-Son cuatro manos que
le tenés que dar – arranca didáctica Jéssica.
-Esta Marta es una
yegua, chicas, no puedo creer que tenga un pibe ahora, si tiene como ochenta
años, me quiero matar –la interrumpe Julieta.
-Eso te pasa por
engancharte con casados, santita, ahora te jodés –acota Romina.
-Pero salí de acá,
trola, si vos también anduviste de pata de lana – retruca Julieta.
-What? ¿Qué mierda es
eso de pata de lana?
-Es una forma de
decirle a la amante, porque no tienen que hacer ruido cuando llega la oficial.
-Ah bueh, ¿más
rebuscado no se podía?
-Y bueno, la poesía es
así.
Jéssica, Romina y Julieta se conocieron cuando hacían patinaje
artístico en el mismo club. Se hicieron amigas porque patinaban las tres igual
de mal. Pero la velocidad que les faltaba en la pista la usaron para el
romance, o mejor dicho, para primeriar a los novios de otras. De tanta trampa
que le metieron a la cuestión, ya estaban pasadas de cocción para cuando las
sacaron del horno.
-Son cuatro manos: la
primera de protector, así cuando te sacas la pintura no te queda todo el dedo
pintarrajeado.
-Para mí igual que la Marta lo tiene junadísimo al Ricardo y ya sabe que
estuvo con vos.
-Y sí, las mujeres
siempre sabemos, pero nos conviene hacernos las boludas.
-El fijador es
fundamental: es donde realmente haces la diferencia al precio del esmalte barato.
-Claro, hacerse el
boludo debería ser deporte oficial de Chacabuco.
Las tres, hermosas, habían perdido su fe en el amor con hombres
que las habían usado y descartado. Pertenecían a esa especie de entidades que existen
para ser admiradas más que para ser queridas. Solo Romina conserva un novio a
quien las otras dos apodaban “tu coso”. Julieta está enamorada de Ricardo, casado
con Marta. Jéssica, después de varios fracasos y hasta un mes de compromiso con
el difunto Juancito Artusi, había decidido que no se entusiasmaría con nadie más
y se dedicaría exclusivamente a su peluquería.
-Después las dos manos
de color y al final el fijador, para que se te seque rápido y te quede
brilloso, aunque el esmalte sea de mala calidad.
-Igual Ricardo es un
hijo de puta, me dijo que estaba enamorado.
-Porque si no se nota
que es malo el esmalte, pero con el fijador no,
te queda un espectáculo.
-Vos también, Juli, ¿le
vas a creer a un pirata?, cualquiera.
-Pero le brillaban los
ojos cuando dijo que me amaba, lo juro.
-Le debe haber puesto fijador
a los ojos, porque ese amor es más
berreta que este esmalte.
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