martín Rodríguez. Un
artista full time, con el corazón en el río.
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