“Los Linyeras de La Boca” no es una murga
cualquiera. De hecho ni siquiera es una murga, sino que se define como una
“Agrupación coral, musical y recreativa” que mantiene el nombre original desde
1951 cuando se fundó en el antiguo Café “Pasalaqua” de Brandsen y Almirante
Brown y que actualmente es reconocida en toda la ciudad como una de las más
originales manifestaciones del antiguo carnaval, donde la música, el canto y el
grotesco se funden en un espectáculo diferente que lleva el patrimonio del barrio
donde vaya.
Hombres y mujeres de
todas las edades junto con chicos y adolescentes forman parte de esta
agrupación que en un comienzo no tenía uniforme de corso tradicional por el
origen humilde de sus participantes pero que hoy sigue manteniendo la costumbre
de hacer disfraces con viejas prendas para emular personajes de todo tipo,
incluida una actuación estelar de la presidenta. Es que Marta Korach, una de
las integrantes, cree que al disfrazarse de Cristina Kirchner la homenajea, y
más de uno incluso cree al verla que es la verdadera mandataria. “Cuando vamos
los corsos llamamos la atención porque somos distintos”, cuenta Marta y explica
otras diferencias con respecto a la tradicional danza carnavalesca: “el baile
que hacemos no tiene saltos, viene de de Génova, de cómo caminaban entre las
piedras”.
El tema de la tradición
genovesa es fundamental para explicar el valor agregado que tienen “Los
Linyeras” en el circuito de Carnaval porteño. En ese sentido, otra de las
integrantes, Teresa Stambazzi, ve en la agrupación una herramienta de difusión de
la rica historia que tiene La Boca. “El carnaval es patrimonio de nuestro
barrio porque los que traen los corsos es los italianos y nosotros somos sus
descendientes”, cuenta. La tradición aparece en el baile y los disfraces pero también
en los instrumentos que utilizan, típicos de las murgas de la década del ‘50 como
los martillos, zambomba, fuzzo, tilín, redoblantes, acordeones y bandoneones. Estas
particularidades hacen que “Los Linyeras” pueda incluir tanto a gente que sabe
tocar un instrumento como aquel que solo quiera divertirse y salir a bailar
disfrazado de algo. Así se sumó el marido de Elizabeth Rodríguez y luego ella,
que al principio pensó que tendría vergüenza pero ahora hace disfraces para toda
su familia. En este caso, el carnaval se lleva en la sangre. “Mi marido quería
salir al corso desde muy chico porque sus tíos lo hacían, así que volvimos
todos a ser niños”, cuenta Elizabeth. Es que la familiaridad entre los
integrantes de este grupo, que son amigos y vecinos además de compañeros de
baile y viajes hacia los corsos de toda la Ciudad, hace que puedan manifestarse
de forma libre sin atarse a las convenciones del género carnavalero. “Los
chicos de las otras murgas nos esperan con mucho respeto y cariño porque
aportamos un plus”, explica Marta.
“Somos unos anarcos” dice
Stambazzi para resumir el espíritu del grupo y esa es parte la mística del
asunto: se convoca a los vecinos a salir, a participar, porque no es necesario
tener ninguna preparación. Este fue el caso de Claudia Álvarez, una de las
voces principales junto a Rosa Dolcini, que se sumó a “Los Linyeras” cuando a
su hijo de cinco años lo convocaron para formar parte de la agrupación luego de
dar un taller de percusión en la colonia de la Escuela N°11. “Un día
necesitaban una cantante y me ofrecí”, cuenta Claudia, para quien “Los Linyeras”
son casi como su familia, ya que todos sus hijos se terminaron sumando. “El más
chico hasta salió en cochecito”, recuerda. Pero la falta de profesionalismo no
tiene que ver con la falta de talento, en ese sentido, Korach comenta que
“cantamos todos aunque haya voces mejores, depende quién se anime y cómo se vea
para cada puesto”. Desde el punto de vista musical, hace un par de años que a “Los
Linyeras” los acompañan “Los Fandango”, un “combo de música tradicional” que se
suma siempre a los músicos del grupo entre quienes se destaca el bandoneón de
Nicolás Solazzi y la presencia estelar de “El Pato”, que formó parte de la
primera reunión de la agrupación en 1951.
“Somos una familia
hermosa” define Álvarez y con eso explica el corazón de este grupo vecinal que,
nacido hace más de 50 años en La Boca, sigue representando el espíritu del
barrio y los orígenes del carnaval por los corsos porteños.
Teresa Stambazzi: 4303-4188 / 15 5378-1878