Su oficina da a un amplio jardín lleno
de tilos y abedules. Le sirve para conectarse con la naturaleza, con lo básico
y lo indescriptible de la sabiduría ancestral que dan los arboles, en esa
templanza que produce ver crecer algo lento y fuerte. En su escritorio hay unas
cuatro mil firmas contra los negocios inmobiliarios de Pancho Ipazaguirre, uno
de sus amigos más leales. Lo citó a las tres y lo sigue esperando. A las cuatro
y media llega al despacho, alertado de que no hay buenas nuevas para él.
En
el día de ayer, una buena noticia, de esas que cada vez hay menos, sacudió a
los vecinos de Chacabuco: se trata de la inauguración de un Centro de Primeros Auxilios
que contará con muchísimas de las nuevas tecnologías aplicadas a la prevención
y la salud en todas sus esferas.
-Son demasiados, Panchito, juntaron
demasiadas firmas, vas a tener que frenar un poco.
-No me hinches las pelotas. Es todo
legal.
Con
la presencia de las más altas autoridades del municipio y delegaciones del
Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires especialmente invitadas
para el evento, se dio comienzo a la ceremonia de apertura de este importante Centro,
que contará con la asistencia de muchos vecinos que podrán no solo cubrir sus
necesidades de chequeos de rutina sino también vacunar a los chicos y ancianos
contra la gripe de manera gratuita.
-¿Y desde cuándo a vos te importa lo
que quieren unos negros de mierda?
-Desde que son los votos que necesito,
muñeco, o cómo te crees que se gana una intendencia.
-Pensé que había que comer mierda de
arriba nada más ¿Abajo también tenés que entregar el culo?
-Dejalo tranquilo a mi culo que está
bien así, algo tenés que hacer.
-Está bien, está bien, si querés le
perdono la vida al infeliz de Artusi, pero es lo único que pienso ceder.
Tras
el evento, Francisco Ipazaguirre fue distinguido por el Concejo Deliberante por
haber aportado la totalidad de los fondos para la realización de las obras, la
compra de insumos y el equipamiento.
-Necesito un gesto, Pancho, algo que
salga en el diario, todo el mundo sabe que somos amigos.
-Bueno, construyamos algo, te tiro un
par de cheques y listo.
-¿Un hospital?
-Con un salita estamos, a ver si el
gobernador se nos pone celoso que no lo necesitamos.
Aunque
se mostró agradecido por la mención a su nombre y la placa que se colocó en una
de las salas del Centro, el gerente de la inmobiliaria más importante de la
zona se retiró rápido del predio, aduciendo que debía atender otros asuntos
urgentes.
-Bueno, volvamos a lo importante: ¿Te
compraste la Toyota al final?
-No, me la querían cobrar en pesos y no es negocio.
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