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martes, 22 de septiembre de 2015

ChacaPeaks: Siete




Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí...
La respiración entrecortada de Fede no le permitía seguir la frase con la que tantas veces había imaginado que inauguraría su besuqueo con Laura. Ahora estaba ahí, con ella, en su propia cama, y no recordaba cómo seguía la frase. Era de Cortázar, obvio, el más mejor del mundo mundial para levantarse chicas. Nadie de su edad sabía quién era el tipo, entonces todos sus versos, bien puestos donde correspondía, con la entonación necesaria, eran ganadores. Bueno, él de ganar sabía solo con sus clientes, que lo contrataban para que les explicara cómo chamuyarse pibitas por chat, porque tenía la mejor pluma de Chacabuco. Era cierto que era petiso, era cierto que era feo, era cierto que usaba anteojos, pero a chamuyo escrito no le ganaba nadie. Así fue que empezó a chatear con Laura antes si quiera de que ella le dirigiera la mirada. Chat a la medianoche va, chat del Whatsapp viene, todo suma, pensaba, todo suma.
se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios…
Y ahora finalmente, después de años de trabajo, después de horas y horas dedicadas a ese amor imposible, a esa amiga que nunca sería más que eso, ella estaba soltera, ella estaba disponible, ella no le hablaba más del forro de Santiago Ramírez, ese gil que lo había cagado a trompadas cuando se la intentaba levantar en el patio. Ahora ella estaba ahí, con él, en su cama, en su casa y entonces tenía que decirle eso, tenía que seducirla más allá de lo posible, tenía que expresarle ese amor con esas palabras que el viejo Cortázar le había enseñado. Pero no podía, la vista se le nublaba, la memoria lo traicionaba, todo era bruma, todo era amor, todo era deseo. Deseo por las piernas, deseo por los brazos, ella estaba ahí, ahí, toda ella, toda esa belleza para él. ¿Cómo iba a reaccionar?
…apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.
Fede salió de la cama de un salto. Los gritos de su padre llamándolo para tomar la merienda interrumpieron su flash literario y lo asustaron. Lo único que faltaba era que lo pescaran hablando solo, ahí sí que lo diagnosticaban loco para siempre. Bueno, paciencia, se dijo. Algún día Laura estaría ahí realmente. Algún día su cabeza se posaría en esa almohada, ella sonreiría,  él la miraría y comenzaría a recitar Cortázar. Por ahora, sólo quedaba imaginársela.

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