Buscar este blog

martes, 14 de abril de 2015

ChacaPeaks: Acetona



-Son cuatro manos que le tenés que dar – arranca didáctica Jéssica.
-Esta Marta es una yegua, chicas, no puedo creer que tenga un pibe ahora, si tiene como ochenta años, me quiero matar –la interrumpe Julieta.
-Eso te pasa por engancharte con casados, santita, ahora te jodés –acota Romina.
-Pero salí de acá, trola, si vos también anduviste de pata de lana – retruca Julieta.
-What? ¿Qué mierda es eso de pata de lana?
-Es una forma de decirle a la amante, porque no tienen que hacer ruido cuando llega la oficial.
-Ah bueh, ¿más rebuscado no se podía?
-Y bueno, la poesía es así.

 Jéssica, Romina y Julieta se conocieron cuando hacían patinaje artístico en el mismo club. Se hicieron amigas porque patinaban las tres igual de mal. Pero la velocidad que les faltaba en la pista la usaron para el romance, o mejor dicho, para primeriar a los novios de otras. De tanta trampa que le metieron a la cuestión, ya estaban pasadas de cocción para cuando las sacaron del horno. 

-Son cuatro manos: la primera de protector, así cuando te sacas la pintura no te queda todo el dedo pintarrajeado.
-Para mí igual que la Marta  lo tiene junadísimo al Ricardo y ya sabe que estuvo con vos.
-Y sí, las mujeres siempre sabemos, pero nos conviene hacernos las boludas.
-El fijador es fundamental: es donde realmente haces la diferencia al precio del esmalte barato.
-Claro, hacerse el boludo debería ser deporte oficial de Chacabuco.

Las tres, hermosas, habían perdido su fe en el amor con hombres que las habían usado y descartado. Pertenecían a esa especie de entidades que existen para ser admiradas más que para ser queridas. Solo Romina conserva un novio a quien las otras dos apodaban “tu coso”. Julieta está enamorada de Ricardo, casado con Marta. Jéssica, después de varios fracasos y hasta un mes de compromiso con el difunto Juancito Artusi, había decidido que no se entusiasmaría con nadie más y se dedicaría exclusivamente a su peluquería. 

-Después las dos manos de color y al final el fijador, para que se te seque rápido y te quede brilloso, aunque el esmalte sea de mala calidad.
-Igual Ricardo es un hijo de puta, me dijo que estaba enamorado.
-Porque si no se nota que es malo el esmalte, pero con el fijador no,  te queda un espectáculo. 
-Vos también, Juli, ¿le vas a creer a un pirata?, cualquiera.
-Pero le brillaban los ojos cuando dijo que me amaba, lo juro.
-Le debe haber puesto fijador a los ojos,  porque ese amor es más berreta que este esmalte.
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario