“No es difícil tener una línea: defendiendo la vida, la igualdad, la
libertad.” Así arrancó el escritor, historiador y periodista Osvaldo Bayer sus reflexiones sobre la política y la historia en una charla con los alumnos de ETER el viernes pasado. Así arrancó el “personaje imprescindible de la historia argentina”,
como lo definió Eduardo Aliverti. Y no paró. Habló de sus orígenes como
periodista, de su infancia, cuando su padre le contaba sobre los
fusilamientos en el sur y que serían años después material de su célebre
“Los vengadores de la Patagonia trágica”. Habló de sus entrañables
amigos Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Haroldo Conti, de su encuentro con el
Che Guevara en Cuba y hasta se dio el lujo de heredarnos su legado.
“Uds. aquí continuarán mi trabajo”, dijo risueño.
En el marco de “La semana del Libro”, el autor de más de una decena de libros de historia compartió con nosotros mucha de sus vivencias y anécdotas, vinculadas con sus años de investigación en la Patagonia y sus múltiples tareas de periodista, escritor y militante incansable de la lucha por los pueblos originarios. Ante un concurrido auditorio Bayer no paró de tirar definiciones sobre política de ayer y de hoy, con un claro eje en el componente libertario, matriz central de su pensamiento. Ante todo anarquista, pero, según sus palabras: “sin entrar en el simplismo de si se es anarquismo o se es maldito”. Ante todo socialista, porque, en su concepción: “hay una sola solución en la humanidad: el socialismo” Ante todo humanista porque, para él el socialismo debe ser honesto. “Jamás una dictadura del proletariado ni una dictadura de nada” explicó. Crítico de la estructura tradicional de los partidos políticos, Bayer puso sobre las cuerdas el modelo tradicional de “democracia burguesa”. “Decimos que es democracia porque ponemos un papelito en una urna, pero no es democracia cuando hay partidos políticos que tienen millones y millones y hay partidos políticos que solo sobreviven de lo que aportan los afiliados; habría que regular eso para que todos dispongan de los mismos medios”, analizó.
La igualdad, la libertad, la vida: esos son los principios básicos para Bayer. Pero también la horizontalidad, la democratización de las palabras y las decisiones. Su lucha, y la que quiere compartir con todos, es la lucha contra el personalismo. “Nadie es imprescindible, el ser humano se empieza a creer imprescindible y empieza a ordenar en lugar de democratizar”, sentenció. Y aprovechó el nutrido auditorio para aleccionar “con la democracia de base se avanzara más despacio pero será más duradera”.
Finalmente, aunque Bayer dejó claro su posicionamiento político sobre una coyuntura del segundo mandato de Cristina Kirchner y la posibilidad de una reelección - “los segundos mandatos siempre han sido malos“, dijo- no se privó de destacar los aciertos del actual gobierno: “yo saludo al kirchnerismo en dos cosas fundamentales: el juzgamiento definitivo por primera vez en la historia de los militares golpistas y también la ley de medios”
Imprescindible, siempre digno se der escuchado y admirado, Osvaldo Bayer compartió así dos horas de intensa charla. Su nombre, ahora, bautiza una de las aulas de nuestra Escuela. Su legado, inmenso, quedará para todos nosotros. Ojalá seamos dignos herederos de tanta grandeza. Gracias Osvaldo!
En el marco de “La semana del Libro”, el autor de más de una decena de libros de historia compartió con nosotros mucha de sus vivencias y anécdotas, vinculadas con sus años de investigación en la Patagonia y sus múltiples tareas de periodista, escritor y militante incansable de la lucha por los pueblos originarios. Ante un concurrido auditorio Bayer no paró de tirar definiciones sobre política de ayer y de hoy, con un claro eje en el componente libertario, matriz central de su pensamiento. Ante todo anarquista, pero, según sus palabras: “sin entrar en el simplismo de si se es anarquismo o se es maldito”. Ante todo socialista, porque, en su concepción: “hay una sola solución en la humanidad: el socialismo” Ante todo humanista porque, para él el socialismo debe ser honesto. “Jamás una dictadura del proletariado ni una dictadura de nada” explicó. Crítico de la estructura tradicional de los partidos políticos, Bayer puso sobre las cuerdas el modelo tradicional de “democracia burguesa”. “Decimos que es democracia porque ponemos un papelito en una urna, pero no es democracia cuando hay partidos políticos que tienen millones y millones y hay partidos políticos que solo sobreviven de lo que aportan los afiliados; habría que regular eso para que todos dispongan de los mismos medios”, analizó.
La igualdad, la libertad, la vida: esos son los principios básicos para Bayer. Pero también la horizontalidad, la democratización de las palabras y las decisiones. Su lucha, y la que quiere compartir con todos, es la lucha contra el personalismo. “Nadie es imprescindible, el ser humano se empieza a creer imprescindible y empieza a ordenar en lugar de democratizar”, sentenció. Y aprovechó el nutrido auditorio para aleccionar “con la democracia de base se avanzara más despacio pero será más duradera”.
Finalmente, aunque Bayer dejó claro su posicionamiento político sobre una coyuntura del segundo mandato de Cristina Kirchner y la posibilidad de una reelección - “los segundos mandatos siempre han sido malos“, dijo- no se privó de destacar los aciertos del actual gobierno: “yo saludo al kirchnerismo en dos cosas fundamentales: el juzgamiento definitivo por primera vez en la historia de los militares golpistas y también la ley de medios”
Imprescindible, siempre digno se der escuchado y admirado, Osvaldo Bayer compartió así dos horas de intensa charla. Su nombre, ahora, bautiza una de las aulas de nuestra Escuela. Su legado, inmenso, quedará para todos nosotros. Ojalá seamos dignos herederos de tanta grandeza. Gracias Osvaldo!
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