Fede ve venir la mano, la siente como un calor que le rebota en la
nuca y vuelve a la nariz y de pronto todo se apaga. Cae hacia atrás y se
golpea la cabeza con el gomero del patio del colegio.
Está
inconsciente tirado en pleno patio y a su alrededor todos los amigos que
nunca tuvo o tendrá, todas las chicas con las que nunca estuvo o estará
lo miran como si fuera un alien. Toda
la vergüenza que siente Fede está diseminada en los cien metros
cuadrados del patio del colegio al que debe ir para ser uno más y no
lograr nunca nada más que lo que logran todos, no sobresalir, no
destacarse, no leer de más, no escribir, no nada. Tenes que ser como
nosotros, dice esa piña, puto, dice, tarado, nerd, dice la piña que
acaba de darle Santiago Ramírez, la estrella de Chacabuco, el que se va a
triunfar a Capital porque es delantero de River y además de ser el hijo
del Sargento juega bien al fútbol, el muy sorete.
Pero
de pronto todo se apaga y cuando se despierta en el hospital aparecen
flashes, cosas, dibujos, luces, no entiende cómo está ahí pero está ahí.
Tuvo la primera agarrada a piñas de su vida. Aunque sería injusto decir
que él agarró algo, más bien lo agarraron.
Abre los ojos y ve de
forma difusa la figura de Laura, esa por la que está ahí, esa por la que
valen la pena todas las piñas del mundo. Laura, que no es más Laurita
porque debutó con Ramírez la noche de la fiesta de egresados, él lo
sabe, cómo no saberlo, todo el puto pueblo sabe que el forro ese se la
sacó.
Laura, qué haces acá, no te das cuenta que me cagaron a
trompadas por vos. No te das cuenta que de no ser por vos tendría la
nariz derecha. No te das cuenta, Laurita, mi vida, mi amor, que todos
los poemas son para vos, que todo lo que escribo es para vos, no te das
cuenta, hermosa, que nunca jamás voy a volver a amar a nadie así. Qué me
importa tener dieciséis, si el único amor es el primer amor, Laura, lo
dice Cortázar así que es una verdad indiscutible, Laura, hermosa.
¿Cuántas piñas más tendré que recibir para que me mires?
-Maravilla Martínez, ¿me escuchás?- me dice Laura.
-No- le contesto
Y
se rie, la muy sádica, porque sabe que Ramírez se va a ir a la mierda y
el que queda acá, sufriendo en el pozo con ella es este nerd, este
pelotudo, este idiota que va a esperarla toda la eternidad hasta que lo
deje de ver como amigo.
-Siempre el mismo tarado, vos- me dice mientras me acaricia la cara con más amor del que sabe que existe.
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