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martes, 7 de octubre de 2014

Cuando ya no se puede mentir


No hay lazo más poderoso entre dos personas que compartir algo que aman. Sea un hijo, una idea política, un hobby o una profesión. Algo externo a ellos que los une por encima, como atándolos para siempre más allá de que estén juntos o no, se les impone. En Breve ejercicio para sobrevivir dos actores buscan comunicarse desde la incomunicación, unirse desde la incapacidad de estar juntos y fundamentalmente, intentan sin éxito amarse a través de eso que aman, que es la actuación.

Desde esa original usina creativa de Boedo que es Timbre 4, Lautaro Perotti, el hijo díscolo de La omisión de la Familia Coleman (Claudio Tolcachir) sorprende al escribir un dramón sintético pero no por eso menos poderoso. Una habitación llena de botellas vacías y pastillas, una mujer al borde del colapso, un hombre que no puede hablar. Como si quisieran forzar los límites de lo posible, ambos actores hablan de actuar pero no pueden. No pueden mentir más, no pueden mentirse más ni a sí mismos ni a los espectadores.

Curiosamente, la palabra escrita logra lo que no se logra en la oralidad. Para los que pensamos que escribir a veces es lo único que calma, ese mensaje también es poderoso. Escribir como búsqueda de sinceridad parece una contradicción, porque se supone que en el lenguaje no verbal es donde se esconden las verdaderas intenciones del hablante. En este caso, por diferentes motivos, la oralidad se complica hasta el punto que es necesario que los personajes se comuniquen escribiéndose, aunque estén cara a cara.

“Te amo, te necesito y tengo miedo” puede ser el resumen perfecto de este punch teatral que en apenas 50 minutos deja al espectador incómodo pero también con un montón de preguntas abiertas. ¿Se quieren dos que se lastiman? ¿Se puede amar aquello que no se puede hacer? ¿Se puede ayudar a aquel que no quiere ser ayudado?

Marina Bellati, conocida por sus cómicas actuaciones televisivas en Los exitosos Pells (Telefe 2008) y Solamente vos (El Trece, 2013), muestra también la crudeza del oficio del actor, siempre expuesto a la mirada del otro para constituirse. Santi Marín, por su lado, aporta el componente físico a través de un tartamudismo admirablemente logrado. Juntos potencian un texto duro y una puesta interesante en ese punto obligado del circuito under teatral de la ciudad que es Timbre 4. Juntos, también, muestran la parte más oscura de las relaciones interpersonales: solo se puede amar a aquel que quiere ser amado.


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Lautaro Perotti
Actúan: Marina Bellati, Santi Marín
Fotografía: Santiago Albanell
Prensa: Marisol Cambre
Producción: TEATROTIMBRe4
Dirección: Lautaro Perotti
Timbre 4 – Boedo 640
Entrada: $ 100,00 y $ 80,00
Sábados  20:00 hs
Domingo 20:15 hs
Duración: 50 minutos




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